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Turquía, ¿el mediador “perfecto” entre Rusia y Ucrania?

Aprovechando los lazos con Rusia y Ucrania, el presidente turco busca mostrarles a sus aliados de la OTAN que su país sigue siendo un buen socio. Aunque esto no quita que, en medio de los diálogos, tenga que actuar con cautela, pues en distintos escenarios Rusia y Turquía han sido rivales históricos. (Sin decir que su economía también está de por medio).

María Paula Ardila
30 de marzo de 2022 - 02:00 a. m.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abre las conversaciones entre Ucrania y Rusia en Estambul.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abre las conversaciones entre Ucrania y Rusia en Estambul.
Foto: Agencia AFP
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Desde el Palacio de Topkapi, la sede administrativa de los poderosos sultanes del Imperio otomano durante el siglo XV, ubicado muy cerca de la mezquita de Santa Sofía, la vista del Bósforo es inigualable: de frente, el lado asiático de Estambul, y de lado, la entrada al Cuerno de Oro. Lo que tal vez pasó inadvertido para muchos turistas en febrero es que esas aguas presagiaban lo que pronto se convertiría en una pesadilla para Occidente: buques de guerra y submarinos rusos navegaban por el Bósforo rumbo al mar Negro. ¿El objetivo? Atacar Ucrania, incluso desde el mar.

Desde la invasión rusa a Ucrania el panorama también se le complicó al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan: “Para Turquía, un miembro de la OTAN que ha realizado un delicado acto de equilibrio entre Kiev y Moscú, la guerra le obligó a tomar algunas decisiones difíciles”, comentó Jeffrey Mankoff, investigador de la Universidad Nacional de Defensa de EE. UU., a Foreign Policy. Y podríamos empezar por la decisión de Mevlut Cavusoglu, ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, de justamente cerrar los estrechos del Bósforo y Los Dardanelos a los buques de guerra rusos, una medida que implicó imponer cláusulas de guerra de la Convención de Montreux de 1936, que regula el tráfico marítimo en los estrechos turcos. “Una decisión simbólica importante en apoyo a Ucrania”, comentó un experto al Council on Foreign Relations (CFR).

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Pero para algunos analistas esta sería la oportunidad perfecta para Erdogan (sobre todo cuando se asoman las elecciones presidenciales de 2023): “El caso de Turquía es interesante, porque tiene una buena relación con ambos bandos del conflicto. Esto le permite jugar en un espacio de mediación que, de alguna manera, corresponde al interés de Erdogan de posicionar a Turquía como un país importante y autónomo a escala internacional”, le comentó a este diario Angélica Alba, profesora del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.

Algo similar comentó Jeffrey Mankoff: “El apoyo turco a Ucrania no se trata solo de frenar la expansión del poder ruso, sino también de mostrarles a Washington y a sus otros aliados de la OTAN que Turquía sigue siendo un socio confiable, con un papel que desempeñar en la defensa colectiva”, sostuvo el experto.

En esa misma línea, este martes se dio una nueva ronda de negociaciones entre Ucrania y Rusia en Estambul; ambas delegaciones, antes del encuentro, se reunieron con el presidente Erdogan. Y, al parecer, los diálogos dieron los primeros avances: Rusia anunció que reducirá, de manera “radical”, su actividad militar cerca de Kiev y Chernígov, e incluso sostuvo que el presidente ruso, Vladimir Putin, podría reunirse con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski (aunque el anuncio fue recibido con escepticismo por parte de EE. UU.).

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Pero este papel de mediador no quita que Erdogan deba actuar con cautela, pues Rusia y Turquía han sido rivales en diferentes espacios geográficos, y basta con devolvernos unos años para refrescar la memoria.

“En el Cáucaso vimos a Turquía apoyando a Azerbaiyán y a Rusia respaldando a Armenia. Sin mencionar el caso de la guerra en Siria: es clarísimo que el apoyo de Rusia fue importante para Bashar al-Asad, porque los ataques rusos, de alguna manera, lo ayudaron a permanecer en el poder. Mientras que Turquía siempre fue un opositor y ha tenido una relación muy difícil con el régimen sirio”, agregó Alba. Un escenario que también recordó la columnista Asli Aydintasbas al Washington Post:Turquía y Rusia son rivales históricos y han estado luchando en lados opuestos de los conflictos en Libia y Siria. De hecho, el romanticismo ruso de Erdogan murió después de que aviones rusos y sirios mataran a 34 soldados turcos en Idlib (Siria) hace dos años”, sostuvo la experta.

Pero no por eso Turquía está dispuesta a cortar lazos con Putin. “Las relaciones de ambos países son claves, más aún para Turquía, porque todavía hay dependencia energética, sobre todo en términos del suministro de gas de Moscú a Ankara. A esto se suma que hay una situación doméstica frágil para los turcos, especialmente tras una crisis económica y de liderazgo, en parte, tras la pandemia. Por lo que cualquier movimiento que tenga que ver con imponer sanciones a Rusia por parte de Erdogan, por ejemplo, tendrá enormes implicaciones para la política interna de Turquía”, comentó por su parte la investigadora Yevgeniya Gaber a Atlantic Council.

