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Aùn se escuchan ecos de la final internacional de Red Bull Batalla de Gallos que se celebrò el pasado fin de semana en Madrid, España, y en la que el colombiano Camilo Ballesteros (Valles - T) se quedó con el subcampeonato tras ser derrotado en la final por el Mc local Javier Bonet (Bnet).
Como sucediò el año pasado tras la internacional de Buenos Aires en la que Valentín Oliva, (Wos) se quedò con el tìtulo mundial, en esta edición, dentro del mundo de las batallas de freestyle, se viene discutiendo la legitimidad del campeonato de Bnet. A Wos lo llamaron "falso campeòn" y algo similar está sucediendo con el madrileño.
A comparación del año pasado el ruido sobre esta discusiòn es menos sonoro principalmente por dos razones. Bnet aùn no tiene la trayectoria de Wos y el título discutido no lo obtuvo frente al mejor freestalero de la historia, como lo es Mauricio Hernández, Aczino.
Para muchos, el español no obtuvo una victoria contundente en la primera batalla de la noche cuando se enfrentó al colombiano William Daniel Martin Martinez (Carpediem), quien debutaba en el evento internacional.
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Estrimo, juez español con amplio recorrido en batallas de freestyle, aunque la "batalla fue floja, sì o sí, sin ninguna duda, hubiera dado réplica. Bnet no debería haber pasado directo".
Para Maralb React, youtuber experto en batallas, la victoria del español no fue para nada clara. De hecho, fue más allá e indicó que el bogotano tuvo que haber ganado directamente. "No veo en ningún momento que sea clara para Bnet. Bnet, siendo sincero y por mucho que sea español, tuvo un nivel muy bajo".
Carpediem (Martín Martínez) tuvo que aterrizar de narices en el pavimento para convencerse de que valía la pena seguir luchando. Si es que luchar es sinónimo de rapear. De repente, sin ser invitados, llegaron los recuerdos. Los amargos. Hace un año Carpe disputó la final nacional de la Red Bull Batalla de los Gallos contra Camilo Ballesteros (Valles - T) y el freestyler de Cali lo derrotó. Lo que siguió es historia.
Mientras durante todo el año los reflectores, por obvias y merecidas razones, apuntaron a Ballesteros, en el barrio Bosque Popular, en el occidente de Bogotá, Carpediem —casi que en silencio— preparó su retorno. Se adueñó de las noches, las calles y los barrios para improvisar; para afilar su lengua y perfeccionar el doble tempo. En el camino tuvo un par de competencias internacionales y muchas locales. Ganó unas batallas y perdió otras. Siempre, después de sobarse los golpes, siguió la preparación. El objetivo era uno: convertirse en campeón. Lo logró.