Así se celebra la Navidad en todo el mundo

Aunque la Navidad es un acontecimiento especial que nos congrega en familia, en otros lugares del mundo no la celebran igual que nosotros. En todas las latitudes, millones de personas celebran la Navidad, pero cada país tiene sus tradiciones determinadas, con ritos, música, preparativos, ornamentación y costumbres distintas.

Orlando Plata González
02 de diciembre de 2019 - 05:16 p. m.
Getty Images
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Aunque la Navidad es un acontecimiento especial que nos congrega en familia, en otros lugares del mundo no la celebran igual que nosotros. En todas las latitudes, millones de personas celebran la Navidad, pero cada país tiene sus tradiciones determinadas, con ritos, música, preparativos, ornamentación y costumbres distintas. Desde su origen religioso, esta festividad ha evolucionado a lo largo del tiempo, llegando a cambiar tanto el concepto que algunos escépticos la consideran una mera costumbre comercial. No obstante, la paz, la armonía y la unidad familiar son los factores comunes que unen a los pueblos en esta fecha.

Veamos algunos ejemplos:

Noruega, Dinamarca y Suecia: velas, duendes y nieve

Los escandinavos asocian la Navidad con la luz de las velas y el fuego que arde en un rincón de la casa. El 13 de diciembre, día de Santa Lucía, comienzan los actos prenavideños. En la cena nunca falta el arroz, en donde se esconde una almendra que dará suerte al afortunado comensal que la encuentre. Salmón, bacalao, albóndigas, paté de reno con arándanos, crema de bayas… ¡Hummm, delicioso! Un festín regado con abundante cerveza y aguardiente escandinavo completan la gastronomía de estas fechas. Tras la cena, se ilumina el árbol de Navidad y los niños aguardan la llegada de Julenissen, duende navideño que en Nochebuena se transforma en Papá Noel.

Australia: Navidad en verano

La navidad australiana tiene todo el glamour de la celebrada en París, Londres o Nueva York; pero mientras en estas ciudades el frío y la nieve forman parte del decorado navideño, en Australia luce un radiante sol veraniego. En los días que preceden al 25 de diciembre, los ciudadanos de Cangurolandia aprovechan para ir a conciertos en todo el país, equipados con mantas, canastos de picnic y velas, y se instalan en parques, jardines y playas a celebrar como koalas.

Brasil: al ritmo de las olas en Copacabana

Siendo los brasileños una mezcla de minorías étnicas, existen muy diversas tradiciones que se han ido acomodando a la cultura del país. Por ejemplo, las playas de Río de Janeiro son el escenario de un flameante ritual: las filhas do santo, sacerdotisas africanas que encienden velas y lanzan en la orilla pequeños barcos llenos de flores y regalos que se van a la deriva mar adentro, mientras el cielo de las playas cariocas de Ipanema y Copacabana se ilumina con los fuegos artificiales y en el horizonte se aprecia el árbol navideño flotante más grande del mundo, que mide 85 metros y tiene 3,3 millones de refulgentes figuras navideñas.

Tal como hacemos nosotros, en el nordeste brasileño (Bahía, Sergipe, Rio Grande do Norte, Paraíba, Maranhão, Ceará, Pernambuco, Piauí y Alagoas), la familia se congrega para la tarea de crear un pesebre, llamado presépio. Esta costumbre fue propagada en tierras brasileñas por el fraile franciscano Gaspar de Santo Agostinho. En este gran país hay otra tradición muy común entre los amigos y la familia llamada “el amigo secreto”. ¡Seguro que todos la conocemos!

Reino Unido: muérdago contra la mala suerte

La Navidad, la fiesta más popular de Inglaterra, se caracteriza por sus arraigadas tradiciones centenarias. Allí la Navidad comienza con el Adviento ―cuatro domingos antes del 24―, pues a partir de ese día la comunidad se prepara para el arribo de Jesús. El calendario de Adviento tiene unas ventanitas que los niños abren durante los 24 días anteriores a Navidad, para hallar cada día una foto o un chocolate sorpresa.

El plato principal de la cena, el pavo, es seguido de un postre especial para la ocasión: el budín de Navidad, que se prepara con frutas secas, pan, huevos, especias, leche y brandy. Y como lleva tanto licor, se acostumbra prenderle fuego antes de llevarlo a la mesa, para iluminar el festín familiar… ¡Eso es emocionante!

Otra costumbre divertida es la apertura de las “crackers”. En 1846, Thomas Smith, un panadero londinense, importó algunas novedades francesas para venderlas como regalos de Navidad; sin embargo, estas no fueron muy populares hasta que las envolvió en un tubo y la añadió una especie de petardo. Estas “crackers” son un tubo envuelto en papel de colores con los extremos retorcidos, que contiene una sorpresa como una corona, una adivinanza o una baratija. Dos personas tiran del tubo que, al dividirse, estalla.

