Imagen de Teresa de Ávila, también conocida como Santa Teresa de Jesús. Escribió obras como: “Camino de perfección” y “Las moradas”.
Foto: Archivo particular.
Las mujeres en los siglos XVI y XVII tenían un destino ineludible y exclusivo: el matrimonio o el convento. Precisamente, por eso los claustros femeninos no contaban únicamente con mujeres que habían obedecido a un llamado divino, sino también con aquellas a quienes la sociedad les había cerrado las puertas ya fuera por su deshonra, algunas veces por la viudez o simplemente por tener aspiraciones que se apartaban de lo que se esperaba de una buena mujer, como era el deseo de educarse y escribir.
Por Mónica Acebedo
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