Una década para lamentar: 100 millones de desplazados en el mundo entre 2010 y 2019
La Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) publicó este jueves su informe anual sobre desplazamiento forzado en el mundo. Las cifras son desalentadoras, pues la década que acaba de culminar presentó una inestabilidad mucho mayor a la anterior (2000-2009). Buscar soluciones para el desplazamiento prolongado es el desafío para el nuevo decenio. Si no se enfrenta el problema, las estadísticas podrían empeorar para 2030.
Durante los últimos diez años, por lo menos 100 millones de personas han sido víctimas del desplazamiento forzado en el mundo, de acuerdo con el último informe de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), publicado este 18 de junio en el marco de la conmemoración del Día Mundial de los Refugiados. Según el reporte, el número de desplazados creció de una manera abismal en menos de una década, pasando de 41 millones en 2010 a casi 71 millones en 2018. En 2019 se registraron 79.5 millones de personas desplazadas fuera de sus países, un nuevo récord anual para la humanidad. El desplazamiento interno también continúa mostrando cifras aterradoras.
De nuevo, las principales causas de este problema son, en su gran mayoría, las guerras y la violencia, como se puede observar en el caso de Siria, Afganistán o la República Centroafricana. Pero también se han manifestado otras condiciones como la persecución a una minoría, en el caso de Myanmar y Bangladesh; una severa crisis económica, como en el caso de Venezuela; o el cambio climático, como es el caso de la región del Sahel en el continente africano. Y aunque millones de personas han podido regresar a sus lugares de residencia, son muchos más los que no pudieron hacerlo.
“Estamos presenciando una realidad cambiada en el hecho de que el desplazamiento forzado hoy en día no solo está mucho más extendido, sino que simplemente ya no es un fenómeno a corto plazo y temporal. No se puede esperar que las personas vivan en un estado de agitación durante años, sin la posibilidad de volver a casa, ni la esperanza de construir un futuro donde estén. Necesitamos una actitud fundamentalmente nueva y más receptiva hacia todos los que huyen, junto con un impulso mucho más decidido para desbloquear conflictos que duran años y que son la raíz de un sufrimiento tan inmenso”, dijo el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.
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Los otros factores del desplazamiento
Según advierte Acnur en su informe, la interacción entre cambio climático, conflictos, hambre, pobreza y persecución crea emergencias cada vez más complejas. Una de ellas es la inseguridad alimentaria, la cual sobresale en la lista de factores que han influido en la migración venezolana.
“En 2019, 135 millones de personas en 55 países y territorios experimentaron una inseguridad alimentaria aguda del 15%. Además, 75 millones de niños tuvieron retraso en el crecimiento y 17 millones sufrieron emaciación. Estos hallazgos representaron el nivel más alto de inseguridad alimentaria aguda y desnutrición documentados desde el primer informe del grupo en 2017. El 80% de las poblaciones desplazadas del mundo residen en 55 países o territorios”, dice el informe.
Desde luego, el caso que más preocupa a Colombia es el de su vecina Venezuela. Para finales de 2019, 4.5 millones de venezolanos habían abandonado su país y tomaron rumbo hacia otras naciones del continente. Colombia se convirtió no solo en el principal receptor, sino en el país que más políticas ha adelantado para el manejo de este problema que afecta a toda la región. A través de herramientas como el Permiso Especial de Permanencia (PEP) se les ha permitido a miles de venezolanos el acceso a servicios básicos. En el Corredor Andino, otras naciones han implementado nuevos requisitos de visa para los venezolanos, dejándolos en una situación de mayor desprotección e irregularidad.
El drama de los apátridas
Según el informe de Acnur, 4.2 millones de personas han sido reportadas como apátridas, es decir, personas quienes no son consideradas como nacionales por ninguna nación bajo su ley. Los problemas que genera esta condición son graves, pues se limita el acceso a servicios básicos como salud y educación y se corre un alto riesgo de ser rechazado en puestos de trabajo.
