Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Netflix apoya una campaña de reclutamiento militar en Japón, un país que lleva más de setenta años sin disparar en guerras nacionales o internacionales, con una rocambolesca historia de amor.
Se titula “First Love” (Primer amor) y está co-protagonizada por un adolescente que se convierte en piloto militar cuando la chica de sus sueños, obnubilada por las piruetas de un escuadrón de aviones de combate, suelta una exclamación japonesa que pondrá a los traductores panhispánicos de Netflix a elegir entre genial, chévere, macanudo, padre y guay. (Recomendamos más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).
Después de unos meses en una base aérea, el joven cadete encuentra a su novia transformada en una glamurosa universitaria cuyos compañeros le repiten una frase recurrente entre los japoneses opuestos a la existencia de un ejército: El gasto militar es un despilfarro de impuestos.
“Nuestra misión es proteger la nación”, responde el cadete. Poco después, le propina una trompada a un universitario que representa al sector más hedonista de la juventud nipona actual. El incidente desata un vaivén de saltos temporales complicados con la prolongada amnesia de la enamorada.
Para orientarnos en el tiempo nos muestran noticias sobre misiones militares japonesas de este siglo, cambios de galones en los uniformes y escenas de la infancia de los protagonistas con consignas patrióticas camufladas.
La serie figuraba entre las más vistas de Netflix en Japón cuando el gobierno anunció, a finales de 2022, que duplicaría su presupuesto de defensa hasta el 2 por ciento de Producto Interno Bruto (PIB), en los siguientes cinco años. El gasto dará lugar al tercer ejército más rico del mundo, después de Estados Unidos y China.
Japón creó en 1954 sus llamadas Fuerzas de Autodefensa, un ejército que tiene vetado el uso de la fuerza para resolver disputas internacionales por la Constitución pacifista, impuesta por EEUU tras ganar la Segunda Guerra mundial.
El Partido Liberal Democrático (PLD), que controla el gobierno casi sin pausa desde 1955, aspira a cambiar la Constitución para permitir que Japón combata junto a países aliados y tenga “el ejército de un país normal”, según se dice en la jerga política local.
Por alojar más de cincuenta mil soldados estadounidenses en bases militares, Japón es un obvio objetivo militar en el caso de un enfrentamiento en el Pacífico detonado por la temida invasión de China a Taiwán.
Como Ucrania demuestra que, aún en medio de la revolución digital, las guerras seguirán requiriendo carne de cañón, Japón tiene urgencia de aumentar su contingente, pues su población decrece y el servicio militar no es obligatorio.
Netflix lo secunda con un panfleto de reclutamiento que recurre a un truco de Marcel Proust para restaurarle la memoria a la doncella y propiciar un final feliz.
* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.