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La Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB), desde el 2005, es la facultad de artes de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. La alianza se hizo por mutuo acuerdo con la idea de fomentar una educación de calidad en esta área. Estudiantes, profesores y egresados han luchado constantemente por un cambio de sede. La Merced, actual edificio donde funciona la facultad, no cuenta con condiciones dignas para la formación de los artistas. Después de 15 años el Consejo Superior de la universidad aprobó la compra de un nuevo predio.
“En la época en que yo estudié existía un salón que se llamaba el quiebra patas. Ya se imaginará el estado del piso, el techo y los problemas de humedad”, afirmó Cristian Villamil, vocero de los egresados. Con el paso del tiempo, y con el incremento de estudiantes, la sede empezó a tener problemas de hacinamiento. La Merced es un edificio que tiene más de 100 años y está diseñado para albergar entre 500 a 600 personas. Antes de la pandemia, 2.000 estudiantes hacían uso de sus espacios. Es decir, “la infraestructura se quedó corta”, comentó Villamil.
Tras una votación unánime el Consejo Superior de la universidad aprobó el acto administrativo por medio del cual se autoriza a Ricardo García Duarte, rector de la universidad, la compra de un nuevo predio en la ciudad de Bogotá, en la calle 13 con carrera 33. “La compra corresponde a un asunto estratégico y ético. La adquisición del inmueble nos permitirá contar con los medios físicos para ofrecer una educación de calidad, pero, sobre todo nos permitirá ofrecer bienestar estudiantil y respaldo a nuestros estudiantes”, aseguró el rector de la institución en la plenaria virtual del Consejo Superior. La compra de este nuevo espacio le costará a la universidad $12.100 millones.
Aunque todos los consejeros votaron a favor del acto administrativo, en la plenaria surgieron algunas dudas sobre todo relacionadas con la financiación del proyecto. Actualmente, la universidad no cuenta con un plan físico de desarrollo de infraestructura. Esto ha impedido tener un contexto y una proyección de hacia dónde va la institución en dicha materia. Voces como la de Orlando Santamaría, representante suplente de los exrectores, y la de Marco Antonio Pinzón Castiblanco, representante principal de ese mismo grupo, hicieron explícita la necesidad de aprobar la compra del nuevo predio junto con el compromiso de entregar un plan físico de infraestructura a la mayor brevedad posible. Santamaría habló de dos puntos adicionales: elaborar informes que den cuenta del avance de la universidad en materia de construcción y aclarar las fuentes de financiación del proyecto. Frente a este último punto, Luis Gustavo Fierro, delegado del ministerio de Educación Nacional, solicitó que en el acto administrativo aprobado se aclarara que la votación se dio exclusivamente frente a la compra del predio, pues a su parecer las fuentes de financiación del proyecto en sí necesitan de más días de reflexión y discusión.
“Doy el voto simbólico de apoyar la compra del predio. Ojalá terminemos con un aplauso para nuestros estudiantes y profesores”, dijo Julián Báez, representante estudiantil. El encargado dejó claro que la compra del predio es el primer paso para que los estudiantes de artes cuenten con las condiciones dignas en su desarrollo y formación. Aclara que no ha sido fácil situar en la agenda pública este tema y que la labor de los estudiantes en este escenario es clave. Por ejemplo, ellos pueden ser veedores en el proceso de la consolidación del proyecto, pues “esto es una ganancia para todos, el tener una facultad en condiciones dignas para las siguientes generaciones”.
Lo invitamos a que escuche el capítulo 13 de la audionovela Yo Confieso