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A pesar de que siempre fui escéptico a los escenarios apocalípticos, la pandemia actual y las posibles pandemias que puedan llegar, me condujeron a pensar que posiblemente la extinción de los seres humanos podría anteceder a la destrucción del planeta tierra. Si no fuera por lo que está sucediendo, siempre habría pensado que el fin de la historia estaba más relacionado con suceso geológico, que con un evento biológico como el actual. Dentro de ese orden de ideas, me permito hacer unas reflexiones sobre algunas características y condiciones que rodearían la existencia del último hommo sapiens sapiens de la órbita terrestre.
Será el único poseedor de la verdad y todo le será muy obvio siempre. Su única realidad será su propia existencia, por lo tanto, su punto de vista siempre será definitivo. Su criterio jamás fallará, siempre tendrá la razón y nunca tendrá la necesidad de comprobar ningún argumento. No habrá nada más importante que sus monomanías y sus ideas preconcebidas serán las únicas que valen.
Será un ganador por excelencia, no conocerá la derrotas. No teniendo ninguna otra opción que la de triunfar en la vida, su éxito estará asegurado; y a pesar de ser el último de la historia, será el primero en ser invencible. Todo un campeón mundial en todas las modalidades que nos podamos imaginar.
No volverá a tener miedo de nadie. Ya no tendrá que volver a sufrir por un sentimiento exacerbado de autoprotección. El orden será el establecido por él mismo y su voluntad será el sinónimo de ley. Ya no tendrá la necesidad de construir muros, ni de portar armas para defender lo que le pertenece. Su raza será considerada como aquella que prevaleció y ya no correrá el riesgo de perder su pureza.
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Todo girará en torno a sus necesidades, será el centro del mundo. Lo poseerá todo y nadie se podrá aprovechar de él. No tendrá que jamás sacrificar un interés individual y será el mejor reflejo de que cada quien deberá solo preocuparse por su propio bien.