Cinco razones por las que Nicolás Maduro no debería posesionarse este 10 de enero
A un día de la posesión de Nicolás Maduro aumenta la represión. Esta y otras cuatro razones hacen cuestionar la legitimidad del gobierno que juramenta el viernes en Venezuela.
Hugo Santiago Caro
La elección no fue competitiva
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La elección no fue competitiva
A pesar de que el tarjetón electoral contaba con más de 10 candidaturas, la poca competitividad se evidenció desde la cantidad de trabas que enfrentó la oposición venezolana para escoger un candidato o candidata que reuniera la voz de quienes piden una alternativa en el rumbo del país. María Corina Machado ha sido la líder indiscutible de la oposición en los últimos tiempos, y no solo de forma simbólica, pues ganó unas elecciones primarias de oposición, en las cuales recibió más de dos millones de votos que la respaldaron para ser candidata.
Sin embargo, en enero del año pasado, el Tribunal Supremo de Justicia ratificó una inhabilitación en su contra por 15 años, impuesta por presunta participación en delitos contra el Estado, como apoyar las sanciones extranjeras contra Venezuela.
Después, Machado cedió sus banderas a Corina Yoris, una académica sin historial ni causas en su contra, pero sin muchas explicaciones lógicas le fue imposible inscribir su candidatura, pues ni física ni virtualmente su equipo logró que el Consejo Nacional Electoral recibiera la inscripción.
Entonces, Machado y la Plataforma Unitaria Democrática, la coalición de oposición, se decantaron por Edmundo González Urrutia, un exdiplomático que no estaba en ningún radar y cuya inscripción no fue bloqueada. Por fin, lograron una carta que pudieran presentar dentro de las reglas electorales que el establecimiento venezolano había planteado.
Meses después, cuando llegaron las elecciones, el CNE le dio la victoria a Maduro, pero hasta la fecha no han mostrado una sola prueba de ese resultado. A pesar de esto, la reelección fue ratificada por el Tribunal Supremo de Justicia.
“El régimen se decantó por una estrategia sostenible a fuerza de desconocer cualquier dinámica procedimental frente al certamen electoral. Creo que esta es la primera elección en el período democrático en la que no se han entregado resultados territoriales. Ni siquiera sabemos de las mesas o de los resultados territoriales”, analiza Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario.
La oposición demuestra que ganó, aun con las reglas del régimen
Contrario al proceder del oficialismo, la oposición, y particularmente Machado, se dio a la batalla de competir bajo todas sus reglas. Lograron presentar un candidato y, a fuerza de veeduría ciudadana, recolectaron más del 80 % de las actas de las mesas electorales, que muestran que González derrotó con contundencia a Nicolás Maduro con casi siete millones y medio de votos, un 67,7 % del total, un resultado en línea con lo que el Centro Carter, observador independiente en las elecciones, también presentó.
“A pesar de las enormes limitaciones, aprendieron cuáles eran las rutas necesarias para demostrar los diferentes fraudes cometidos en varios procesos electorales. En este momento se ha demostrado, a través del análisis de las actas, que son reales y reflejan realmente los resultados, lo ocurrido. De forma muy astuta, aprendieron a utilizar esas mismas reglas creadas por ellos para revertir la situación y demostrarle al mundo lo que estaba sucediendo”, añade Nastassja Rojas, analista y docente de la Universidad Javeriana.
Las actas han sido la principal bandera de la oposición, que las ha dispuesto en una página web para quien las quiera comprobar. Edmundo González, que lleva más de una semana de gira por la región, las ha llevado consigo durante sus reuniones en el Congreso de Estados Unidos y en su reciente encuentro con políticos de la región en Ciudad de Panamá.
El apoyo popular
Nastassja Rojas también explica que la estrategia de jugar bajo las reglas del régimen no estaba precisamente destinada a ganar apoyo popular en Venezuela, pues, en sus palabras, “el chavismo ha perdido muchísimo apoyo en Venezuela. Era clara cuál era la tendencia aquí”.
Esto se vio en las urnas con más de siete millones de votos y también con los multitudinarios plantones que han convocado durante estos seis meses. El apoyo a la oposición pasó de ser una tendencia mayoritaria entre la diáspora venezolana en el mundo a ser una constante también en el interior del país.
Sin embargo, con todas las pruebas apuntando a que la voluntad popular no fue respetada, la movilización social parece ser el único camino que le queda al pueblo. “La gente se pregunta para qué sirve una marcha, si no será un elemento clave para generar presión. Sin embargo, es una forma de visibilizar lo que está pasando y de demostrar que esos votos, que se lograron contabilizar, representan a una parte muy grande de la población. Además, reflejan el descontento de un porcentaje significativo de la ciudadanía”, explica.
