Tsai Ing-wen, la taiwanesa que se opone a China y se acerca a Estados Unidos
La presidenta de Taiwán emprendió un viaje hacia las Américas, donde, además de algunos países Latinoamericanos, tiene previsto visitar algunas ciudades estadounidenses. Aunque no se habla de una visita oficial, Beijing reaccionó en contra de los esfuerzos de la mandataria por profundizar los lazos con Washington, algo que responde a su perfil inclinado hacia la independencia de Taipéi.
Tsai Ing-wen, la primera mujer en ser presidenta de Taiwán, desde que asumió por primera vez el cargo en 2016, se autodefinió como la “responsable de salvaguardar la soberanía y el territorio de la República de China”, como también se le conoce a la isla. Esta abogada de 66 años se ha posesionado como una férrea defensora de la soberanía de Taiwán, en contra de la premisa de Beijing de “una sola China”. En medio de un contexto de altas tensiones, marcadas, por ejemplo, por la visita que hizo el año pasado Nancy Pelosi a Taipéi y por el hecho de que China ganó un nuevo aliado en las Américas (Honduras), la mandataria emprendió un viaje a Centroamérica y pasará por algunas ciudades estadounidenses, como Los Ángeles, donde se especula que se podría reunir con Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes.
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Tsai Ing-wen, la primera mujer en ser presidenta de Taiwán, desde que asumió por primera vez el cargo en 2016, se autodefinió como la “responsable de salvaguardar la soberanía y el territorio de la República de China”, como también se le conoce a la isla. Esta abogada de 66 años se ha posesionado como una férrea defensora de la soberanía de Taiwán, en contra de la premisa de Beijing de “una sola China”. En medio de un contexto de altas tensiones, marcadas, por ejemplo, por la visita que hizo el año pasado Nancy Pelosi a Taipéi y por el hecho de que China ganó un nuevo aliado en las Américas (Honduras), la mandataria emprendió un viaje a Centroamérica y pasará por algunas ciudades estadounidenses, como Los Ángeles, donde se especula que se podría reunir con Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes.
Su figura se vincula con los ánimos independentistas de la isla, y hay quienes dicen que, al ser de etnia mixta, pues su padre es hakka y su madre taiwanesa, eso le permitió acercarse más a sus seguidores. Las encuestas lo muestran: para 2020, año en el que fue reelecta para la Presidencia, el proyecto “Estudio de elecciones y democratización de Taiwán”, llevado a cabo por la Universidad Nacional Chengchi, llegó a la conclusión de que los taiwaneses generalmente quieren mantener la relación de statu quo con China, al tiempo que desean relaciones más estrechas con Estados Unidos. Sin embargo, hay diferencias: los seguidores del partido Kuomintang (KMT) desean relaciones más estrechas con ambos países, favoreciendo a Beijing sobre Washington. Por su parte, los partidarios del Partido Progresista Democrático (DPP), al que pertenece la mandataria, quieren relaciones más estrechas con Estados Unidos y una mayor distancia de China.
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Un sondeo publicado en los primeros días de 2019, llevado a cabo por la Asociación de Políticas a través del Estrecho, muestra que el 84,1 %, de los 1.084 taiwaneses encuestados, rechazó aceptar el “Consenso de 1992″, algo que China exige respetar para tener buenas relaciones con la isla, mientras que el 32,6 % afirmó su existencia. En ese entonces, Chen Ming-tong, que era el presidente taiwanés del Consejo de Asuntos de China, advirtió: “No existe tal consenso entre Taiwán y China, ya sea de forma escrita o verbal”. Según él, Taiwán no puede consentir que China utilice esa fórmula para “menospreciar” a la isla y unificarla bajo la fórmula de “un país, dos sistemas”, y las cifras muestran que un gran número de ciudadanos lo respaldaron en eso, se lee en EFE.
La misma Tsai ha criticado el nombre “República de China”, pues alega que, en últimas, eso le está dando la razón a Beijing en su intento de unificación. En medio de ese debate interno, Cindy Sui, en el artículo “Elecciones en Taiwán: cómo Tsai se mantuvo un paso por delante”, publicado en la BBC, escribió que las protestas que se desataron en Hong Kong contra China fueron un impulso para la mandataria taiwanesa en el exterior, pues las utilizó para enfatizar en el fracaso de la premisa “un país, dos sistemas”, que se ha tratado de insertar en las pugnas entre Taipéi y Beijing. Los seguidores de Tsai la apoyan en no ceder ante las presiones chinas de aceptar el “Consenso de 1992″, pues al hacerlo vincularía a la isla con China continental, mientras que sus críticos dicen que está poniendo bajo una presión innecesaria las relaciones con Beijing, así como está amenazando la estabilidad y la prosperidad de Taiwán.
Recientemente, la mandataria salió de la isla rumbo a Centroamérica, teniendo algunas ciudades estadounidenses como escala. “La presión externa no obstaculizará nuestra determinación de avanzar hacia el mundo”, dijo antes de tomar un vuelo hacia Nueva York, donde se prevé que hable en un evento a puerta cerrada del Instituto Hudson, un grupo de expertos que es crítico con el Partido Comunista Chino. “Somos tranquilos y seguros de nosotros mismos, y no cederemos ni provocaremos”, agregó en su intervención. Dado que los viajes de los líderes de Taiwán a Estados Unidos han sido asuntos tensos desde que Washington reconoció a la República Popular China, los funcionarios estadounidenses y taiwaneses describieron las paradas como tránsitos y no como visitas oficiales.
“Ella quiere demostrar que el Partido Progresista Democrático ha logrado una relación Taiwán-Estados Unidos muy sólida y, por lo tanto, ha contribuido a la seguridad de Taiwán”, dijo a The New York Times Bonnie S. Glaser, directora del Programa de Asia del German Marshall Fund. “También quiere mostrar que, aunque Taiwán puede estar perdiendo algunos de sus aliados diplomáticos, los socios que tiene apoyan firmemente a Taiwán y su seguridad”. En paralelo, Beijing se pronunció al respecto: “Nos oponemos firmemente a esto y definitivamente tomaremos medidas para contraatacar resueltamente”, comentó Zhu Fenglian, portavoz china. Ella, como parte de la Oficina de Asuntos de Taiwán de Beijing, dejó en claro que el gigante asiático ve las paradas estadounidenses de Tsai como algo más que solo tránsitos.
En medio de las tensiones, hay temores por las reacciones que puede tener China. Se especula, por ejemplo, que Beijing podría llevar a cabo unos ejercicios militares a gran escala alrededor de la isla, como lo hizo China después de la visita de Pelosi a Taipéi. En ese entonces, el gigante asiático disparó misiles a las aguas frente a la costa de Taiwán, cuatro de los cuales pasaron por encima de la isla, y realizó ejercicios cerca de sus costas. Y esto no ocurre en el vacío: Joe Biden firmó un proyecto de ley de gastos militares, con el que autorizó hasta US$10.000 millones en ayuda para Taiwán durante los próximos cinco años. Además, en septiembre del año pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos dio el visto bueno para la venta de armamento por un valor de US$1.100 millones a Taiwán. Los equipos militares que Washington incluyó en esa iniciativa son un sistema de radar para la detección temprana de posibles lanzamientos de misiles, 60 cohetes antibuque Harpoon y misiles aire-aire Sidewinder.
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