Pepe Mujica, Paro Nacional y su opinión sobre venezolanos en Colombia
En entrevista con El Espectador el expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, recordó, entre otras cosas, los profundos vínculos de hermandad que han unido a los venezolanos y colombianos durante años.
Diego Aretz
El exmandatario de Uruguay, Pepe Mujica, habló en entrevista con este diario sobre su visión de las manifestaciones en Colombia, los choques entre la población civil y los manifestantes, sobre la situación en Venezuela y su visión de lo que debería hacer el gobierno colombiano y la sociedad. Entre otras cosas, apeló a los cerca de cinco millones de colombianos que alguna vez estuvieron en Venezuela para hacer referencia a ese vínculo de hermandad que une a los dos países.
El papel juegan los políticos y los jóvenes hoy en el cambio a nivel global
Las revoluciones siempre son esfuerzos de los pueblos, pero necesitan expresarse políticamente. Ahí está el asunto. Es que multitudes que se han movido desesperadamente ha habido muchas en la historia, pero dar los pasos como para construir una nueva realidad necesita una construcción, y ahí es donde está la mayor dificultad. Creo que sobra fuerza para un estallido, falta la paciencia del trabajo firme en el largo plazo para poner todos los minutos de nuestra vida al servicio de una causa y organizarla con otro. Ahí es donde está la cuestión. No es sacarse la rabia en un momento, es cuestión de transformar la rabia en una pasión que termina construyendo un ser colectivo que nos permite cambiar las relaciones de poder. No es sencillo, por supuesto, ni fácil. La primera lección que tendrían que aprender es saber juntarse y para juntarse hay que tolerarse y tolerarse significa tener una gran apertura.
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Uno de los problemas de las fuerzas progresistas es que se hacen muchas capillas, demasiados caciques, y lo que necesitamos son muchos indios, multiplicar la cantidad de indios organizados.
Ojalá que Colombia pueda transformar esta realidad en una causa colectiva, importante, que le pueda asegurar en mediano plazo cambios, que es lo que necesitan: lo importante es que se pueda lograr la enseñanza pública para todos, lo importante es que haya servicios de salud, que se encaminen a atender a toda la gente, sin ver cuánto tienes, lo importante es construir políticas de bienes públicos que ayuden a mitigar las grandes diferencias, porque de lo contrario hay un mundo para los poderosos con todo y hay un desafío para los pobres y un eterno vacío entre vacilar, entre volver a caer en la pobreza de los sectores medios, que son también víctimas en estas circunstancias, están un paso más adelante y a punto de volver atrás, y esas contradicciones son las que mueven en el fondo el compás de la sociedad en el largo plazo.
Quisiera que, desde luego no voy a convencer a ningún muchacho de los que están calientes en la calle, porque yo fui muchacho y lo viví, pero que esa rabia la transformara en un compromiso. No compromiso para un día o dos o veinte. Compromiso para el resto de la existencia. Vivir con una causa es darle un contenido a la vida. De lo contrario, en nuestra vida nos volvemos pagadores de cuentas, pagadores de crédito, absorbidos por la sociedad consumista… Porque vas a envejecer, si te dejan, y el problema es que no envejezcas traicionando lo que llevas dentro.
Colombia ha recibido cerca de 1′700.000 hermanos venezolanos migrantes...
Sí, yo sé todo eso, y sé que la historia también llevó a que hubiera 4 o 5 millones de colombianos viviendo en Venezuela hace muchos años. Venezuela y Colombia son más que pueblos hermanos, tienen un padecimiento histórico.
La dura situación en Venezuela
Creo que el diablo metió la cola en Venezuela. Ese país tiene la desgracia de ser muy rico, con mucho petróleo, y no le perdonan ningún gesto de independencia, y creo que hay una diferencia muy grande desde la época de Chávez y lo que vino después, por supuesto. La estatura de visión de Chávez y todo lo demás me parece que resultó irreparable, pero para el mundo exterior tiene mucho que ver con lo que pasó en Venezuela. No la han dejado vivir y la fueron acorralando y cuando más la acorralan peor, más necia se pone la situación por los dos lados, no le perdonan a Venezuela los recursos que tiene y se ha caído en una desgracia colectiva. No merece el pueblo venezolano lo que está sufriendo.
Vea también: Pepe Mujica anuncia su retiro de la política
Las críticas de Colombia a Venezuela
Ahora está siendo peor. Es fácil criticar al de al lado, sí, es así, y además empiezan los fantasmas del terrorismo, esto y lo otro. Yo me doy cuenta, porque fui joven, de que en las manifestaciones populares es muy fácil que haya gente joven que haga algún desaguisado. Esas cosas pueden pasar, son inevitables, porque cuando se mueven multitudes no existe la prolijidad, pero cuando se saca el poder policial y militar a la calle, a reprimir, se prende una mecha incendiaria, que es muy difícil que tenga retorno. Creo que la mejor respuesta es no sacar la fuerza la calle y pedirle a la gente que se controle a sí misma. Creo que las organizaciones populares tienen poder para eso. Pero ahora la cosa está desmadrada, porque hay muertos, hay desaparecidos y esto es una espiral que no sé cómo se puede apagar.