Aquí unos datos claves de este asunto: Turquía es un importador neto de petróleo y gas. El país importa aproximadamente 50 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de gas natural al año, según datos de la Administración de Comercio Internacional de EE. UU. En 2020, Rusia tenía una participación del 33,59 % en las importaciones de gas natural, Irán tenía el 11,06 % y Azerbaiyán el 24 %, y el gas natural restante provino de las importaciones de GNL.

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Tampoco hay que olvidar la compra por parte de Erdogan del sistema de defensa aérea S-400 de fabricación rusa. De hecho, según lo explica Jeffrey Mankoff, algunas voces en los círculos políticos y militares turcos quisieran ir más allá, “considerando que la búsqueda de Rusia de un orden de seguridad no occidental en Eurasia es preferible a la continua dependencia de la OTAN”, sostuvo el experto. A lo que Alba agregó que Erdogan decidió diversificar la política exterior de su país, tras la indecisión de la UE de admitir a Turquía dentro del bloque: “Y no solo Rusia entra en este escenario de diversificación, Ankara también buscó un papel de liderazgo en Oriente Medio desde el punto de vista político”, sostuvo la analista.

Pero en este panorama no hay que dejar de lado la relación con Ucrania. En términos generales, Turquía ha apoyado la integridad territorial de este país. De hecho, Erdogan denunció la anexión de Crimea, y como lo explican expertos del Council on Foreign Relations, el mandatario turco ha abogado por los tártaros de Crimea, un grupo étnico túrquico que ha sufrido bajo el dominio ruso.

Una explicación similar la dio Angélica Alba: “El fin de la Guerra Fría cambió muchas de las dinámicas que existían hasta ese momento, incluida la relación de Turquía con las exrepúblicas soviéticas. Es interesante, porque una gran parte de estos territorios son de mayoría túrquica, hablan lenguas túrquicas y comparten varios rasgos históricos y culturales en diferentes grados. Y Turquía ha intentado generar algún tipo de cercanía sobre esa base de la identidad y, aunque no pueda competir con esa tradición que tiene Rusia sobre estos territorios, sí ha intentado abrirse un espacio”, comentó la experta.

Sin mencionar que Ankara suministró a Ucrania drones armados, “la joya de la corona de la industria de defensa de Turquía”, como lo mencionó la columnista Asli Aydintasbas. Un dato: los drones turcos Bayraktar TB2 son letales y se han utilizado en Libia, Siria y Nagorno-Karabaj. Ahora fueron empleados por las tropas ucranianas para frenar el avance ruso.

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También hay que hablar de la cooperación en asuntos económicos entre ambos países: Turquía y Ucrania firmaron un acuerdo de libre comercio en vísperas de la invasión rusa, tras un crecimiento del comercio bilateral de casi un 50 % durante los primeros nueve meses de 2021. El acuerdo, según los mandatarios de ambos países, permitirá que el volumen comercial anual aumente por encima de los US$10.000 millones. “Al final, digamos que Turquía termina tomando la postura europea, pero tampoco le interesa enemistarse con Rusia”, comentó Alba.

¿Qué le depara a Turquía en estas negociaciones?

El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, sugirió que el anunció de Moscú de un retroceso, podría ser un intento de desviar la atención. “Está lo que dice Rusia y lo que hace Rusia, y estamos enfocados en lo último”, comentó el funcionario. “Si de alguna manera creen que un esfuerzo por subyugar solo la parte este de Ucrania o la parte sur de Ucrania puede tener éxito, entonces, una vez más, se están engañando profundamente a sí mismos”, agregó.

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Y es que el Kremlin anunció la semana pasada que concentrará su ofensiva en la “liberación” del Donbás, en el este del país. A su vez, The New York Times informó que mercenarios rusos con experiencia de combate en Siria y Libia se estaban preparando para combatir en el este de Ucrania. De hecho, horas antes de los diálogos, las tropas rusas atacaron un depósito de petróleo en el oeste de Ucrania el lunes por la noche, según datos del Washington Post. Y atacaron un edificio de la administración local en Mykolaiv, donde al menos nueve personas murieron, según Zelenski.

Esto es clave, pues, como lo menciona Jeffrey Mankoff, cuanto más crezca el conflicto, menos margen de maniobra tendrá Erdogan. En otras palabras, a medida que la guerra afecte los lazos con ambos países (y aumente los precios de la energía), “la economía turca, que ya está experimentando una inflación superior al 50 %, sentirá las repercusiones”, dijeron analistas del CFR.

Por ahora los negociadores de Ucrania establecieron que, si el país adopta esta posición de neutralidad, su seguridad deberá estar garantizada por un grupo de países, incluidos EE. UU., Turquía, China y Polonia, en una medida similar al principio de la OTAN, que establece que “un ataque contra uno es un ataque contra todos”.

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