El Magazín Cultural
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Las pesquisas de Santos Molano

Entrevista a Enrique Santos Molano, periodista y escritor colombiano que estrena su más reciente trabajo literario con Manchas de la Tierra.

Ángel Castaño Guzmán
15 de mayo de 2015 - 02:44 a. m.
Enrique Santos Molano ha publicado más de seis libros sobre la historia del país. / Cortesía
Enrique Santos Molano ha publicado más de seis libros sobre la historia del país. / Cortesía

Enrique Santos Molano, periodista y escritor, lleva casi medio siglo estudiando la vida y obra de Antonio Nariño, quien además de prócer de la independencia es uno de los padres del periodismo colombiano. Mancha de la Tierra (2015) narra un fragmento importante de la historia nacional: 1734 a 1781 y el hecho capital de la insurrección de los comuneros.
 
Háblenos de su pasión por Antonio Nariño: Mancha de la Tierra es otro título de su bibliografía que le dedica al prócer. ¿Qué le fascina de la figura del precursor? ¿Recuerda las circunstancias en que este afecto nació?
 
Mi admiración por Antonio Nariño nació en mi juventud, cuando devoraba novelas históricas como las de Walter Scott y Benito Pérez Galdós, las primeras de Los Reyes Malditos y otras muchas, y me nació la inquietud de si nosotros tendríamos un héroe y unos episodios que pudieran novelarse. Encontré ese héroe en la figura del Libertador Antonio Nariño y escribí la novela Memorias Fantásticas en la que el propio Nariño es el narrador de su vida y de sus aventuras. De Nariño me fascinó su intelecto superior, su honradez inmaculada, su coraje temerario, su calidad de estadista y, sobre todo, el buen humor  con que afrontó tanto las horas felices como las de infortunio. Es el más grande de los colombianos. La novela Memorias Fantásticas, aunque fue un éxito (veinte mil ejemplares vendidos) tuvo para mí, posteriormente, el defecto de que se inclina demasiado por la parte de las aventuras y descuida la historia. Fue una observación amable que me hicieron, cada uno por su lado, Germán Arciniegas y Fernando Soto Aparicio, y que me obligó a plantearme su reescritura. Cincuenta años después el primer producto de ese replanteamiento es Mancha de la Tierra. Vale añadir que la historia de Colombia, desde la colonia hasta hoy, abunda en héroes y en episodios interesantísimos que están aguardando un novelista.
 
Su biografía del poeta José Asunción Silva trae una inquietante idea, la misma que desarrolla Ricardo Silva en una reciente novela. ¿Hay algo de esta magnitud en sus investigaciones sobre Nariño? ¿Qué anécdota de la biografía del prócer le parece oscura y atractiva?
 
La biografía de Silva (El Corazón del Poeta) que sienta la hipótesis del asesinato del poeta, admirablemente novelada por Ricardo Silva Romero en El libro de la envidia, se parece mucho a la de Nariño por la forma en que ambos hubieron de enfrentar un ambiente hostil estimulado por la envidia.. Todas las anécdotas en la vida de Nariño son muy atractivas y adornan su genialidad como periodista, escritor, pensador, héroe y Libertador. En él no hay puntos oscuros, pero sí es muy oscura la historia de cómo sus enemigos (no los españoles, sino los propios criollos) trataron de enlodarlo.
 
Al revisar parte de su prolífica bibliografía se da cuenta uno de inmediato que su trabajo siempre ha tenido una fuerte inclinación hacia la investigación histórica. ¿Cómo investiga para sus columnas y libros? ¿Sigue algún método de trabajo o cada tema le trae uno?
 
La historia es una fuente inagotable para la novela, para el cuento y para el teatro. El ochenta por ciento de los dramas de Shakespeare están basados en la historia de Inglaterra, o en las de Roma y Grecia, y el auge de la novela histórica no ha parado de crecer desde cuando lo inauguró Walter Scott. En Colombia la producción de novelas históricas no es mucha, pero se ha intensificado en los últimos años. Mi interés por la historia no es académico sino narrativo, para dar la rigurosa veracidad a los hechos y a los personajes que estoy novelando. Sin embargo, las circunstancias me condujeron en el pasado a dedicarme al ensayo biográfico e histórico, tal vez como una necesaria preparación para entrar de lleno en este género difícil de la novela histórica. La investigación para las columnas la hago con el mismo método que para los libros: siempre buscando confirmar la verdad detrás de las apariencias.
 
