Un hombre protesta junto a una fotografía del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, en los suburbios sur de Beirut, blanco de los bombardeos de Israel.
Foto: EFE - WAEL HAMZEH
Najat Saliba no durmió en toda la noche. Se quedó viendo las noticias, preocupada por los más de 200 ataques que se sintieron en todo el Líbano cuando terminaba el martes y empezaba el miércoles. El escaso sueño que tuvo lo acabó a eso de las seis de la mañana, cuando se alistó para salir a su oficina, que ahora también es una cocina que alimenta a soldados libaneses. Un día suyo es de nunca acabar: si no está hablando con la prensa, está revisando los medios de comunicación; si no está preparando los alimentos y pendiente del centro de salud...