Los casos más preocupantes son los de Myanmar y Costa de Marfíl, territorios que reportan más de 500.000 apátridas cada uno. En el país africano, el grupo de apátridas está compuesto por personas que fueron abandonadas por sus padres y no son reconocidas por el Estado, mientras que, en Asia, la persecución a la minoría étnica de los rohingya ha sido la causante de este problema.
Acnur recomienda que el primer paso para enfrentar esta situación es reconocer el problema, y eso se logra a través de una mayor disponibilidad de datos confiables. La información permitirá que las organizaciones internacionales y las naciones elaboren planes de acción para intervenir en el problema.
“En 2019, se estableció un Grupo de Expertos en Estadística de Apatridia compuesto por expertos de las oficinas nacionales de estadística y varias agencias de la ONU, incluidos el Acnur, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y las Comisiones Regionales de la ONU, para trabajar en el desarrollo e implementación de estándares y definiciones comunes sobre estadísticas de apatridia. El grupo tiene como objetivo presentar recomendaciones internacionales sobre estadísticas de apatridia a la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas para 2022”, destaca el informe.
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Solicitudes de asilo
Según Acnur, las solicitudes de asilo están en aumento. Entre 2010 y 2019, se registraron más de 16.2 millones de solicitudes individuales de asilo en todo el mundo, de las cuales el 88% y el 12 de segunda instancia. En este periodo, aproximadamente cinco millones de personas recibieron una condición de refugiado por parte de 183 países o territorios. El informe muestra que Europa continúa siendo la líder en la aplicación de solicitudes de refugio con 9.2 millones de aplicaciones. Le siguen América con 3.4 millones y luego África con dos y Asia y el Pacífico con uno.
Dado el gran número de personas que huyen de la violencia y la persecución que buscan protección internacional, el proceso de determinar si una persona recibe un estado de protección es crucial. Bajo el Pacto Mundial sobre Refugiados (GCR) y el Grupo de Apoyo a la Capacidad de Asilo (ACSG) se establecerá un mecanismo para brindar apoyo a las autoridades nacionales interesadas para fortalecer sus sistemas de asilo con miras a aumentar su eficiencia, equidad, adaptabilidad e integridad. Este mecanismo es crucial para las naciones, pues les permitirá adaptar sus sistemas a los cambios que se van presentando, como las condiciones del cambio climático o la crisis originada por la pandemia de coronavirus.
¿Qué depara el futuro?
Acnur advierte que, a pesar de los numerosos estudios que se hacen sobre los problemas migratorios, es imposible predecir el comportamiento del mundo en la siguiente década. El periodo de 2010 a 2019 fue mucho más inestable que el anterior. Los desplazados tuvieron menos opciones para reconstruir sus vidas, pues a medida que continuaban las guerras, menos refugiados podían regresar a sus hogares. Además, los países de acogida otorgaron un número limitado para reasentamientos, por lo que no todos los desplazados pudieron reubicarse en un nuevo lugar.
“Con más personas desplazadas y menos capaces de regresar, un número de personas cada vez mayor podría encontrarse en situaciones de desplazamiento prolongado y duradero. El mundo ha cambiado claramente de una década de soluciones a una década de desplazamiento nuevo y prolongado”, dice el informe.
Por ello, la agencia de la ONU resalta la importancia de encontrar soluciones duraderas que permitan a las personas desplazadas reconstruir sus vidas y vivir con seguridad y dignidad.
“La planificación de soluciones desde el inicio del desplazamiento es uno de los objetivos principales del Pacto Mundial sobre Refugiados (GCR)... Tradicionalmente, las soluciones duraderas incluyen repatriación voluntaria, reasentamiento a un tercer país e integración local. Sin embargo, un número creciente de personas de interés para el Acnur permanece en situaciones de protección precarias con pocas esperanzas de una solución duradera”, destaca el informe.