¿Cuáles novelas colombianas de corte histórico colombianas le hacen quitarse el sombrero? ¿Qué, en su opinión, debe tener una ficción histórica para ser buena?
 
Siendo escaso, el acervo de novela histórica colombiana cuenta con un puñado de títulos excelentes, entre los que recuerdo ahora: El día del odio, de José Antonio Osorio Lizarazo; La Selva y la Lluvia, de Arnoldo Palacios; Viento Seco, de Daniel Caicedo; La pasión de Policarpa, de Pedro Badran; La perniciosa incertidumbre, de Juan Lara; Una historia tenebrosa, de Adelina Covo; En esta borrasca formidable, de Philipp Potdevin; y la trilogía de William Ospina que comienza con Ursúa.
 
La novela histórica tiene dos posibilidades. La una, como en Guerra y Paz de Tolstoi, en que la historia real es vista a través de personajes creados por el autor; y la otra, como en Mancha de la Tierra, en que los protagonistas corresponden a seres reales. En la primera se combinan la ficción de los personajes y la realidad histórica, y en la segunda la imaginación se vale constantemente de composiciones de lugar en las que pueda mover a los personajes sin distorsionarlos, ni falsear los hechos. En ambos casos la novela histórica debe ser tan amena como pueda para captar la atención del lector como si estuviera leyendo una novela de ficción y experimentado a menudo el aguijón de la curiosidad para saber con certeza si los personajes y los hechos que desfilan por las páginas son verdaderos o inventados; y al final queda con un conocimiento claro de cómo y por qué se dieron los acontecimientos reales que en la novela parecen hacer parte de la ficción. Ningún libro de historia académica, por bueno que sea, nos explica tan bien, como la novela Guerra y Paz, las causas y consecuencias del desastre de Napoleón en la campaña de Rusia.
 
Mancha de la Tierra es el primer volumen de una serie que ha llamado Los hermanos libertadores. ¿Ya tiene listos las demás entregas? ¿Qué periodo de la historia cubre la serie y cuántos años se tardó en escribirla?
 
La Trilogía que tiene por título general Los Hermanos Libertadores, consta de Mancha de la Tierra, que abarca de 1734 a 1781; El Santuario de la Libertad, de 1781 a 1797; y El Ruido del Tiempo, de 1798 a 1823, que cierra con la muerte de Antonio Nariño. La segunda parte ya va por la mitad y espero entregarla en enero o febrero de 2016. La investigación para esta saga ha durado cerca de medio siglo, y comencé a escribirla, en su forma definitiva, en los inicios del presente siglo (2007).
 
Una vez concluya Los hermanos libertadores, ¿ya tiene pensado qué empresa periodística o literaria ocupara su tiempo? ¿Sobre cuál otro personaje de la historia del país le gustaría escribir un libro?
 
Tengo proyectos que podrían ocupar  mi tiempo durante doscientos años más, lo cual, por fortuna para los lectores, pertenece a la sección de “imposibles”. Ahora no pienso sino en el desafío inmediato que es el de concluir Los hermanos Libertadores.

Por Ángel Castaño Guzmán

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Willo(60116)27 de marzo de 2021 - 12:40 a. m.
Revisando los articulos disponibles en el portal de El Espectador acerca de la vida de Antonio Nariño me encontré con la columna 'Antonio Nariño: traductor' en la que se hace alusion a una faceta desconocida y ciertamente contradictoria de Antonio Nariño pues se le tilda de traidor ('...Nariño confesó lo que él era en el fondo: un conspirador nato, un traidor co'). Que tan cierto es esto?
Willo(60116)27 de marzo de 2021 - 12:32 a. m.
Gracias Señor Enrique por dedicar parte de su vida al estudio de nuestras raices y particularmente a la vida de Antonio Nariño con tanta devocion y respeto. El saber que de su propio puño y letra surge el libro 'Mancha de la Tierra' es razon suficiente para adquirirlo, disfrutarlo, interiorizarlo, compartirlo y porque no pragmatizarlo.
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