El paso del huracán Otis por Acapulco, estado de Guerrero, en México, fue devastador: edificios destruidos, sin electricidad ni carreteras, así es la dura vida hoy en el paradisíaco lugar. (SALVADOR VALADEZ / AFP)
Foto: AFP - SALVADOR VALADEZ
“No nos fue tan mal con Otis”, dijo el lunes el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. ¿Tan mal? El huracán no solo dejó 46 muertos y 58 desaparecidos, sino que borró el panorama de ensueño que traía a millones de turistas cada año al balneario más importante de ese país. La devastación es total. Despojados de todo por la fuerza de Otis, sus habitantes duermen en refugios, canchas de fútbol o a la intemperie; aquellos que sobrevivieron al ciclón hoy intentan no perder su vida ante la ola criminal que llegó por la desesperación...
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