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Marte, por su cercanía con la Tierra, se ha convertido en uno de los planetas que más cautiva a los investigadores. Es en este planeta a donde el proyecto Mars One, promovido por el holandés Bas Lansdorp, quiere mandar a vivir personas para el 2025 y es allí, también, donde los científicos llevan buscando rastros de agua durante bastante tiempo. Sin embargo, las noticias hoy vuelven a ser no tan esperanzadoras.
A través de las imágenes tomadas por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), enviada en el 2005, científicos de la NASA habían especulado que Marte, hace millones de años, era un planeta húmedo en el que se atravesaban ríos y mares. Es más, en el 2015 se planteó una idea que sonó magnífica para los que sueñan con llegar al planeta rojo: debajo de la superficie del planeta todavía se escondía cierta cantidad de agua salada que trascurría como un río. Las culpables de esta hipótesis fueron unas fotografías capturadas por MRO donde se podrían observar unas manchas oscuras. (Lea también: Los ríos de Marte)
No obstante, un estudio publicado en la revista Nature Geoscience esta semana desmiente esta afirmación. La investigación, publicada por el Servicio Geológico de los Estados Unidos, plantea que las manchas captadas por MRO son flujos granulares. Es decir, corrientes de arena que se mueven similar al agua en un río.
Según explica el periódico español El País, Colin Dundas, investigador de esta institución y autor principal del estudio, “plantea que la interpretación de que las manchas hayan sido provocadas por arena seca son más compatibles con otras pruebas que indican que el Marte actual es muy seco”.
Lo cierto es que las manchas, sean de agua o de arena, han sido identificadas en varias partes del planeta: en los Valles Marineris, un sistema de cañones que atraviesa la “línea ecuatoriana de Marte”, así como la Acidalia Planitia, en el norte del planeta.