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El Parque Nacional es un punto de confluencia clave en Bogotá. Por ocho décadas ha resguardado a universitarios, deportistas, trabajadores y parejas que disfrutan recorrer la tradicional Carrera Séptima. Muchos caminan, duermen, leen, pasean perros, montan tabla, escuchan música, juegan fútbol y tenis. La importancia de este tesoro urbanístico, declarado patrimonio material de la Nación en 1996, radica en su ubicación estratégica: está entre calles 36 y 39, y la Avenida Circunvalar y la Carrera Séptima, y su creación significó la primera conexión entre la ciudad y los cerros orientales. El Olaya Herrera, como también se le conoce, en homenaje al presidente que hizo posible su creación, será intervenido como parte de la expansión de la red de TransMilenio (TM).
Según los diseños, frente al Parque Nacional se ubicará la primera de las 21 estaciones, de sur a norte, que conformarán la troncal con la que el Distrito planea conectar las calles 32 y 200. Será una estación de 200 metros, transparente y sin taquillas, que estará entre las calles 36 y 39, sobre el nuevo andén que tendrá el parque y que estará 10,7 metros hacia el oriente, respecto al que hoy se puede transitar. Esto implica la ocupación de casi 4.000 metros cuadrados de espacio público, básicamente, para garantizar la eficiencia de TM. La futura estación será larga y necesitará un carril para que los buses puedan sobrepasar otros articulados.
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La noticia de la intervención no cayó bien entre quienes se oponen al proyecto de la troncal por la Séptima. Y pese a que desde hace un año se empezaron a organizar varios comités, que buscan impedir la obra, la intervención de la acera del Parque Nacional representó la primera demanda al proyecto. Si bien, esta semana se conoció un auto en el que un juez inadmitió el proceso, lo hizo para que los promotores corrigieran el recurso anexando un documento que supuestamente no estaba en la demanda. No obstante, el papel sí estaba entre los 800 folios que enviaron los promotores, razón por la que está en marcha un recurso de reposición para que se revise y se continúe el estudio del proceso.
El Distrito, entre tanto, señala que prefiere no inmiscuirse en pugnas jurídicas y que prefiere concentrarse en darle celeridad al proyecto de la troncal para cumplir con el cronograma y abrir la licitación en agosto. Respecto a la reducción del andén, es enfático en que no se afectará el trazado original y cuestiona que los detractores estén cuestionando solo esta intervención, a pesar que hay muchas otras en el parque.
Una protesta de 1.780 personas
La acción popular para la defensa del parque tiene múltiples objetivos. Se trata de una demanda contra seis entidades distritales y una nacional, interpuesta ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. El objetivo es la protección de los derechos colectivos e impedir que le cercenen parte del andén al parque. Karin Kuhfeldt es la coordinadora del equipo legal del Comité Defendamos la Séptima y una de las tres personas que lideró la presentación de la demanda. Para ella hay una serie de capas de protección que no se están teniendo en cuenta para pensar en una intervención.
Como el Parque Nacional es un Bien de Interés Cultural (BIC), su carácter patrimonial le corresponde en primera instancia al ámbito nacional. Esto implica que, pese a que es un parque metropolitano y es el Distrito el que debe velar por su cuidado, la autorización para cualquier obra la debe dar el Ministerio de Cultura. Debido a ese escenario, dice Kuhfeldt, hay dos protecciones sobre el parque, que no se pueden desconocer.
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“Como BIC, el parque protege derechos colectivos de los colombianos al patrimonio cultural y la legislación sobre patrimonio dice que estos bienes tienen que conservarse integralmente y lo máximo que pueden hacer las autoridades territoriales son obras para cuidarlos y no para deteriorarlos. Y como también es parque metropolitano, hay una normatividad para su conservación, porque integra y da forma al espacio público. Además tiene gran importancia en la estructura ecológica del Distrito”.
La abogada cuestiona la inexistencia de un documento clave: el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP), que debería construir el Distrito para que sea aprobado por MinCultura. Si bien, en 2015, se dio plazo hasta 2025 para construirlo, desde 2008 existe la obligación de formularlo, pero ninguna administración ha saldado esa deuda, con la que se definiría la zona de influencia del parque. También discute Kuhfeldt que no exista un Plan Director, un programa de gobernanza que deberían tener los parques metropolitanos. “Cada administración ha hecho lo que ha querido en el parque, debido a la ausencia de planes y manuales. El Parque Nacional es histórico y con estos documentos habría una mejor planeación”, menciona.
