Venezuela eligió: Nicolás Maduro se quedará en el poder hasta 2031
En una jornada llena de incertidumbre y expectativa, los venezolanos decidieron que Nicolás Maduro será el presidente para el periodo 2025 - 2031. Ganó con el 51,2% de los votos. Las calles de Caracas estallan en un sonoro cacerolazo.
Nicolás Maduro es el nuevo presidente de Venezuela. Los resultados los dio a conocer el Consejo Nacional Electoral (CNE) horas después de que se cerraran las urnas a las 6 de la tarde. Luego de horas de incertidumbre cerca de la medianoche, el ente rector de los procesos electorales dio los resultados del 80% de mesas escrutadas
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, anunció en la lectura del primer boletín de los resultados que el actual mandatario Nicolás Maduro obtuvo 5′150.092 (51,20%).
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En segundo lugar, leyó Amoroso, quedó el candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, Edmundo González, quien logró, 4′445.978 (44,2%). La participación, según la autoridad electoral, fue de 59 %.
Acompañada por dos rectoras, Aimé Nogal y Rosalba Gil, y el vicepresidente del CNE, Carlos Quintero, Amoroso aseguró que hubo un retraso en la transmisión de los resultados por un ataque al sistema. Aseguró que este boletín marcaba una tendencia contundente y que en seis meses, Maduro comenzará su tercer mandato y segunda reelección.
Resultados en medio de tensiones
De inmediato las calles en Caracas estallaron y la gente hizo un sonoro cacerolazo. Maduro se dirió a hablar con la gente que lo esperaba en el Palacio de Miraflores. Horas antes, el Fiscal General de la República, Tarek William Saab, llamó al pueblo venezolano a celebrar en sana paz los resultados.
Saab declaró a los medios que luego del ejercicio al voto manifestado en todo el país, el cual calificó como el de menor incidencia en los últimos siete años, el 29 de julio, deberá ser un día “de alegría, convivencia pacífica, debate y diálogo por una Venezuela digna y próspera”.
Antes de conocer los resultados, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que haría “que se respeten” los resultados. “Reconozco y reconoceré al árbitro electoral, los boletines oficiales y haré que se respeten”, dijo Maduro después de votar en Caracas. “Palabra santa la del árbitro electoral, y llamo a los 10 candidatos presidenciales (...) a respetar, a hacer respetar y a declarar públicamente que respetarán el boletín oficial del Consejo Nacional Electoral”.
El triunfo se da en medio de un ambiente adverso para la oposición, es decir, no fue un proceso en igualdad de condiciones. “Las elecciones en la era chavista no son libres ni justas ni transparentes”, escribió en este diario Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. De acuerdo con el analista, fueron más de 15 trampas las que usó Maduro durante esta campaña electoral, entre otras movilizó a los empleados públicos en sus mitines de campaña, bloqueó movilizaciones de la oposición, sancionó y persiguió a quienes apoyaron al candidato Edmundo González.
Le puede interesar: Así fue como Maduro se quedó con la presidencia
Luis Vicente León, economista, investigador y presidente de Datanálisis, agrega que desde el comienzo hubo ventajismo del gobierno en “organización, maquinaria electoral, información, movilización, recursos, control, presencia, auditoría en las mesas”.
¿Quién es Nicolás Maduro?
Ungido por Hugo Chávez como su sucesor, Nicolás Maduro ha gobernado Venezuela por más de una década. Acusado de violar derechos humanos, insiste en mostrar una imagen de hombre común, de “presidente obrero”.
En el poder desde 2013, Maduro con este tercer mandato de seis años se quedará18 años al frente del país: sería el jefe de Estado que más tiempo ha gobernado Venezuela después del dictador Juan Vicente Gómez, que lo hizo por 27 años (1908-1935).
Alto, con un espeso bigote que luce con orgullo, este exchofer de bus y dirigente sindical de 61 años explota los estereotipos de “hombre de pueblo”, de “presidente obrero”, como se hace llamar, para su beneficio político. Evoca un pasado de vida sencilla en largas veladas televisadas junto a Cilia Flores, su esposa y “primera combatiente”, dirigente muy poderosa tras bastidores.
