El Magazín Cultural
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El retorno a las raíces musicales

La agrupación, fundada en 2009, es considerada como el más importante coro masculino búlgaro dedicado al repertorio polifónico antiguo y ortodoxo.

Alexander KleiN *
12 de enero de 2015 - 02:00 a. m.
El retorno a las raíces musicales

No es exageración decir que la mayoría de melómanos hoy escuchan música que casi siempre posee, de alguna manera u otra, instrumentos inanimados (es decir, objetos sin vida). A pesar de contar con materiales orgánicos, como la madera o el crin, los instrumentos que dominan el mundo de los sonidos siguen siendo eso: cuerpos artificiales. En efecto, los pianos Steinway y los violines Stradivarius sólo son, sin la intervención de las manos entrenadas de un músico, simples objetos decorativos. En últimas, es el ser humano el único capaz de darles verdadera vida.

Con tanta oferta instrumental, y en una sociedad donde lo artificial ya prima sobre lo orgánico, se nos suele olvidar a veces que todo ser humano nace con uno de los instrumentos más versátiles y hermosos del mundo: la voz. En ese sentido, se nos olvida que todos somos, de alguna manera, músicos por naturaleza. Y, mejor aún: la voz de cada individuo es única, a pesar de compartir registros e incluso ciertos rasgos tímbricos con otros individuos.

Es entonces increíble observar cómo hoy en día la música coral ha tomado un papel secundario dentro de las manifestaciones musicales del mundo. En términos profesionales, hay en Colombia más orquestas que coros y esta situación también se puede ver en países musicalmente más desarrollados. Es por todas estas razones, y muchas más, que la presencia de un grupo como Svetoglas en el IX Cartagena Festival Internacional de Música es un acontecimiento cuya trascendencia no puede exagerarse.

La agrupación, fundada en 2009 y considerada como el más importante coro masculino búlgaro dedicado al repertorio polifónico antiguo y ortodoxo, dará hoy una muestra de la riqueza musical vocal de su tierra natal. Su enfoque principal ha sido el de retomar las antiguas músicas folclóricas y ortodoxas de Bulgaria y modificarlas levemente para presentarlas en un lenguaje más accesible a los públicos contemporáneos. Parte de su mayor atractivo está en su repertorio de la tradición ortodoxa de regiones como la Península Balcánica, música ancestral desconocida incluso para los melómanos más dedicados del repertorio coral.

Aun así, los integrantes de la agrupación se refieren a su iniciativa como una “propuesta espontánea” que busca acercar al público a épocas en las que la música vocal lo era prácticamente todo. Recordemos que dentro de la misma tradición católica, la introducción de instrumentos musicales ajenos al órgano estuvo prohibida por cientos de años. La tradición ortodoxa, como su mismo nombre lo sugiere, siempre ha tomado la voz como el componente esencial de su liturgia.

La presencia de Svetoglas es, entonces, una invitación abierta que lleva a la reflexión acerca de los orígenes mismos de la música y, sobre todo, de la inmensa riqueza musical de una voz humana que todavía, por más que se quiera, no puede ser reemplazada por ningún otro instrumento. 

*Compositor e historiador.

Por Alexander KleiN *

 

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