Mónica Pardo, un blog con corazón de mamá

En este espacio y en su cuenta de Instagram, esta periodista de 31 años expresa las dificultades y recompensas de la maternidad. Una vocación que la ha acompañado desde antes de tener a Mateo.

El Espectador
14 de mayo de 2017 - 04:20 p. m.
Cortesia
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Mónica Pardo tiene 31 años, un hijo de un año, Mateo, y un blog en el que cuenta todo lo que la maternidad significa para ella. Da consejos, narra historias y hasta opina sobre las dificultades de esta parte de la vida que había estado esperando por mucho tiempo y que es el doble de difícil de lo que imaginaba. Esta periodista no teme escribir que ser mamá no es tan hermoso como lo pintan.

Quizá debido a su postura, y a pesar de que lleva muy poco en este mundo de las madres digitales, llegó a tener una columna de maternidad en la revista Fucsia. Experiencia que acabó pronto por diferencias editoriales con la publicación y que, en parte, la motivó a dar el paso de complementar su cuenta de Instagram (@conelcorazóndemamá) con un blog.

Pero ese sólo fue el empujón final. Como ella misma lo cuenta, sus compañeros de trabajo y amigos siempre la han considerado la mamá del grupo, pues vive preocupada por quienes la rodean y hasta los regaña cariñosamente. “Además, generalmente estaba hablando de temas de maternidad o dándoles consejos a otras personas que iban a tener hijos”. Y confiesa que fueron sus propios allegados los que la motivaron a compartirlo todo en línea.

La decisión no fue fácil de tomar. “Lo había dudado por el tema de la privacidad, de exponernos a mí y a mi bebé a cualquier persona contando detalles de mi intimidad”. También el tiempo, pues su trabajo (fue editora en Dinero.com y ahora está en Procolombia) no era suficiente para sentarse a escribir. Sin embargo, el instinto materno y la idea de ayudarles a otras mamás primerizas en esta etapa pesaron más.

“Te dicen que ser mamá es divino y hermoso, y lo es, pero nadie sabe lo que realmente significa hasta que tiene un hijo, y es algo muy difícil, requiere unos esfuerzos de entrega total a esa persona”. Comenta que son muchas las cosas que jamás imaginó, que hoy está viviendo y que le gusta compartir con otras mujeres que tienen o están por tener a sus bebés.

Sobre las dificultades ha escrito bastante. Una de sus primeras entradas, por ejemplo, habla sobre la idea de abandonar el trabajo y convertirse en mamá de tiempo completo. Uno de los tantos conflictos internos que se ha encontrado en el año y cuatro meses que ha sido madre y para el que requirió de una catarsis.

“Me dio durísimo la entrada a trabajar. Uno sólo quiere terminar para irse a ver a su bebé”, dice, y agrega que no es la única que siente la distancia. Al regreso a casa, tras el primer día de oficina, Mateo, con apenas tres meses, la miró mal y le volteó la cara. Hoy abre la puerta y le sonríe, lo cual genera un sentimiento de alegría incomparable, pero no borra el hecho de que ser mamá implica salir de una jornada laboral en la tarde a otra que podría durar toda la noche.

La clave para sobrevivir sin morir de agotamiento es amar lo que se hace (en su caso, tanto el trabajo como la maternidad) y compartir la responsabilidad, otro tema sobre el que ha escrito con pasión. “La mamá es la que carga con todo lo que haga o deje de hacer el niño, y pues no, también tiene un papá, un abuelo, unos tíos”, que no sólo pueden ayudar a alivianar un poco la carga que reposa sobre los hombros de las madres, sino que también influyen en el desarrollo del niño como persona.

Asimismo, en conelcorazondemama.wordpress.com ha encontrado un espacio para hablar de la licencia de maternidad, de haber tomado la decisión de ser mamá, de lo que realmente significa y hasta de los orígenes del amor de madre, que es el que hace “que nos olvidemos, la mayoría de las veces, de nosotras mismas hasta sacar adelante a nuestros hijos”.

Hoy, Mónica ya no le teme a la privacidad. Se ha dado cuenta de que puede escribir sobre lo que quiera a la vez que evita detalles personales que la hagan sentir incómoda. Tiene una red de seguidores que, a través del blog y de Instagram, recibe sus consejos y hasta celebra los pequeños logros de Mateo, como la primera vez que agarró un tenedor y comió por su cuenta. Acciones que la hacen volver a vivir y a emocionarse por esas otras primeras veces que están por venir.

En cuanto al mundo de las mamás digitales, se ha dado cuenta de que no está sola. “Hay muchas mamás blogueras. Pero a la vez la experiencia de cada una es tan particular y diferente que por ahora se justifica que haya tantas”.

Por El Espectador

 

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