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“Interior/Exterior” nace de “Imagen Regional 9”, un proyecto que parte de los principios de formación, creación, circulación, visibilidad y trabajo en red de artistas regionales. Estos se conservaron para esta iniciativa, ¿por qué?
Estos principios son muy importantes en cuanto al proceso formativo. Estamos hablando de artistas que están en todas las regiones del país y hay que tener en cuenta que en cada lugar el criterio y la definición de arte son muy distintos. Esa es una de las ventajas de este proyecto: está abierto a todo tipo de definiciones. Los curadores, que en este caso son Melissa Aguilar, Yolanda Chois, Máximo Flórez, Alexandra Haddad, Cristo Hoyos, Ana María Lozano y Edinson Quiñones, se ven como formadores, mentores y terapeutas, sobre todo porque el lado humano de la curaduría se potencia mucho en este proyecto. La palabra “curaduría”, para mí, surge de la noción de curar, que inicialmente es frente a objetos: curar objetos para una colección. Pero también me parece poético percibirla como una curación emocional: la creatividad va de la mano de un componente emocional y psicológico para mostrar que la formación, por ejemplo, no es una cosa solamente profesional y exigente, sino que también es una forma de trabajar solidariamente para adaptar un trabajo en un espacio público o una fachada.
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En este proyecto, los artistas han escrito y recibido instrucciones para desarrollar las obras de sus colegas. Serán guías y aprendices al mismo tiempo. ¿El concepto de “instrucción” no es problemático o contradictorio en términos artísticos?
Hay una figura que siempre regirá en el arte, pero que es bueno cuestionarla: la autoría. El hecho de que te aproximes a una creación desde una instrucción, hace que, automáticamente, cuestiones la noción de autor. Esos planteamientos que genera el arte contemporáneo puede que no tengan respuesta. El reconocimiento de una persona detrás de una creación ha vuelto, en medio de todo, egoísta o narcisista el proceso creativo. Podría decirse que esa figura de autor entra, medianamente, en crisis. No van a dejar de estar nunca. Claramente, hay grandes autores, pero la contemporaneidad sí ha creado espacios en donde se borra un poco esa noción. La idea de la instrucción surge de Do it, idea del curador suizo Hans Ulrich Obrist y los artistas franceses Christian Boltanski y Bertrand Lavier. El objetivo de este proyecto es generar un juego creativo que permita que un artista interprete, a su manera, una instrucción. También hay preguntas valiosas: ¿la obra es la instrucción o es el componente final? Desde el arte conceptual se trata de restarle importancia al objeto artístico final y de darles mucha más importancia a los procesos. La obra de Interior/Exterior no será, solamente, lo que se concrete, sino todo este intercambio y estos diálogos que se dan desde el momento en el que un artista recibe una instrucción. La obra es el proceso.
Hay muchos conceptos que en este proyecto se transforman. Los artistas, por ejemplo, expondrán las obras en sus fachadas. ¿Cómo funcionará la circulación?
Cuando hablábamos de circulación nos estábamos refiriendo a una itinerancia presencial de exposiciones que iban a tres ciudades del país y después llegaban a Bogotá. Aquí también estamos motivando la materialidad, la presencia en el espacio físico, y eso nos lo han dicho varias personas. El museo traspasa sus barreras de paredes para ir a otros espacios y en ese sentido el concepto de circulación es bellísimo: el museo se está abriendo.
“Interior/Exterior” tiene tres momentos: producción de la obra propia y escritura de la instrucción para desarrollarla, después el recibimiento de la instrucción del otro artista y desarrollo de esa obra. El tercer momento será el de los espectadores, que podrán elegir una instrucción para desarrollar la obra de alguno de los artistas participantes…
Sí, el primer tiempo es el artista inicial que formula esa instrucción y la plasma de acuerdo a como haya concebido la obra. Ha sido complejo porque, como decía, el arte se entiende de formas muy diferentes en cada una de las regiones, pero también ha sido muy interesante describir el carácter de cada uno de ellos: hay unos que prefirieron hacer un museo interior y muchos otros salieron a la fachada. En la segunda etapa ese artista, a través de sorteo, porque no fue algo curado, recibe la instrucción de otro. En este lapso de tiempo, los curadores han hecho reuniones semanales para acotar, definir sus dudas y también poderlos apoyar en sus temores. Vamos a tener un catálogo en el que estará una instrucción con dos obras realizadas: 260 en total. Finalmente se hará una invitación a que las personas participen, elijan una instrucción y la desarrollen.
“El arte es un vehículo fundamental para ir hacia adentro, ya que no podemos ir hacia afuera”, dijo Javier Morales Casas, uno de los 130 artistas que participan en el proyecto. ¿Qué opina?
Decidimos nombrar este proyecto Interior/Exterior porque conlleva a una multiplicidad de interpretaciones: por un lado, está la cuestión más obvia: estamos encerrados y queremos que algo de nosotros se comunique más allá de nuestras puertas o ventanas, pero eso también aplica, precisamente, a esa introspección que se puede dar y que el arte, además, permite. El arte se presta para una cuestión muy terapéutica. También creo que, refiriéndome específicamente a la cita de Javier, la frase es profundamente acertada, oportuna, íntima y bella. Creo que la pandemia permite un exilio interior.
Quinaya Qumir, otra de las artistas que participan en “Interior/Exterior”, dijo que este proyecto era una invitación a mirar nuestro alrededor, a resignificar espacios y crear arte a partir de ellos. Estas prácticas resultan muy acordes al momento que atravesamos.
Hay una riqueza inmensa desde la perspectiva humana en cuanto al encierro. Hay un proceso meditativo que hace que estemos un poco más atentos a detalles que antes pasaban desapercibidos. La noción espacial de mi entorno doméstico muestra el potencial que existe en ese espacio más interior. Parar y reflexionar sobre la vida es algo que ha facilitado la pandemia. Hay una posibilidad inmensa de recuperar y apreciar los gestos.
Ella también se refirió a que se estaba convirtiendo en cliché el proceso comunicativo del arte a través de los entornos digitales. ¿Usted cree que las personas estamos apreciando la sobreoferta artística que hay en este momento debido a las circunstancias?
En el banco nos preguntamos cómo acoger la ventana de la casa y no solamente la del computador, y esa es la razón de nuestro hashtag #MuseosDeVentanasAbiertas. Le apostamos a un futuro poscovid que tendrá una realidad híbrida, pero sabemos que lo digital nunca podrá reemplazar lo presencial. No hay nada como la experimentación del cuerpo relacionándose con la obra de una u otra manera. Tenemos fe en que las personas percibirán el museo como un espacio seguro. Claro que le estamos metiendo la ficha a una experiencia virtual, pero reconocemos que se vuelve agotadora, sobre todo porque ahora hay una sobreoferta global inmensa. Precisamente, lo interesante de este proyecto es que involucra la experiencia artística mucho más allá de la virtualidad para desarrollar un proyecto en el que haya producción e intercambio.