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Al hablar sobre la vida fuera de la Tierra, los planetas del espacio siempre son mencionados. Son quienes encabezan la lista de posibles nuevos hogares para el hombre. De ahí que, por seguir buscando cuál de ellos podría albergar la vida, cada tanto aparece uno nuevo en el mapa del Universo. Y en ese panorama poco han cabido las lunas, aquellas que orbitan estos mundos más grandes y masivos y lejanos. Un lugar como el de Pandora, de la película Avatar, podría caber también entre nuestras posibilidades.
Esa fue la duda de un equipo de investigadores de las universidades de California y Queensland del Sur al analizar los datos recogidos desde hace nueve años por el Telescopio Espacial Kepler de la NASA. Información que ha ayudado a identificar miles de planetas lejanísimos al Sistema Solar.
En esa tarea, los expertos precisaron que en más de cien de ellos, las lunas que los orbitan serían en potencia capaces de albergar vida. La razón es que, primero, los planetas que rodean se encuentran en lo que los científicos llaman la "zona de habitabilidad". Es decir, a la distancia justa para que el agua que tengan se conserve en su estado líquido, un requisito imprescindible para la vida tal cual la conocemos.
Segundo, que estos planetas rocosos identificados por Kepler no son los únicos candidatos. Sino que, gracias a las lecciones aprendidas en nuestro sistema planetario, se sabe que gigantes gaseosos podrían contar con lunas rocosas potencialmente viables para la vida. Por eso los investigadores, quienes acaban de publicar el trabajo en The Astrophysical Journal, recomendaron el diseño de telescopios especiales para identificar lunas a través de este enfoque.
La esperanza es que, en palabras de Stephen Kane, profesor de astrofísica planetaria de la Universidad de California y uno de los firmantes del artículo, "existen 175 lunas conocidas alrededor de los ocho planetas del Sistema Solar. Y aunque la mayor parte de esas lunas orbitan alrededor de Saturno y Júpiter, que están lejos de la zona habitable del Sol, ese podría no ser el caso en otros sistemas solares. Por eso, incluir las lunas rocosas en nuestra búsqueda de vida en el espacio ampliará en gran medida el número de lugares que podemos explorar".