Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Ángela María Escobar, Estebana Roa y Blanca Muñoz, tres representantes de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, hablaron sobre su experiencia en la elaboración de Fragmentos, contra-monumento que surgió tras la firma del Acuerdo de Paz con las FARC. En la charla Arte contemporáneo y conflicto armado, Fragmentos y la visibilización de los crímenes de violencia sexual, las mujeres hablaron sobre su experiencia de sanación y dignificación a través del arte. Este espacio fue organizado por Gente de Museos, con el apoyo de Museante.
Le sugerimos leer Moisés Álvarez: “Estamos en una situación realmente crítica”
Lo que alguna vez fueron armas, hoy es el piso de Fragmentos. La artista Doris Salcedo convocó a un grupo de mujeres víctimas de violencia sexual para que, en un acto de perdón, dieran forma a las láminas de metal que resultaron del proceso de dejación y fundición de armas, tras la firma del acuerdo. “A medida que íbamos martillando y martillando, cada una tuvo reacciones diferentes, pero todas coincidimos en que ese acto nos permitió liberar ese odio que llevábamos por dentro. Como lo dice la compañera Nancy, martillamos por muchas, martillamos por todas”, afirmó Escobar.
Mujeres rurales y campesinas participaron en la construcción de esta puesta artística. Para ellas, esta fue la oportunidad de decirle a todo el mundo que la guerra también pasó por sus cuerpos, partiendo de una misma premisa: “no fuimos culpables de los que nos pasó”. El arte dignificó a las mujeres porque con ello se logró alcanzar reconocimiento, pero, sobre todo, se pudo romper el silencio frente a un delito del cual nadie quiere hablar. Esto, gracias a que el arte hace memoria.
“La obra nos dignifica porque a nosotras no nos creían. Yo duré callando este hecho victimizante por 24 años y haber participado en la obra fue una forma de hacer justicia”, dijo Roa. De ahí, que el arte se haya convertido en una forma de hacer frente a la indiferencia de una sociedad.
Le sugerimos leer Tinder en el muro entre Jerusalén y Cisjordania
Para estas mujeres, el arte ha sido clave en la lucha contra la violencia sexual. Escobar recordó, por ejemplo, que participó de Antibalas, exposición de Felipe Arturo, caminando desde el Museo Nacional hasta Fragmentos, portando un chaleco antibalas, en un intento por demostrarle al país las cargas que ha dejado la guerra sobre las víctimas de violencia sexual. Roa, por su parte, dijo que en Cartagena, y en compañía de otras mujeres, participó en Contra la memoria y el olvido, con el fin de visibilizar la violencia sexual en el marco del conflicto armado. Finalmente, Muñoz afirmó haber sido parte de Quebrantos, instalación temporal que Doris Salcedo hizo en la Plaza de Bolívar. “Cuando golpeaba esos vidrios, yo pensaba en aquellas víctimas que ya no están. Yo lo estaba haciendo por ellas”.