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Después de tres meses y medio del intento de feminicidio del que fue víctima Paola Noreña –herida con arma blanca el pasado 6 de abril cuando salía de la Universidad Minuto de Dios–, la Fiscalía descubrió las primeras cartas en el proceso en contra del principal sospechoso del ataque: Miguel Rozo Trujillo, expareja de la periodista y quien permanece en la cárcel Modelo a la espera de su juicio.
En la audiencia de acusación, realizada el pasado viernes, el ente investigador aseguró que los comportamientos del supuesto implicado le permiten inferir, más allá de toda duda razonable, que él es el mismo hombre encapuchado que a las 5:48 p.m. de ese día abordó por la espalda a la comunicadora y la agredió con cuchillo en múltiples ocasiones, nueve días después de que ella decidiera terminar la relación entre los dos. (LEA: Presunto agresor de Paola Noreña intentó visitarla en la clínica)
En el documento de nueve páginas, la Fiscalía asegura que la joven sospechó desde el inicio de Rozo Trujillo, a quien conoció en esa universidad y con quien tuvo un noviazgo que se prolongó por seis meses. “Cuando terminó su jornada laboral en la Universidad Minuto de Dios, se fue caminando por la carrera 77 por el costado del Colegio Minuto de Dios, cuando un hombre más alto que ella la tomó por el cuello y de forma inmediata y sin mediar palabra, le cortó el cuello en el lado derecho. Al forcejear, el sujeto le cortó también el dedo meñique de la mano derecha y por último le propinó un corte en el rostro en el costado derecho que se extendió hasta la cabeza, pasando por la oreja”, indica la Fiscalía.
El ataque por poco compromete sus órganos vitales. Daniela Noreña insiste en que su hermana “estuvo a punto de morir desangrada”. Esa afirmación está respaldada por el informe pericial de la clínica forense, el cual determinó que “las lesiones descritas, de no haber recibido atención médica oportuna, hubiesen puesto en riesgo su vida”. (LEA: Capturan al sospechoso de haber atacado a Paola Noreña)
De acuerdo con la entrevista que la víctima rindió ante las autoridades, al verse herida pidió auxilio a los transeúntes en el momento en que el agresor emprendía la huida. Por eso no alcanzó a identificarlo plenamente. En ese instante, un conductor que iba en compañía de su hijo la auxilió y la llevó hasta la clínica Partenón, en la que recibió atención prioritaria. Una vez en la clínica Méderi, a donde fue trasladada posteriormente, Paola dijo que se trataba de un hombre de estatura alta, delgado pero fornido, cuyas características le fueron familiares desde el inicio.
Pero cuando le preguntaron por qué sospechaba de Rozo Trujillo, ella se refirió a las actitudes extrañas que tuvo durante la relación y que se hicieron más evidentes cuando decidió separarse de él. “Había observado en esta persona un comportamiento obsesivo, escribiéndole y llamándola de forma desesperada a su celular, y siendo abordada el día anterior a los hechos”, indica la Fiscalía. Sumado a eso, los familiares insisten en que durante la relación el hoy detenido se exaltaba con facilidad, rompía en llanto de manera reiterada y trataba de controlarla. “No le gustaba que fuera a teatro o a patinar, sus grandes pasiones”. (LEA: Feminicidios, un flagelo que no para)
Pero una vez ella decidió romper con él, le hacía visitas inesperadas y le enviaba mensajes de Whatsapp, en los que pedía que no lo dejara. “La víctima llegó a temer por la seguridad de su hermana menor, con la que compartía la residencia, y en una ocasión le pidió que apagara las luces de la casa, para hacerle pensar a su exnovio que no había nadie. A pesar de las reiteradas negativas que recibía, no descansó el acoso obsesivo hasta el día en que se produjo la agresión”.
Incluso, como lo registró este diario en abril, Rozo Trujillo acudió en compañía de sus padres a la clínica Méderi para visitarla. “Se presentó como el esposo y exigió verla. Mientras tanto, ella pedía que no lo dejaran entrar. Desde entonces estuvo mucho más angustiada”, decía su prima Liliana.
Dentro del material probatorio relacionado en el escrito de acusación, la Fiscalía incluyó entrevistas y documentos que le permitirían probar en juicio que Rozo Trujillo fue la persona que atacó a su expareja. Entre ellos, hace referencia a los testimonios de peritos fotográficos, miembros de las autoridades que atendieron el caso, médicos, familiares de la víctima y profesionales forenses. También tiene en cuenta órdenes de interceptaciones telefónicas, videos de seguridad de la Universidad Minuto de Dios, 24 informes de los investigadores, así como valoraciones médico-legales. En caso de ser hallado culpable, Rozo Trujillo podría pagar hasta 40 años de cárcel. (LEA: A juicio presunto atacante de Paola Noreña)
La secretaria de la Mujer, Cristina Vélez, asegura que Paola Noreña está recibiendo el acompañamiento y las asesorías del Distrito para que este caso marque un precedente y siente jurisprudencia en las investigaciones por feminicidio. “Pero la carga emocional es un asunto prioritario, por eso creemos que una de las razones del litigio estratégico en este tipo de casos es para generar precedentes normativos. Cuando un juez se encuentre con un caso similar, podrá contar con las herramientas de la perspectiva de género”.
Según cifras del Distrito, en la ciudad se registraron en el último año más de 23 mil denuncias por acoso, agresiones y amenazas en contra de las mujeres. A la vez, de acuerdo con estadísticas de Medicina Legal, en la ciudad fueron asesinadas 48 mujeres entre enero y mayo de este año, siendo las localidades de Suba (con ocho casos), Kennedy y Bosa (con cinco cada una), las zonas en donde se presenta el mayor índice de agresiones.