Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La ciencia de la buena vida: eso traduce la palabra ayurveda, originaria del sánscrito, antiguo idioma de la India. Una medicina de los dioses, que cansados del sufrimiento de los hombres le pidieron a Brahma, el más importante de la jerarquía en la cosmología hindú, que los sanara del dolor. Él les enseñó cómo transmitirles a los seres humanos la manera de llevar una vida en sintonía con las leyes del cosmos y la naturaleza.
Esta milenaria tradición originaria de Kerala, ciudad del sur de la India, es respetada en Oriente y se considera un complemento ideal de la medicina tradicional, que en un mediano y largo plazos busca sanar no sólo los dolores físicos sino del interior de quienes hacen uso de ella.
Esta medicina alternativa, que se convierte en un estilo de vida, ya le ha dado la vuelta al mundo, y en Estados Unidos y varios países europeos es cada vez más utilizada. En Colombia, la idea también ha sido acogida y hoy existen centros que buscan integrar todos los componentes de la tradición.
En Naturveda, centro especializado en medicina ayurveda en Bogotá, trabaja Jeffin F. Kakkassery. Viene de Kerala, tiene 29 años y llegó a Colombia hace tres con el interés de practicar esta tradición en la que se especializó durante seis años. Según dice, entre los aspectos más característicos de esta medicina está que todos los tratamientos que se realizan son 100% naturales, sin ningún tipo de químicos y, por tanto, aptos para todo tipo de personas.
A pesar de que dentro de esta ciencia hay especialistas, Kakkassery recalca que todos tratan a sus pacientes teniendo en cuenta que son un cuerpo completo, que trabaja en conjunto y requiere de armonía y equilibro entre todas sus partes.
Señala, además, que es indispensable considerar que el cuerpo se compone de los cinco elementos fundamentales: tierra, aire, fuego, agua y éter, los cuales se combinan para formar los tres doshas que tienen todos los seres humanos, aunque en distintas proporciones.
El vata, propio de personas activas y aceleradas, generalmente con apetito irregular, de piel seca y flacas, controla el sistema nervioso y quienes carecen de él sufren de dolor en las articulaciones. El vitta, con mayor presencia en personas con bastante energía y explosivas, que tienen buen apetito y cuya contextura es fuerte y musculosa, genera problemas en el sistema digestivo con su ausencia. Y el kapha, característico de quienes tienen contextura gruesa por un sistema digestivo lento, de quienes les gusta más el clima caliente y no tienen mucha disposición para la actividad física, es el encargado de controlar la estabilidad y estructura del cuerpo.
Estos tres doshas rigen la tradición y quienes la practican buscan equilibrarlos, para mejorar su calidad de vida.
Las consultas iniciales consisten, entonces, en que el especialista identifica los doshas del paciente para así determinar el tipo de tratamiento que necesita. En un proceso pausado, Kakkassery analiza el pulso con el dedo índice, corazón y anular; después continúa con la nariz, los ojos y la lengua, mientras va describiendo la personalidad, los gustos y los dolores de quien tiene en frente.
Con esta información se aconseja el mejor tratamiento, basado en los masajes ayurvédicos propios de esta tradición. El abhayanga, que se realiza en el cuerpo completo y dependiendo de los doshas que el paciente tenga desbalanceados, se focaliza en una u otra zona. Se hace con aceite y culmina en una cámara de vapor para desintoxicar la piel y mejorar la circulación. El shirodharma se centra en la cabeza, mediante gotas de aceite tibio que caen en la frente durante una hora, con la intención de tratar enfermedades del sistema nervioso como el párkinson y la migraña. Y por último está el pindas, que se realiza con un polvo de frutos secos envuelto en un lienzo con el que se hacen masajes en todo el cuerpo para aliviar inflamaciones y la retención de líquidos.
Estos tratamientos se acompañan de yoga terapéutico, que enfatiza posturas para mejorar dolores y tensiones focalizados. Por ello se hace de manera individualizada, pues, como lo recalca Kakkassery, “en la medicina ayurveda cada cuerpo es único, y si se quiere encontrar el equilibrio para una vida sana, se debe pensar en tratamientos personalizados que ayuden a cada una de las personas que se acercan a este estilo de vida”.