Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Las personas no fueron heridas ni asesinadas: fueron carbonizadas”, lamenta Mohamad Hamad, al día siguiente del sangriento bombardeo israelí que golpeó un campo de desplazados en Rafah, en el sur del territorio palestino.
En medio de los escombros, niños recogen bolsas de patatas fritas que se salvaron de las llamas mientras que un grupo de hombres limpia lo que queda de las carpas.
“La hija de mi primo, una niña de 13 años como máximo, fue una de las ‘mártires’. Tenía los rasgos irreconocibles porque la metralla le arrancó la cara”, continúa Hamad, de 24 años.
El ejército israelí informó que uno de sus aviones “golpeó una instalación de Hamás” en Rafah el domingo y que mató a dos altos cargos del movimiento islamista, considerado como organización “terrorista” por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.
El bombardeo desencadenó un incendio que arrasó el campo de desplazados de la zona de Tal Al Sultan, que albergaba a habitantes de Gaza que habían huido de los más de siete meses de guerra entre el ejército israelí y los movimientos armados del estrecho territorio palestino.
La mañana del lunes, apenas quedaban trozos de lámina ennegrecida y tablones de madera carbonizados en el campamento.
“Como un terremoto”
“Cuando escuchamos el ruido [de la explosión], el cielo se iluminó de repente”, contó a AFP Mouhanad, un desplazado palestino que vio la tragedia.
“Vimos cuerpos carbonizados y miembros desmembrados tras el uso de (...) misiles que provocaron un incendio masivo”, declaró a AFP Mohamad al Mughayyir, jefe de la agencia de protección civil de Gaza.
La escasez de combustible y la falta de agua dificultaron las operaciones para apagar el incendio, señaló.
“Entre los muertos había personas desmembradas, niños, mujeres y ancianos”, afirmó.
Un grupo de palestinos que se habían refugiado en esta parte de la ciudad tras recibir órdenes del ejército israelí de evacuar otros sectores manifestaron su incomprensión a AFP.
“Nos lanzaron octavillas para decirnos que fuéramos a la zona humanitaria de Tal al Sultan, así que obedecimos y vinimos aquí”, cuenta a AFP Abu Mohamed, un hombre que llegó a Rafah desde el norte de la Franja de Gaza apenas unas semanas después del inicio de la guerra.
El conflicto se desató el 7 de octubre tras el mortífero ataque de comandos islamistas de Hamás en territorio israelí.
“Y, sin embargo, ayer, mientras cenaba, al atardecer, sentí de repente como un terremoto”, continúa Mohamed.
Clínica repleta de muertos
En la clínica de Tal al Sultan, el piso está recubierto por cuerpos envueltos en sábanas blancas. Los muertos se cargan después en camionetas para ser enterrados.
En medio de esta macabra procesión, un hombre llora a su hermana, Yasmine Miqdad, muerta en el ataque.
“Estaba embarazada de siete meses, su recámara fue bombardeada”, dice Ahmed Miqdad a AFP.
Tanto el ejército como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, informaron el lunes que el bombardeo estaba siendo investigado.
Fue un “accidente trágico”, dijo el dirigente israelí. En su ataque en el sur de Israel el 7 de octubre, los milicianos islamistas mataron a más de 1.170 personas, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
También capturaron a 252 personas. Israel afirma que 121 permanecen secuestradas en Gaza, de las cuales 37 habrían muerto.
En respuesta, Israel prometió “aniquilar” a Hamás y lanzó una ofensiva contra Gaza, que ya dejó más de 36.000 muertos, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud gazatí.
📧 📬 🌍 Semana a semana tendremos un resumen de las noticias que nos harán sentir que No es el fin del mundo. Si desea inscribirse y recibir todos los lunes nuestro newsletter, puede hacerlo en el siguiente enlace.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
Si le interesan los temas internacionales, quiere opinar sobre nuestro contenido o recibir más información, escríbanos al correo mmedina@elespectador.com o aosorio@elespectador.com