Residentes de barrios con alerta naranja aún no saben qué está pasando con el aire en Bogotá

Los habitantes y transeúntes de las zonas más comprometidas por la contaminación atmosférica aseguran que no les han entregado los tapabocas que prometió el Distrito, y tampoco conocen las recomendaciones para evitar afectaciones de salud.

Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com
17 de febrero de 2019 - 04:03 p. m.
Aunque los biciusuarios de la zona transitan con bufandas, máscaras y tapabocas, pocos lo hace por la calidad del aire. Como ellos, pocos en la zona saben por qué se declaró la alerta naranja. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador.
Aunque los biciusuarios de la zona transitan con bufandas, máscaras y tapabocas, pocos lo hace por la calidad del aire. Como ellos, pocos en la zona saben por qué se declaró la alerta naranja. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador.
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Ya están acostumbrados. Para muchos residentes de las zonas cobijadas con alerta naranja por contaminación atmosférica, la decisión no es trascendental ni afectará sus vidas. Dicen que hoy, ayer y en los últimos días, han sentido el aire tan pesado como hace años, por lo que una declaratoria de alerta no cambiará sus rutinas. En Kennedy, Tunjuelito y Bosa, la cotidianidad no se ve irrumpida y son pocos los que usan tapabocas para evitar respirar las condensadas partículas contaminantes que obligaron al Distrito a declarar la alerta ambiental. (LEA: Emergencia ambiental en Bogotá: esto es todo lo que hay que saber)

Mientras continúan con sus rutinas, responden a nuestras preguntas y afirman que poco y nada saben sobre qué pasa con el aire del suroccidente de la ciudad. En Nuevo Techo, por ejemplo, algunos afirman que, si es que existen cambios en el ambiente, no los notan porque el aire contaminado lo respiran día a día. Sin embargo, otros sí dan pistas de las posibles consecuencias de un aire sucio. Rodrigo, quien atiende una droguería del barrio, dice que en los últimos días han aumentado las solicitudes de medicamentos para combatir síntomas de la gripa.

Una madre que pasea a sus dos pequeños hijos, uno de ellos en coche, nos comenta que lo único que alcanzó a escuchar sobre el tema es respecto a la restricción de circulación que habrá este fin de semana para los carros y las motos. Sobre la calidad del aire, las consecuencias y las medidas tomadas, dice que no ha escuchado nada y que no ha visto al primer gestor de riesgo entregando tapabocas por la zona, como lo anunció este viernes el Distrito.

>>>Lea: Emergencia ambiental en Bogotá: este fin de semana habrá pico y placa para carros y motos

Esta queja es la más recurrente: de acuerdo con los habitantes de la zona, ninguna autoridad ha hecho presencia en la zona para explicar qué pasa y entregar los elementos de protección anunciados.

Una mujer de la tercera de edad, quien prefiere no dar su nombre, camina por la zona respirando a través de un tapabocas. Al cuestionarle sobre si esa medida tiene que ver con la alerta ambiental, se remite a decir que es un elemento que usa a diario y que no tiene conocimiento de que exista un aumento de partículas contaminantes en su zona. Eso sí, dice que en su casa hay niños que han reportado molestias en su garganta durante estos días. 

Esas mismas molestias dice sentirlas Costas, apellido del portero de un edificio ubicado casi en el barrio Castilla. Él vive en Soacha, y dice que, aunque no tiene conocimiento de ninguna alerta, sí siente cambios abruptos cuando se desplaza desde su casa hasta su lugar de trabajo. También cuenta que, pese a los días soleados, es común ver capas grises cubriendo el cielo azul. Pese a esto, reitera que no ha visto al primer delegado del Distrito haciendo recomendaciones para afrontar la alarma.

El panorama cambia al transitar por el barrio Tintal. Quienes atienden los puestos ambulantes de comidas rápidas, accesorios para celular y hasta imitaciones de joyas, afirman que sí han evidenciado cambios drásticos con la calidad del aire. Según dicen, aunque es común que tengan que respirar toda la humareda que dejan buses, camiones y otros vehículos, han notado un ambiente más incómodo.

>>>Lea: ¡Cuídese! Recomendaciones para afrontar la alerta amarilla ambiental en Bogotá

Es el caso de Fredy, un bicitaxista de origen venezolano que describe sus últimas horas de trabajo como un suplicio debido a la dificultad para respirar. Por eso usa un corte de tela que se asemeja a una bufanda y que le permite evitar una que otra partícula contaminante. Wilmer, un connacional suyo que se gana la vida vendiendo colombinas y otras golosinas con mensajes de amor, dice que no siente cambios con la calidad del aire, pero dice que su hija, de 17 años, tiene inflamadas las vías respiratorias y, aunque no sabía de la alerta, termina achacándole la responsabilidad de tal malestar.

Mientras hablamos con ellos, por la ciclorruta del lugar pasan cientos de biciusuarios. La mayoría portan tapabocas, bufandas, máscaras y otros elementos que impiden la respiración de partículas contaminantes, un aspecto que permite deducir lo complejo que es pedalear para los ciclistas de la zona. Sin embargo, uno de ellos comenta que no lo hace por la alerta en particular, sino que es una práctica que tiene desde hace años pues siente que recorrer las ciclorrutas de la ciudad al lado de otros vehículos es un ataque contra sí mismo si lo hace sin protección.

Y así, el común denominador del recorrido por algunas de las zonas que tienen alerta naranja arrojó el mismo resultado: desconocimiento y desinterés por parte de los principales afectados por la malca calidad del aire, un problema que se elevó hasta las más graves consecuencias conocidas hasta ahora, y razón de las medidas que tuvo que adoptar la administración distrital. 

Según el Distrito, la raíz de la decisión de declarar alerta amarilla en la ciudad, y naranja en ciertas zonas del suroccidente, radica en la oleada de calor que afecta la región, así como el cruce de vientos que ha provocado incendios de gran magnitud. No obstante, para las autoridades, las quemas son una de las principales razones por las que tomaron la decisión. Estas circunstancias, explican, aumentaron el material contaminante en el ambiente, específicamente las partículas más pequeñas y más peligrosas.

Por Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com

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