Un grupo de mujeres se reúne para desafiar a los talibanes en Afganistán
La idea de la resistencia civil comenzó con tan solo 15 mujeres, tras el regreso del movimiento fundamentalista al poder en agosto de 2021, pero hoy suman decenas en sus filas. Ahora, las mujeres afganas luchan contra las normas impuestas por los talibanes, como la rigurosa segregación entre sexos en la mayoría de lugares de trabajo o el cierre de centros de educación secundaria para las adolescentes.
En Afganistán, un grupo de mujeres desafía a los talibanes. Al principio solo eran unas quince las que participaban en este naciente movimiento de resistencia civil, pero con su primera acción en septiembre, la red se amplió a decenas de mujeres.
Ellas son perfectamente conscientes del peligro: varias compañeras ya han desaparecido. Pero están decididas a seguir el combate contra los talibanes.
Entre 1996 y 2001, los talibanes prohibieron a las mujeres trabajar, estudiar, hacer deporte o salir solas a la calle. Ahora aseguran haber cambiado, pero impusieron una rigurosa segregación entre sexos en la mayoría de lugares de trabajo, cerraron la mayoría de centros de educación secundaria a las adolescentes y modificaron los programas universitarios para que reflejen su interpretación estricta de la ley islámica.
A mediados de enero, los talibanes usaron por primera vez gas lacrimógeno contra militantes que pintaron burkas blancos con manchas de color rojo sangre para protestar contra el uso de este velo integral con solo una rejilla a la altura de los ojos. Pero este grupo de mujeres aprendió a adaptarse para seguir resistiendo, generando acciones para cuidarse en caso de que sean violentadas durante las manifestaciones.
En Afganistán, un grupo de mujeres desafía a los talibanes. Al principio solo eran unas quince las que participaban en este naciente movimiento de resistencia civil, pero con su primera acción en septiembre, la red se amplió a decenas de mujeres.
Ellas son perfectamente conscientes del peligro: varias compañeras ya han desaparecido. Pero están decididas a seguir el combate contra los talibanes.
Entre 1996 y 2001, los talibanes prohibieron a las mujeres trabajar, estudiar, hacer deporte o salir solas a la calle. Ahora aseguran haber cambiado, pero impusieron una rigurosa segregación entre sexos en la mayoría de lugares de trabajo, cerraron la mayoría de centros de educación secundaria a las adolescentes y modificaron los programas universitarios para que reflejen su interpretación estricta de la ley islámica.
A mediados de enero, los talibanes usaron por primera vez gas lacrimógeno contra militantes que pintaron burkas blancos con manchas de color rojo sangre para protestar contra el uso de este velo integral con solo una rejilla a la altura de los ojos. Pero este grupo de mujeres aprendió a adaptarse para seguir resistiendo, generando acciones para cuidarse en caso de que sean violentadas durante las manifestaciones.