Cuando uno piensa en el impacto que su vida y su trabajo y su voz ha tenido en el mundo y en nuestra región, es inevitable pensar en el otro lado, el político tradicional, el dinero, el poder y la corrupción… ¿Qué hacer en Colombia, que es uno de los países más corruptos? Eso no sirve para nada, si nos comen los gusanos. Somos un puñadito de silencio en la inmensidad del silencio, por favor, la vida se nos va…
El exmandatario de Uruguay, Pepe Mujica, habló en entrevista con este diario sobre su visión de las manifestaciones en Colombia, los choques entre la población civil y los manifestantes, sobre la situación en Venezuela y su visión de lo que debería hacer el gobierno colombiano y la sociedad. Entre otras cosas, apeló a los cerca de cinco millones de colombianos que alguna vez estuvieron en Venezuela para hacer referencia a ese vínculo de hermandad que une a los dos países.
El papel juegan los políticos y los jóvenes hoy en el cambio a nivel global
Las revoluciones siempre son esfuerzos de los pueblos, pero necesitan expresarse políticamente. Ahí está el asunto. Es que multitudes que se han movido desesperadamente ha habido muchas en la historia, pero dar los pasos como para construir una nueva realidad necesita una construcción, y ahí es donde está la mayor dificultad. Creo que sobra fuerza para un estallido, falta la paciencia del trabajo firme en el largo plazo para poner todos los minutos de nuestra vida al servicio de una causa y organizarla con otro. Ahí es donde está la cuestión. No es sacarse la rabia en un momento, es cuestión de transformar la rabia en una pasión que termina construyendo un ser colectivo que nos permite cambiar las relaciones de poder. No es sencillo, por supuesto, ni fácil. La primera lección que tendrían que aprender es saber juntarse y para juntarse hay que tolerarse y tolerarse significa tener una gran apertura.
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Ojalá que Colombia pueda transformar esta realidad en una causa colectiva, importante, que le pueda asegurar en mediano plazo cambios, que es lo que necesitan: lo importante es que se pueda lograr la enseñanza pública para todos, lo importante es que haya servicios de salud, que se encaminen a atender a toda la gente, sin ver cuánto tienes, lo importante es construir políticas de bienes públicos que ayuden a mitigar las grandes diferencias, porque de lo contrario hay un mundo para los poderosos con todo y hay un desafío para los pobres y un eterno vacío entre vacilar, entre volver a caer en la pobreza de los sectores medios, que son también víctimas en estas circunstancias, están un paso más adelante y a punto de volver atrás, y esas contradicciones son las que mueven en el fondo el compás de la sociedad en el largo plazo.
Quisiera que, desde luego no voy a convencer a ningún muchacho de los que están calientes en la calle, porque yo fui muchacho y lo viví, pero que esa rabia la transformara en un compromiso. No compromiso para un día o dos o veinte. Compromiso para el resto de la existencia. Vivir con una causa es darle un contenido a la vida. De lo contrario, en nuestra vida nos volvemos pagadores de cuentas, pagadores de crédito, absorbidos por la sociedad consumista… Porque vas a envejecer, si te dejan, y el problema es que no envejezcas traicionando lo que llevas dentro.
Colombia ha recibido cerca de 1′700.000 hermanos venezolanos migrantes...
Sí, yo sé todo eso, y sé que la historia también llevó a que hubiera 4 o 5 millones de colombianos viviendo en Venezuela hace muchos años. Venezuela y Colombia son más que pueblos hermanos, tienen un padecimiento histórico.
La dura situación en Venezuela
Creo que el diablo metió la cola en Venezuela. Ese país tiene la desgracia de ser muy rico, con mucho petróleo, y no le perdonan ningún gesto de independencia, y creo que hay una diferencia muy grande desde la época de Chávez y lo que vino después, por supuesto. La estatura de visión de Chávez y todo lo demás me parece que resultó irreparable, pero para el mundo exterior tiene mucho que ver con lo que pasó en Venezuela. No la han dejado vivir y la fueron acorralando y cuando más la acorralan peor, más necia se pone la situación por los dos lados, no le perdonan a Venezuela los recursos que tiene y se ha caído en una desgracia colectiva. No merece el pueblo venezolano lo que está sufriendo.
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Ahora está siendo peor. Es fácil criticar al de al lado, sí, es así, y además empiezan los fantasmas del terrorismo, esto y lo otro. Yo me doy cuenta, porque fui joven, de que en las manifestaciones populares es muy fácil que haya gente joven que haga algún desaguisado. Esas cosas pueden pasar, son inevitables, porque cuando se mueven multitudes no existe la prolijidad, pero cuando se saca el poder policial y militar a la calle, a reprimir, se prende una mecha incendiaria, que es muy difícil que tenga retorno. Creo que la mejor respuesta es no sacar la fuerza la calle y pedirle a la gente que se controle a sí misma. Creo que las organizaciones populares tienen poder para eso. Pero ahora la cosa está desmadrada, porque hay muertos, hay desaparecidos y esto es una espiral que no sé cómo se puede apagar.
Cuando uno piensa en el impacto que su vida y su trabajo y su voz ha tenido en el mundo y en nuestra región, es inevitable pensar en el otro lado, el político tradicional, el dinero, el poder y la corrupción… ¿Qué hacer en Colombia, que es uno de los países más corruptos? Eso no sirve para nada, si nos comen los gusanos. Somos un puñadito de silencio en la inmensidad del silencio, por favor, la vida se nos va…