Formado en Cuba, la educación de Maduro, que fue parlamentario, canciller y vicepresidente de Chávez (1999-2013), va mucho más allá del volante del bus que condujo en su juventud.
Erróneamente subestimado desde todos los flancos, Maduro eliminó resistencias en el gobernante Partido Socialista de Venezuela (PSUV).
Durante su gobierno, masivas manifestaciones fueron duramente reprimidas en 2014 y en 2017 por militares y policías, con centenares de muertos. La Corte Penal Internacional abrió una investigación por crímenes de lesa humanidad en contra de su gobierno por las de 2017.
Supo también maniobrar entre una batería de sanciones internacionales tras su reelección en 2018, boicoteada por la oposición y desconocida por medio centenar de países. Sobrevivió además a una crisis económica sin precedentes en esta nación de casi 30 millones de habitantes, con un PIB que se redujo en 80% en una década y cuatro años seguidos de hiperinflación.
Escándalos de corrupción, supuestos atentados... y Maduro sigue en la silla presidencial, “indestructible”, como reza el eslogan del dibujo animado de propaganda “Súper Bigote”, que lo muestra en la TV estatal como un superhéroe que combate monstruos y villanos enviados por Estados Unidos y la oposición venezolana.
Intransigente en su discurso “antiyanqui”, Maduro ha sabido, sin embargo, negociar con Washington. Obtuvo el levantamiento parcial de sanciones estadounidenses, revertido tras la ratificación en enero de la inhabilitación de Machado en la corte suprema.
Consiguió que Estados Unidos excarcelara a dos sobrinos de su esposa condenados por narcotráfico, así como al empresario Alex Saab, acusado de ser su testaferro y enjuiciado en Florida por lavado de dinero.
Lejos del ateísmo que por definición acompaña al marxismo, Maduro buscó acercamientos religiosos, sobre todo con la Iglesia evangélica, que maneja un valioso bloque electoral.
“¡No han podido conmigo ni con ustedes porque Cristo está con nosotros”, dijo el presidente, que se define como “marxista”, “cristiano” y “bolivariano”.
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Nicolás Maduro es el nuevo presidente de Venezuela. Los resultados los dio a conocer el Consejo Nacional Electoral (CNE) horas después de que se cerraran las urnas a las 6 de la tarde. Luego de horas de incertidumbre cerca de la medianoche, el ente rector de los procesos electorales dio los resultados del 80% de mesas escrutadas
El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, anunció en la lectura del primer boletín de los resultados que el actual mandatario Nicolás Maduro obtuvo 5′150.092 (51,20%).
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En segundo lugar, leyó Amoroso, quedó el candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, Edmundo González, quien logró, 4′445.978 (44,2%). La participación, según la autoridad electoral, fue de 59 %.
Acompañada por dos rectoras, Aimé Nogal y Rosalba Gil, y el vicepresidente del CNE, Carlos Quintero, Amoroso aseguró que hubo un retraso en la transmisión de los resultados por un ataque al sistema. Aseguró que este boletín marcaba una tendencia contundente y que en seis meses, Maduro comenzará su tercer mandato y segunda reelección.
Resultados en medio de tensiones
De inmediato las calles en Caracas estallaron y la gente hizo un sonoro cacerolazo. Maduro se dirió a hablar con la gente que lo esperaba en el Palacio de Miraflores. Horas antes, el Fiscal General de la República, Tarek William Saab, llamó al pueblo venezolano a celebrar en sana paz los resultados.
Saab declaró a los medios que luego del ejercicio al voto manifestado en todo el país, el cual calificó como el de menor incidencia en los últimos siete años, el 29 de julio, deberá ser un día “de alegría, convivencia pacífica, debate y diálogo por una Venezuela digna y próspera”.