Represión y persecución
Sin embargo, la respuesta ante esta pérdida de apoyo ha sido apretar y reprimir. Tan solo esta semana se han denunciado las detenciones por razones políticas del excandidato presidencial Enrique Márquez, el yerno de Edmundo González y el activista Carlos Correa, entre otros, mientras Maduro ha hablado de “mercenarios” (incluidos colombianos) con planes terroristas que han sido capturados en Venezuela.
En total han sido al menos 12 detenciones por razones políticas en menos de 24 horas.
Los “mercenarios”, por su parte, se suman a un grupos de 125 personas, de 25 nacionalidades, que fueron capturados en los meses de noviembre y diciembre, según el régimen.
ONG como Foro Penal y partidos opositores en Venezuela se han dedicado a informar sobre las detenciones irregulares tras las elecciones, incluyendo 69 adolescentes, así como decenas de mujeres y militares, casi todos señalados por delitos como terrorismo y conspiración. El régimen, sin embargo, niega que esa sea la causa.
A finales de 2024, el fiscal de Venezuela, Tarek William Saab, dijo que pidió revisar 225 casos de personas detenidas tras las elecciones, de un total de 2.400, de acuerdo con datos de los medios de comunicación. Para el 31 de diciembre, unos 1.400 habrían sido excarcelados.
Para Ronal Rodríguez, básicamente, el régimen de Maduro se sostiene en el poder a fuerza de represión. Esto, sumado a que el aparato militar en Venezuela está lejos de una simple vida castrense, pues lleva décadas involucrado en áreas como el sector petrolero y varios asuntos políticos, los ha consolidado como unos de los grandes aliados del régimen.
“Lo que hemos vivido en las últimas semanas, especialmente después del 28 de julio y lo ocurrido esta semana, es una represión generalizada. Todo lo que hemos visto, desde la detención de niños y adolescentes hasta la detención de familiares, demuestra la violencia que está ejerciendo el Estado. Esta es una violencia ya generalizada, lo cual sería razón suficiente para cuestionar profundamente al régimen y afirmar claramente que no se trata de un régimen democrático. En un régimen democrático, las elecciones no serían objeto de este tipo de dudas, pero aquí no fueron legítimas y, por tanto, no deberían tener ese halo de credibilidad que aún algunos les otorgan”, complementa Rojas.
El panorama internacional
Quienes le dan credibilidad, como dice Rojas, cada vez son menos. Basta con echar un vistazo a la posesión que está organizando el régimen para Maduro: faltando poco más de 24 horas, no está confirmada la presencia de un solo líder de Estado.
Aunque ya se preveía que no iba a ir, Gustavo Petro confirmó el miércoles que no asistiría a Caracas a la investidura , aunque sí delegó al embajador Milton Rengifo. “Las elecciones pasadas en Venezuela no fueron libres. No hay elecciones libres bajo bloqueos (...) No podemos reconocer las elecciones que no fueron libres y esperamos que estas puedan realizarse pronto sin bloqueos ni intimidaciones internas”, dijo el presidente en un mensaje muy cuestionado por su oposición en Colombia.
Petro y su canciller Luis Gilberto Murillo insistieron durante los últimos meses, al igual que otros gobiernos progresistas como Brasil o México, en que Maduro debía mostrar las actas que convalidan su reelección. Pero, según la nueva postura del presidente colombiano, se cumpliría lo que adelantó María Corina Machado el martes último: “Se acabó la excusa de quienes están esperando las actas”.
En contraste, la legitimidad de Edmundo González viene creciendo desde septiembre, cuando abandonó Venezuela. Consolidó su posición ante la comunidad europea como ganador de las elecciones y, durante la gira americana de esta semana, fue reconocido como presidente electo por los líderes de Uruguay, Argentina, Panamá y Estados Unidos, entre otros.
Otros gobiernos de la región, como Chile y Paraguay, hicieron movidas diplomáticas que dejaron sus relaciones con Venezuela en un punto muerto, mientras que Argentina sigue en constante enfrentamiento desde el caso de la embajada en Caracas y ahora la detención del gendarme Nahuel Gallo.
“La realidad es que Venezuela ya forma parte de otro grupo. Ya no espera, convive o dialoga con las democracias occidentales, sino que se alinea con países autocráticos. Es parte de un grupo de líderes y naciones que hoy definen sus políticas a partir de comportamientos dictatoriales”, concluye Rodríguez.
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