Acnur propone fortalecer las soluciones de dos maneras: la primera es ampliar el acceso al reasentamiento y otras vías complementarias en terceros países; la segunda es fomentar condiciones que permitan a los refugiados regresar voluntariamente a sus países de origen.
Durante los últimos diez años, por lo menos 100 millones de personas han sido víctimas del desplazamiento forzado en el mundo, de acuerdo con el último informe de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), publicado este 18 de junio en el marco de la conmemoración del Día Mundial de los Refugiados. Según el reporte, el número de desplazados creció de una manera abismal en menos de una década, pasando de 41 millones en 2010 a casi 71 millones en 2018. En 2019 se registraron 79.5 millones de personas desplazadas fuera de sus países, un nuevo récord anual para la humanidad. El desplazamiento interno también continúa mostrando cifras aterradoras.
De nuevo, las principales causas de este problema son, en su gran mayoría, las guerras y la violencia, como se puede observar en el caso de Siria, Afganistán o la República Centroafricana. Pero también se han manifestado otras condiciones como la persecución a una minoría, en el caso de Myanmar y Bangladesh; una severa crisis económica, como en el caso de Venezuela; o el cambio climático, como es el caso de la región del Sahel en el continente africano. Y aunque millones de personas han podido regresar a sus lugares de residencia, son muchos más los que no pudieron hacerlo.
“Estamos presenciando una realidad cambiada en el hecho de que el desplazamiento forzado hoy en día no solo está mucho más extendido, sino que simplemente ya no es un fenómeno a corto plazo y temporal. No se puede esperar que las personas vivan en un estado de agitación durante años, sin la posibilidad de volver a casa, ni la esperanza de construir un futuro donde estén. Necesitamos una actitud fundamentalmente nueva y más receptiva hacia todos los que huyen, junto con un impulso mucho más decidido para desbloquear conflictos que duran años y que son la raíz de un sufrimiento tan inmenso”, dijo el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.
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Los otros factores del desplazamiento
Según advierte Acnur en su informe, la interacción entre cambio climático, conflictos, hambre, pobreza y persecución crea emergencias cada vez más complejas. Una de ellas es la inseguridad alimentaria, la cual sobresale en la lista de factores que han influido en la migración venezolana.
“En 2019, 135 millones de personas en 55 países y territorios experimentaron una inseguridad alimentaria aguda del 15%. Además, 75 millones de niños tuvieron retraso en el crecimiento y 17 millones sufrieron emaciación. Estos hallazgos representaron el nivel más alto de inseguridad alimentaria aguda y desnutrición documentados desde el primer informe del grupo en 2017. El 80% de las poblaciones desplazadas del mundo residen en 55 países o territorios”, dice el informe.
Desde luego, el caso que más preocupa a Colombia es el de su vecina Venezuela. Para finales de 2019, 4.5 millones de venezolanos habían abandonado su país y tomaron rumbo hacia otras naciones del continente. Colombia se convirtió no solo en el principal receptor, sino en el país que más políticas ha adelantado para el manejo de este problema que afecta a toda la región. A través de herramientas como el Permiso Especial de Permanencia (PEP) se les ha permitido a miles de venezolanos el acceso a servicios básicos. En el Corredor Andino, otras naciones han implementado nuevos requisitos de visa para los venezolanos, dejándolos en una situación de mayor desprotección e irregularidad.
El drama de los apátridas
Según el informe de Acnur, 4.2 millones de personas han sido reportadas como apátridas, es decir, personas quienes no son consideradas como nacionales por ninguna nación bajo su ley. Los problemas que genera esta condición son graves, pues se limita el acceso a servicios básicos como salud y educación y se corre un alto riesgo de ser rechazado en puestos de trabajo.
Los casos más preocupantes son los de Myanmar y Costa de Marfíl, territorios que reportan más de 500.000 apátridas cada uno. En el país africano, el grupo de apátridas está compuesto por personas que fueron abandonadas por sus padres y no son reconocidas por el Estado, mientras que, en Asia, la persecución a la minoría étnica de los rohingya ha sido la causante de este problema.