Las casas se adornan con guirnaldas y árboles. El acebo, la hiedra y el muérdago están asociados con rituales de la alta Edad Media. Los druidas británicos consideraban que el muérdago era sagrado y contenía poderes milagrosos. Entre los romanos, esta planta era un símbolo de paz porque se decía que cuando los enemigos se encontraban debajo de él, dejaban de lado las armas y declaraban la tregua. De allí proviene la costumbre de besarse debajo del muérdago. Inglaterra fue el primer país en utilizar esta planta durante la temporada de la Navidad.

Japón: importando costumbres

Aunque la primera Navidad en Japón se celebró en 1552, a cargo de un jesuita español, esta festividad occidental no hace parte de su idiosincrasia ni de su cultura. Teniendo en cuenta que el cristianismo no es una religión mayoritaria en el país, ¿cómo se celebra la Navidad en Japón? Pues japonizándola, por llamarlo de alguna manera. Y es que los japoneses tienen la curiosa habilidad de “japonizar” cualquier costumbre occidental; es decir, de apropiársela. De hecho, la celebración japonesa de la Navidad es un ejemplo más de su admilable capacidad pala impoltal tladiciones foláneas dulante la ela modelna.

¿Qué sería de la Navidad sin las decoraciones navideñas? Súmenle a esto la fascinación por la electrónica de los nipones, y podrán imaginar una verdadera selva de árboles de Navidad, decoraciones luminosas en forma de estrellas y constelaciones, campanas fulgurantes, trineos fosforescentes, renos radiantes, regalos resplandecientes… en fin, luces relampagueantes por doquier. Las ciudades resplandecen tan engalanadas por la multitud de luces y decoraciones navideñas en calles, casas, tiendas y parques, que los aviones se abstienen de atravesarlas porque los pilotos quedan cegados por tal resplandor… No mentiras… je je je Quizás en casa los japoneses decoran menos, pero en las tiendas y los espacios públicos montan auténticos espectáculos de luces y sonidos impresionantes.

Para la tradicional cena navideña, es costumbre ir a comer a Kentucky Fried Chicken (sí, el que todos conocemos). Este ritual navideño surgió en 1974 porque algunos extranjeros fueron al KFC a cenar en Nochebuena, pues fue el único sitio donde encontraron algo parecido al pavo asado que añoraban.

Hotei-osho era un monje budista que repartía regalos a los niños que se habían portado bien. ¿Les suena familiar? Bueno, pues aunque ahora él es uno de los flamantes siete dioses de la buena suerte en el panteón japonés, lo cierto es que en los últimos años Santa Claus le ha ganado la partida.

México: las posadas y la misa de gallo

Como en Colombia, los mexicanos empiezan las celebraciones el 16 de diciembre. Desde ese momento se alegran los días con posadas, piñatas, cantos, reuniones y fiestas. Las posadas representan las penurias de José y María para encontrar alojamiento en su largo viaje a Belén. Durante nueve días, hasta Nochebuena, las familias tradicionales se turnan cada noche y celebran una posada en su casa. Tras la representación comienza la fiesta, en la que los niños rompen una piñata en forma de estrella llena de naranjas, mandarinas, caña de azúcar y maní. El día de Nochebuena, la tradicional cena se celebra pasada la medianoche después de la misa.

La piñata representa el pecado; por eso tiene sietes puntas y es colorida, alegre y bonita. El acto de pegarle con el palo personifica la fuerza para acabar con el pecado. Quien rompe la piñata lleva los ojos vendados, símbolo de nuestro caminar a ciegas por el mundo. Al romper la piñata caen dulces, que significan los premios que Dios nos da por vencer el pecado.

Rusia: Matriuskas para los más pequeños

En Rusia siguen el calendario de la Iglesia ortodoxa y, por este motivo, las celebraciones son unos días más tarde: el día de Navidad se celebra el 7 de enero. En los hogares rusos, la cena de Nochebuena está compuesta por doce platos: uno por cada apóstol. El pescado, acompañado por una sopa de remolacha, es el plato estrella de las mesas navideñas en ese país. El día de Año Nuevo, los niños rusos reciben la visita de Maroz, el Abuelo de Hielo, quien luce una gran barba blanca, viste anchas ropas rojas y calza botas negras (igual que Papá Noel), pero con diferencias sustanciales: no entra por la chimenea de los hogares, sino que llama a la puerta y entra frente a toda la familia con su saco de regalos. Además va acompañado de su nieta y ayudante Snegurochka, la Niña de Nieve, con quien reparte (solo entre los más pequeños) juguetes, pasteles de jengibre y matriuskas (muñecas rusas que contienen otras muñecas más pequeñas).

En esta época del año, todo el mundo se vuelca hacia las pistas de patinaje. También son frecuentes los guiñoles, representaciones de títeres cuyo tema principal es el nacimiento del niño Jesús. Un espectáculo que encandila a los más pequeños y que se suele presentar en una caseta de madera de dos pisos.

Por Orlando Plata González

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