Papa Francisco fue operado con éxito del colon
El Vaticano informó que el Papa Francisco “está en buen estado”, pero deberá permanecer internado al menos siete días en el hospital Policlínico Gemelli de Roma.
Por siete días continuará hospitalizado el Papa Francisco en el Policlínico Gemelli de Roma, tras una operación a la que fue sometido el pasado domingo 4 de julio, para tratar una estenosis diverticular en el colón.
Así lo ha señalado el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, quien indicó que Francisco está “en buenas condiciones generales, despierto y respira de forma autónoma” sin necesidad de ninguna maquinaria.
Según informó Bruni, el Papa “ha reaccionado bien a la operación en la que le han suministrado anestesia general”. El médico encargado de la operación quirúrgica en fue el doctor jefe del departamento de cirugía digestiva del hospital Policlínico Gemelli, Sergio Alfieri.
La intervención se hizo para extirpar una porción del colon, debido a que los divertículos (pequeñas hernias en el colon) pueden agravar la estenosis, el estrechamiento del intestino.
El papa Francisco, de 84 años, tiene una relativa buena salud, a pesar de que le extirparon parte de un pulmón durante su juventud. Hasta ahora, solo había sido operado de cataratas en diciembre de 2019, aunque ha sufrido principalmente por una ciática crónica, que él llama irónicamente “huésped problemático” y que le causa dolores en las caderas y, en ocasiones, lo ha obligado a renunciar a ceremonias oficiales.
A los 21 años, Francisco casi muere por una pleuresía, según su biógrafo Austen Ivereigh, y por ello le tuvieron que extirpar unos quistes del pulmón en 1957. “Entiendo cómo se sienten las personas con coronavirus, que tienen que luchar para respirar a través de respiradores artificiales”, ha dicho, en alusión a su enfermedad juvenil, Francisco.
En una entrevista con el periodista y médico argentino Nelson Castro, también habló de esa operación, de la que aseguró se había “recuperado por completo” y “nunca lo ha limitado”. En enero Francisco fue vacunado contra el covid-19 así como su predecesor, el anciano Benedicto XVI.
Cuando era arzobispo de Buenos Aires, solía ir a un acupunturista chino por los dolores de espalda, según escribió su biógrafo en mayo pasado en el diario The Tablet Catholic. También sufrió “cálculos biliares” y en 2004 tuvo un problema cardíaco “temporal” debido a un ligero estrechamiento de una arteria, según su biógrafo, mientras que sus problemas hepáticos fueron resueltos con un cambio de dieta.
El papa cojea, algo que se acentúa cuando está cansado, debido a un problema causado por el pie plano más que por su ciática, explicó Francisco a Nelson Castro para el libro “La salud de los papas”, pero ahora la enfrenta escuchando música de Bach o bebiendo mate argentino.
Por siete días continuará hospitalizado el Papa Francisco en el Policlínico Gemelli de Roma, tras una operación a la que fue sometido el pasado domingo 4 de julio, para tratar una estenosis diverticular en el colón.
Así lo ha señalado el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, quien indicó que Francisco está “en buenas condiciones generales, despierto y respira de forma autónoma” sin necesidad de ninguna maquinaria.
Según informó Bruni, el Papa “ha reaccionado bien a la operación en la que le han suministrado anestesia general”. El médico encargado de la operación quirúrgica en fue el doctor jefe del departamento de cirugía digestiva del hospital Policlínico Gemelli, Sergio Alfieri.
La intervención se hizo para extirpar una porción del colon, debido a que los divertículos (pequeñas hernias en el colon) pueden agravar la estenosis, el estrechamiento del intestino.
El papa Francisco, de 84 años, tiene una relativa buena salud, a pesar de que le extirparon parte de un pulmón durante su juventud. Hasta ahora, solo había sido operado de cataratas en diciembre de 2019, aunque ha sufrido principalmente por una ciática crónica, que él llama irónicamente “huésped problemático” y que le causa dolores en las caderas y, en ocasiones, lo ha obligado a renunciar a ceremonias oficiales.
A los 21 años, Francisco casi muere por una pleuresía, según su biógrafo Austen Ivereigh, y por ello le tuvieron que extirpar unos quistes del pulmón en 1957. “Entiendo cómo se sienten las personas con coronavirus, que tienen que luchar para respirar a través de respiradores artificiales”, ha dicho, en alusión a su enfermedad juvenil, Francisco.
En una entrevista con el periodista y médico argentino Nelson Castro, también habló de esa operación, de la que aseguró se había “recuperado por completo” y “nunca lo ha limitado”. En enero Francisco fue vacunado contra el covid-19 así como su predecesor, el anciano Benedicto XVI.
Cuando era arzobispo de Buenos Aires, solía ir a un acupunturista chino por los dolores de espalda, según escribió su biógrafo en mayo pasado en el diario The Tablet Catholic. También sufrió “cálculos biliares” y en 2004 tuvo un problema cardíaco “temporal” debido a un ligero estrechamiento de una arteria, según su biógrafo, mientras que sus problemas hepáticos fueron resueltos con un cambio de dieta.
El papa cojea, algo que se acentúa cuando está cansado, debido a un problema causado por el pie plano más que por su ciática, explicó Francisco a Nelson Castro para el libro “La salud de los papas”, pero ahora la enfrenta escuchando música de Bach o bebiendo mate argentino.