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El 27 de abril arrancó la “reactivación económica”, estrategia gubernamental que busca aliviar el impacto financiero que ha generado el COVID-19. Este lunes comienza la segunda etapa con 16 actividades que hacen parte de tres sectores de la industria manufacturera: muebles, vehículos y maquinaria y equipos. Esto pinta un nuevo panorama, ya que ciudades como Bogotá pasarán de tener 46 actividades a consolidar no menos de 60, lo que se traduce en un reto, pues la lucha contra el coronavirus no termina y se debe controlar su propagación.
Así como en la primera fase de reactivación, las empresas que aspiren a retomar su operación no podrán hacerlo hasta que reporten su protocolo de bioseguridad, el cual será estudiado y aprobado por el Distrito. Cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico explican que a la fecha están operando 700 manufacturas (de las 10.000 que se estiman), pues se están habilitando hasta 700 protocolos diarios.
Otro dato: según una encuesta de la Cámara de Comercio de Bogotá, la crisis ha significado una disminución en las ventas del 72 % de las empresas, de las cuales, la mayoría ha reportado pérdidas del 60,8 %. Un significativo grupo son mipymes, las cuales consolidan el 96 % del tejido empresarial colombiano. Una realidad detrás de estas compañías, según la secretaria de Desarrollo Económico, Carolina Durán, es que carecen de liquidez, lo que complica la batalla para mantenerse a flote en la crisis.
En suma, muchas empresas le apuntan a retomar sus actividades, pero con números rojos y el compromiso de invertir en adecuaciones (lavamanos, promoción de transporte alterno y puestos de control de temperatura, entre otros) e indumentaria (tapabocas y demás vestimenta para prevenir la propagación). ¿Y qué si no cuentan con los recursos? Existen varias alternativas financieras diseñadas para todo tipo de compañías; desde las que aspiran a grandes montos y tienen garantías para soportar la deuda, hasta las que no buscan un gran capital y carecen de experiencia crediticia.
Fintech
Las fintech son empresas que prestan servicios mediante el uso de nuevas herramientas tecnológicas, como el big data. Según el presidente de Colombia Fintech, Erick Rincón, se diferencian de los bancos porque pueden otorgar créditos de una manera ágil; llegan a poblaciones que están sub bancarizadas o sin solvencia económica y usan la tecnología para mejorar la experiencia de sus usuarios. Las fintech pueden considerarse una buena alternativa para sobrellevar esta crisis, ya que no solo prestan dinero a personas que usualmente son rechazadas por la banca tradicional, sino que ofrecen alivios que pueden resultar atractivos. Por ejemplo, Finsocial está permitiendo que los pagos comiencen el noveno mes; “Juancho te Presta” ofrece períodos de gracia de tres meses, y Credissimo ofreció condonaciones de entre el 20 % y el 50 % a las deudas de los usuarios con moras superiores a los 180 días.
“Una fintech incluso puede prestar a personas reportadas, su forma de analizar los riesgos es diferente, usan big data, inteligencia artificial que les permite ser más ágiles en la originación de un crédito que un banco”, explica Rincón.
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Crowdfunding
Esta es una forma de financiamiento que ha cobrado protagonismo en los últimos años. Consiste en publicar, en una plataforma, un proyecto que busca donaciones. A cambio, los aportantes reciben una recompensa de las compañías financiadas, como un producto de su portafolio, por ejemplo. Parte de las plataformas de crowdfunding más populares en el mundo son Indiegogo y Kickstarter. Colombia Fintech recomienda La Vaquinha, Yo Apoyo, Skyfunders, Help y Little Big Money.
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Factoring
Bajo esta modalidad las compañías pueden vender las facturas (a bancos o entidades que trabajen con factoring) que saben que a futuro les van a pagar sus clientes. En este negocio la empresa gana, pues recibe el dinero de esas facturas en un tiempo corto, pero también la compradora pues, por hacer ese préstamo, cobra un porcentaje que más adelante le significará una utilidad.
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Líneas de crédito Bancóldex
Este ha sido el mecanismo mediante el cual el Distrito ha facilitado opciones de crédito a las empresas afectadas por COVID-19, en especial para que puedan seguir pagando sus nóminas. La secretaria de Desarrollo Económico confirmó a El Espectador que prepara una nueva línea de crédito para ayudar a las empresas que tengan que hacer adecuaciones e inversiones para cumplir los protocolos de bioseguridad.
La premisa que hace atractivos a estos créditos es que ofrecen tasas de interés inferiores a las de la banca tradicional. Además, cuentan con una garantía del 90 % aportado por el Fondo Nacional del Ahorro y por el Fondo Nacional de Garantías, lo que ayuda a las personas o empresas que no tienen experiencia crediticia o inmuebles que brinden confianza a los bancos.
Para acogerse a estas líneas de crédito, las personas pueden solicitarlo en los banco o con cualquier otra entidad financiera asociada a Bancóldex.
Todas las alternativas pueden ser de gran ayuda en medio de la reactivación. Sí, muy probablemente aumentará la deuda de las empresas, pero la encrucijada por esta pandemia ha puesto a muchos a elegir entre esto o cerrar sus compañías. No obstante, el panorama que prevé la Secretaría Distrital de Hacienda es que la economía de la capital tendrá un rebote positivo en 2021 alcanzando un crecimiento de no menos del 3,6 %, el cual se mantendrá hasta el año 2030.
El cooperativismo: ¿otra alternativa?
El jueves, la Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop) radicó en Presidencia una propuesta donde se pide considerar la adopción del modelo de empresa cooperativa.Según el presidente de Confecoop, Carlos Acero, esto permitirá que las compañías que se encuentran al borde de la quiebra puedan transformarse en cooperativas. La estrategia consiste en que la propiedad de la empresa sea compartida con los trabajadores para, entre todos, adelantar esfuerzos que permitan mantener a flote la producción.
Para que esto sea posible, Confecoop pide al Gobierno eliminar una serie de “obstáculos legales” que impiden la consolidación de este tipo de organizaciones.
Otros beneficios que, asegura Acero, vienen con el cooperativismo es la formalización de la economía, el fortalecimiento del emprendimiento y la organización empresarial sostenible social, económica y ambiental.
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