Acnur recomienda que el primer paso para enfrentar esta situación es reconocer el problema, y eso se logra a través de una mayor disponibilidad de datos confiables. La información permitirá que las organizaciones internacionales y las naciones elaboren planes de acción para intervenir en el problema.
“En 2019, se estableció un Grupo de Expertos en Estadística de Apatridia compuesto por expertos de las oficinas nacionales de estadística y varias agencias de la ONU, incluidos el Acnur, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y las Comisiones Regionales de la ONU, para trabajar en el desarrollo e implementación de estándares y definiciones comunes sobre estadísticas de apatridia. El grupo tiene como objetivo presentar recomendaciones internacionales sobre estadísticas de apatridia a la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas para 2022”, destaca el informe.
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Solicitudes de asilo
Según Acnur, las solicitudes de asilo están en aumento. Entre 2010 y 2019, se registraron más de 16.2 millones de solicitudes individuales de asilo en todo el mundo, de las cuales el 88% y el 12 de segunda instancia. En este periodo, aproximadamente cinco millones de personas recibieron una condición de refugiado por parte de 183 países o territorios. El informe muestra que Europa continúa siendo la líder en la aplicación de solicitudes de refugio con 9.2 millones de aplicaciones. Le siguen América con 3.4 millones y luego África con dos y Asia y el Pacífico con uno.
Dado el gran número de personas que huyen de la violencia y la persecución que buscan protección internacional, el proceso de determinar si una persona recibe un estado de protección es crucial. Bajo el Pacto Mundial sobre Refugiados (GCR) y el Grupo de Apoyo a la Capacidad de Asilo (ACSG) se establecerá un mecanismo para brindar apoyo a las autoridades nacionales interesadas para fortalecer sus sistemas de asilo con miras a aumentar su eficiencia, equidad, adaptabilidad e integridad. Este mecanismo es crucial para las naciones, pues les permitirá adaptar sus sistemas a los cambios que se van presentando, como las condiciones del cambio climático o la crisis originada por la pandemia de coronavirus.
¿Qué depara el futuro?
Acnur advierte que, a pesar de los numerosos estudios que se hacen sobre los problemas migratorios, es imposible predecir el comportamiento del mundo en la siguiente década. El periodo de 2010 a 2019 fue mucho más inestable que el anterior. Los desplazados tuvieron menos opciones para reconstruir sus vidas, pues a medida que continuaban las guerras, menos refugiados podían regresar a sus hogares. Además, los países de acogida otorgaron un número limitado para reasentamientos, por lo que no todos los desplazados pudieron reubicarse en un nuevo lugar.
“Con más personas desplazadas y menos capaces de regresar, un número de personas cada vez mayor podría encontrarse en situaciones de desplazamiento prolongado y duradero. El mundo ha cambiado claramente de una década de soluciones a una década de desplazamiento nuevo y prolongado”, dice el informe.
Por ello, la agencia de la ONU resalta la importancia de encontrar soluciones duraderas que permitan a las personas desplazadas reconstruir sus vidas y vivir con seguridad y dignidad.
“La planificación de soluciones desde el inicio del desplazamiento es uno de los objetivos principales del Pacto Mundial sobre Refugiados (GCR)... Tradicionalmente, las soluciones duraderas incluyen repatriación voluntaria, reasentamiento a un tercer país e integración local. Sin embargo, un número creciente de personas de interés para el Acnur permanece en situaciones de protección precarias con pocas esperanzas de una solución duradera”, destaca el informe.
Acnur propone fortalecer las soluciones de dos maneras: la primera es ampliar el acceso al reasentamiento y otras vías complementarias en terceros países; la segunda es fomentar condiciones que permitan a los refugiados regresar voluntariamente a sus países de origen.