Antes de conocer los resultados, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que haría “que se respeten” los resultados. “Reconozco y reconoceré al árbitro electoral, los boletines oficiales y haré que se respeten”, dijo Maduro después de votar en Caracas. “Palabra santa la del árbitro electoral, y llamo a los 10 candidatos presidenciales (...) a respetar, a hacer respetar y a declarar públicamente que respetarán el boletín oficial del Consejo Nacional Electoral”.
El triunfo se da en medio de un ambiente adverso para la oposición, es decir, no fue un proceso en igualdad de condiciones. “Las elecciones en la era chavista no son libres ni justas ni transparentes”, escribió en este diario Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. De acuerdo con el analista, fueron más de 15 trampas las que usó Maduro durante esta campaña electoral, entre otras movilizó a los empleados públicos en sus mitines de campaña, bloqueó movilizaciones de la oposición, sancionó y persiguió a quienes apoyaron al candidato Edmundo González.
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Luis Vicente León, economista, investigador y presidente de Datanálisis, agrega que desde el comienzo hubo ventajismo del gobierno en “organización, maquinaria electoral, información, movilización, recursos, control, presencia, auditoría en las mesas”.
¿Quién es Nicolás Maduro?
Ungido por Hugo Chávez como su sucesor, Nicolás Maduro ha gobernado Venezuela por más de una década. Acusado de violar derechos humanos, insiste en mostrar una imagen de hombre común, de “presidente obrero”.
En el poder desde 2013, Maduro con este tercer mandato de seis años se quedará18 años al frente del país: sería el jefe de Estado que más tiempo ha gobernado Venezuela después del dictador Juan Vicente Gómez, que lo hizo por 27 años (1908-1935).
Alto, con un espeso bigote que luce con orgullo, este exchofer de bus y dirigente sindical de 61 años explota los estereotipos de “hombre de pueblo”, de “presidente obrero”, como se hace llamar, para su beneficio político. Evoca un pasado de vida sencilla en largas veladas televisadas junto a Cilia Flores, su esposa y “primera combatiente”, dirigente muy poderosa tras bastidores.
Formado en Cuba, la educación de Maduro, que fue parlamentario, canciller y vicepresidente de Chávez (1999-2013), va mucho más allá del volante del bus que condujo en su juventud.
Erróneamente subestimado desde todos los flancos, Maduro eliminó resistencias en el gobernante Partido Socialista de Venezuela (PSUV).
Durante su gobierno, masivas manifestaciones fueron duramente reprimidas en 2014 y en 2017 por militares y policías, con centenares de muertos. La Corte Penal Internacional abrió una investigación por crímenes de lesa humanidad en contra de su gobierno por las de 2017.
Supo también maniobrar entre una batería de sanciones internacionales tras su reelección en 2018, boicoteada por la oposición y desconocida por medio centenar de países. Sobrevivió además a una crisis económica sin precedentes en esta nación de casi 30 millones de habitantes, con un PIB que se redujo en 80% en una década y cuatro años seguidos de hiperinflación.
Escándalos de corrupción, supuestos atentados... y Maduro sigue en la silla presidencial, “indestructible”, como reza el eslogan del dibujo animado de propaganda “Súper Bigote”, que lo muestra en la TV estatal como un superhéroe que combate monstruos y villanos enviados por Estados Unidos y la oposición venezolana.
Intransigente en su discurso “antiyanqui”, Maduro ha sabido, sin embargo, negociar con Washington. Obtuvo el levantamiento parcial de sanciones estadounidenses, revertido tras la ratificación en enero de la inhabilitación de Machado en la corte suprema.
Consiguió que Estados Unidos excarcelara a dos sobrinos de su esposa condenados por narcotráfico, así como al empresario Alex Saab, acusado de ser su testaferro y enjuiciado en Florida por lavado de dinero.
Lejos del ateísmo que por definición acompaña al marxismo, Maduro buscó acercamientos religiosos, sobre todo con la Iglesia evangélica, que maneja un valioso bloque electoral.
“¡No han podido conmigo ni con ustedes porque Cristo está con nosotros”, dijo el presidente, que se define como “marxista”, “cristiano” y “bolivariano”.
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