La abogada, quien recibió respaldo a la demanda por parte de 1.780 personas, asegura que no se oponen a una solución de movilidad e, incluso, plantea que si la estación es subterránea, se acaba la discusión. Y aunque, según el Distrito, las opciones bajo tierra se evaluaron y se descartaron, la defensora dice que solicitó los estudios que sustentaban la decisión y nunca aparecieron. “Dicen que costaría $200.000 millones más y dejaría cicatrices en el espacio público, pero no ha sido una alternativa pensada en serio. Sabemos que eso nunca fue parte del contrato de la troncal. Hay que trabajar por la movilidad, pero sería ideal que la movilidad se ajuste al patrimonio y no al contrario”.
Las otras intervenciones
La administración es consciente del valor patrimonial del Parque Nacional. Pero también reconoce que el lugar no se ha cuidado lo suficiente. Por eso, defiende una revitalización basada en el respeto por los valores patrimoniales del parque y también se aguarda la defensa de los intereses generales, para justificar las intervenciones. Los beneficios colectivos que quiere defender el Distrito no son solo los de los visitantes del parque. También busca que los habitantes del borde oriental, desde Codito (Usaquén) hasta el 20 de Julio (San Cristóbal), puedan llegar al parque y a cualquier lugar de la Séptima en TransMilenio.
Para el Instituto de Patrimonio Cultural (IDPC), las intervenciones se pueden realizar desde que se hagan con responsabilidad y armonizando todo lo que el parque representa. “Tenemos que lograr un equilibrio entre desarrollo y preservación de los valores patrimoniales y ambientales del Parque Nacional, que hoy no está en buen estado. Y no es por TM, es por la inacción en el tiempo. Tenemos el interés de recuperar el parque, no solo por TransMilenio. Qué bueno que se pueda llegar al parque en TM desde cualquier punto de la ciudad. Esta pequeña intervención tiene sentido dentro de todo un plan de movilidad”, explica Mauricio Uribe, director del IDPC.
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¿Existen o no los manuales para intervenir el parque? El IDPC reconoce que no, pero destaca que los documentos a los que hace referencia la abogada Kuhfeldt no se requieren para intervenir el parque. “El PEMP no es necesario. Es un instrumento para el manejo y gestión del patrimonio cultural. En los parques metropolitanos, el instrumento es el Plan Director, que tiene como fundamento los valores ambientales y culturales, y eso ya lo estudiamos con MinCultura”, agrega el funcionario. El Plan Director lo está elaborando el Instituto de Recreación y Deporte (IDRD). Luego se tendrán que realizar otros planes para el manejo de tráfico, del mobiliario del parque y de los vendedores informales, entre otros. Por lo pronto, allí se están haciendo otras intervenciones, algunas incluso más complejas, que tienen el mismo objetivo: renovar la cara del emblemático lugar.
Los trabajos que actualmente se realizan son una intervención a los adoquines del andén (el mismo que se piensa disminuir), y la restauración de “Rita”, la escultura del maestro Grau, ubicada en la 39 con séptima. Esta restauración es la primera de las 12 que hará el IDPC con los monumentos del parque. Ninguno se moverá, excepto “Rita”, que, cuando se construya la troncal, quedará ubicada en la zona donde está una figura de la virgen y pasará a pertenecer a la U. Javeriana. Se ha dicho que el monumento a Rafael Uribe Uribe, que está desde el diseño original del parque, también se tocará, pero no es así. Lo cierto, eso sí, es que los carros pasarán muy cerca de la figura.
El IDPC señala que sí contemplaron la opción de un deprimido, para no tener que tocar el Parque Nacional. Sin embargo, se descartó porque se necesitarían unas rampas de casi 100 metros y la estación hubiera medido el doble, pasando de 200 metros a 500 metros de largo, con un paso subterráneo desde la U. Javeriana hasta el centro comercial San Martín. El director de la entidad relaciona la troncal de TM y la afectación patrimonial con una cifra: “En toda la Séptima hay 75 bienes inmuebles de interés cultural. Siete de ellos son nacionales y solo hay uno que se afecta, el borde del andén del Parque Nacional. Ese andén ya se afectó en mayor proporción en 1968, cuando se amplió la 7a”.
La polémica está abierta y se suma al choque que hoy se vive en la ciudad por la intención que tiene la administración de sacar adelante el TransMilenio por la Séptima. Sin embargo, independiente de los que están a favor y en contra del proyecto, es claro que el Parque Nacional va a cambiar y que su renovación va más allá de la construcción de la nueva vía. Lo único que podría cambiar este panorama será la acción jurídica que apenas comienza.
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