Vigilancia extrema a “cada gramo” de uranio de los submarinos de Australia
El país oceánico adquirirá varios de estos dispositivos como parte del acuerdo AUKUS con Estados Unidos y Reino Unido.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) deberá “hacerse responsable de cada gramo” de uranio enriquecido que reciba Australia de Estados Unidos y del Reino Unido para la fabricación de submarinos de propulsión nuclear como parte de su pacto de seguridad, conocido como AUKUS.
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Durante una visita a Washington, el director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo que su obligación es vigilar las “grandes cantidades de material nuclear enriquecido a niveles muy altos” entregadas a Australia, un país que hasta ahora ha estado exento de este tipo de inspecciones por no ser una potencia nuclear.
El argentino precisó que para hacerlo será necesario desarrollar tecnología que permita monitorizar con precisión el material nuclear enviado al país oceánico, pero aclaró que existe un “compromiso” por parte de los tres miembros del AUKUS.
En este sentido, Grossi detalló que los equipos del OIEA están revisando ya algunos diseños de los sumergibles y estableciendo los mecanismos de seguridad apropiados, pero matizó que las conversaciones son “muy técnicas y complejas”.
Los tres países aliados anunciaron el lunes un plan por el que Australia adquirirá hasta cinco submarinos de propulsión nuclear de Estados Unidos, y, posteriormente, el Reino Unido y Australia comenzarán a fabricar un nuevo modelo de sumergibles atómicos.
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Para fabricarlos, Australia deberá recibir uranio enriquecido de Estados Unidos y del Reino Unido, pero se ha comprometido a no desarrollar un arma nuclear.
La adquisición convertirá a Australia en la séptima nación del mundo con submarinos de propulsión nuclear, al igual que Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y la India.
Los submarinos de propulsión nuclear alcanzan velocidades mucho mayores y pueden estar más tiempo sin salir a flote que los sumergibles convencionales, que usan diésel.
El responsable de la agencia atómica de la ONU explicó que lo más complicado llegará cuando se ponga en marcha la segunda fase del acuerdo, que prevé la construcción de este tipo de submarinos en territorio australiano, lo que requerirá la presencia de inspectores del OIEA.
“En última instancia, el organismo debe garantizar que de este proyecto no se deriven riesgos de proliferación”, aseveró Grossi.
Este mismo martes, el OIEA emitió un comunicado explicando que Australia ha solicitado iniciar negociaciones para adaptar su acuerdo de salvaguardias (controles), de modo que le permita usar material fisible en la propulsión de submarinos.
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El desarrollo de estos sumergibles del AUKUS supone la primera vez que se utiliza un vacío legal en el Tratado sobre la No Proliferación Nuclear de 1968, dado que permite la transferencia de material fisible y tecnología nuclear de un Estado que posee armas nucleares a uno que no las posee sin que sea vigilado por el OIEA.
Aunque no lo han mencionado explícitamente, el plan de EE. UU., el Reino Unido y Australia busca contrarrestar la influencia de China en el Indopacífico. Pekín, por su parte, ha afirmado que el plan “solo alimentará una carrera armamentística”.
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El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) deberá “hacerse responsable de cada gramo” de uranio enriquecido que reciba Australia de Estados Unidos y del Reino Unido para la fabricación de submarinos de propulsión nuclear como parte de su pacto de seguridad, conocido como AUKUS.
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Durante una visita a Washington, el director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo que su obligación es vigilar las “grandes cantidades de material nuclear enriquecido a niveles muy altos” entregadas a Australia, un país que hasta ahora ha estado exento de este tipo de inspecciones por no ser una potencia nuclear.
El argentino precisó que para hacerlo será necesario desarrollar tecnología que permita monitorizar con precisión el material nuclear enviado al país oceánico, pero aclaró que existe un “compromiso” por parte de los tres miembros del AUKUS.
En este sentido, Grossi detalló que los equipos del OIEA están revisando ya algunos diseños de los sumergibles y estableciendo los mecanismos de seguridad apropiados, pero matizó que las conversaciones son “muy técnicas y complejas”.
Los tres países aliados anunciaron el lunes un plan por el que Australia adquirirá hasta cinco submarinos de propulsión nuclear de Estados Unidos, y, posteriormente, el Reino Unido y Australia comenzarán a fabricar un nuevo modelo de sumergibles atómicos.
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Para fabricarlos, Australia deberá recibir uranio enriquecido de Estados Unidos y del Reino Unido, pero se ha comprometido a no desarrollar un arma nuclear.
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Los submarinos de propulsión nuclear alcanzan velocidades mucho mayores y pueden estar más tiempo sin salir a flote que los sumergibles convencionales, que usan diésel.
El responsable de la agencia atómica de la ONU explicó que lo más complicado llegará cuando se ponga en marcha la segunda fase del acuerdo, que prevé la construcción de este tipo de submarinos en territorio australiano, lo que requerirá la presencia de inspectores del OIEA.
“En última instancia, el organismo debe garantizar que de este proyecto no se deriven riesgos de proliferación”, aseveró Grossi.
Este mismo martes, el OIEA emitió un comunicado explicando que Australia ha solicitado iniciar negociaciones para adaptar su acuerdo de salvaguardias (controles), de modo que le permita usar material fisible en la propulsión de submarinos.
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Aunque no lo han mencionado explícitamente, el plan de EE. UU., el Reino Unido y Australia busca contrarrestar la influencia de China en el Indopacífico. Pekín, por su parte, ha afirmado que el plan “solo alimentará una carrera armamentística”.
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