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Juan Nicolás Donoso: “La pérdida es esencial a la experiencia humana”

“Siberia” (Animal extinto), la nueva novela del autor bogotano, explora las memorias de su infancia y presenta un relato que se debate entre lo real y lo fantástico.

Andrés Osorio Guillott
06 de julio de 2020 - 01:39 a. m.
Juan Nicolás Donoso, autor de la novela “Coprófago Paradise” y “Siberia”, estudió artes plásticas y filosofía en Bogotá.
Juan Nicolás Donoso, autor de la novela “Coprófago Paradise” y “Siberia”, estudió artes plásticas y filosofía en Bogotá.
Foto: Archivo particular

Nuestra memoria, tan asociada a nuestro comportamiento y tan determinante en nuestra moral, termina siendo habitada por recuerdos vestidos de espectros, por imágenes que mutan de color o de realidad y son invadidas por elementos que tienden a lo fantástico, que parece que son abordadas por anhelos de aquello que no fue.Donoso, que relata a Siberia como un pueblo místico acechado por el desarrollo industrial, reafirma que en los detalles se oculta la trascendencia de nuestra naturaleza. La experiencia de la pérdida o aquellas energías que deambulan por los espacios que habitamos terminan por sugerirnos un camino donde nada es gratuito y todo parece hacer parte de un paisaje construido con un propósito que solo será descubierto en el andar mismo de nuestra vida.

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“Siberia” es un misterio que deja muchas preguntas. ¿Por qué construir un lugar con tintes fantásticos y enigmáticos?

Yo no tomé esa decisión. Siempre que recordaba mi infancia allá, los recuerdos llegaban espectralizados, enigmáticos. Creo que los recuerdos de nuestros primeros años siempre tienen esa naturaleza espectral. En efecto, la novela está hecha de las preguntas que se hacía el niño y que ahora el adulto no sabe cómo responder. En ese caso sí tomé la decisión de no intentar responder y, por lo tanto, domesticar esas preguntas. Hay objetos que mantienen la energía de las personas. Esa es una de las ideas de la novela.

¿Para usted, qué objetos suelen preservar más esas identidades de sus dueños actuales o pasados? ¿Cuáles objetos que le pertenecen van a resguardar lo que usted es?

La capacidad de un objeto para preservar el fantasma de su propietario la determina nuestra relación con él, no el objeto mismo. Despojados de esas relaciones, los objetos no son más que mercancías. Tal vez a los objetos domésticos les otorgamos esa capacidad más que a otros, pero porque sabemos que estuvieron anclados a la cotidianidad más íntima de alguien. ¿Cuáles de los objetos que me pertenecen van a preservar mi presencia? Creo que eso lo decidirán mis amigos y familiares cuando yo ya no esté.

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Me llama la atención que el personaje a lo largo de la novela cuenta con la presencia de su padre o de su madre. Solo en pequeños momentos la familia está completa. ¿Por qué esa ausencia de uno de los dos?

Porque, desde esa época, las compañías donde trabajaba mi padre comenzaron a enviarlo a viajes de trabajo en el exterior, y mi madre comenzó a viajar a otros países para hacer especializaciones o asistir a congresos. Pero no era así la mayor parte del tiempo, si los aislé en Siberia fue porque necesitaba orbitarlos con la mirada a cada uno. La contemplación no es quedarse mirando algo, sino una forma de la reflexión en la que priman los sentidos, y para contemplar algo es necesario aislarlo y despiezarlo. Sin embargo, el niño no solo hace eso con los padres, prácticamente toda la novela es una contemplación de los múltiples elementos que conforman Siberia.

La imaginación ante el aburrimiento es una idea que se menciona cuando el personaje no halla diversión en su nuevo hogar y, de hecho, funciona mucho para este momento. ¿Cree que la tecnología nos ha alejado de la importancia del aburrimiento en la invención de nuestros gustos y nuestro ocio?

Internet y las redes sociales hacen más fácil evadir la atmósfera que se nos viene encima cuando nos abandonamos a la percepción de la propia inactividad. Esa atmósfera nos recuerda que debemos otorgarle un sentido a la existencia, porque, de suyo, no lo tiene; pero una cosa es quedarse escuchando la reverberación de la existencia un rato y otra tenerla rondando constantemente durante meses. Si la pandemia nos hubiera cogido antes de la llegada de internet, habríamos echado mano de otras tecnologías para lidiar con este encierro y esta inactividad tan prolongados.

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Hubo una imagen que me llamó la atención: la serpiente de Paulina. Me hace pensar en creencias indígenas. ¿Tiene relación con alguna comunidad o a qué se deben esta y otras imágenes fantásticas o místicas?

La serpiente la menciona una mujer que acaba de ingerir hongos alucinógenos y está teniendo un viaje aterrador. Es una de las mujeres que va de visita a Siberia con Paulina. Paulina aparece ahí porque es la única que sabe cómo calmarla y guiar el terror de la alucinación. Visiones similares suceden con el yagé o el peyote; medicinas constitutivas de las comunidades indígenas, pero en general Siberia, a veces por intermedio de Encarnación, aparece como un lugar lleno de viajes astrales, demonios, duendes y fenómenos que escapan a la estructura mental del adulto occidental, en este caso, de los ingenieros, los obreros y las familias que viven y trabajan allá.

Hay varias experiencias de pérdidas dentro de la novela. ¿Qué forja y qué revela esa vivencia en el ser humano?

La pérdida es esencial a la experiencia humana cotidiana, y eso hace que a la literatura le resulte imposible no pasar por ella, pero creo que si me centré en la pérdida fue, en parte, por los libros que más me han gustado y me han hecho escritor, pues no toda la literatura hace el mismo énfasis en ella.

¿Siberia y en particular la fábrica que allí se encuentra no son metáforas de nuestro mundo? ¿No es la fábrica una alegoría de la explotación y la esclavitud del ser humano contemporáneo con extensas jornadas de trabajo?

Todo trabajo se basa en la explotación, pues esa es la única manera en la que una compañía o un patrón puede generar capital. Desde la Revolución Industrial, la fábrica es el modelo más claro de esa explotación. La literatura moderna está llena de obras que describen la distribución del trabajo que se da en la fábrica y el valor de la vida que de esa distribución se desprende: cuanto más indigno o arduo es el trabajo, menor es el sueldo y menos vale la vida de esa persona. Las ruinas devoradas por la maleza que hoy constituyen Siberia y un montón de fábricas abandonadas en todo el planeta son la imagen más clara del fracaso de la modernidad.

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