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El Museo de Trajes, ubicado en La Candelaria, en la casa donde Antonio Nariño tradujo los Derechos del Hombre y del Ciudadano, fue fundado por Edith Jiménez de Muñoz, una de las primeras mujeres antropólogas del país. Desde hace 40 años, esta institución lleva trabajando en la generación de un diálogo entre pasado y presente, en un intento por narrar la historia nacional desde los trajes. En tiempos de pandemia, el Museo, como muchos otros, ha optado por usar la virtualidad como medio para seguir con su trabajo. El conversatorio sobre las labores textiles en el Museo de Trajes y la convocatoria Yo soy conciencia ambiental, se suman a los esfuerzos de la institución por continuar funcionando.
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Sandra Viviana Rodríguez, artista plástica, ha realizado investigaciones alrededor de los textiles y el vínculo con la memoria. En un intento por hablar del trabajo dentro de la Sala de labores textiles del Museo de Trajes, ella liderará un conversatorio acerca del contexto social e histórico de los oficios que allí se encuentran. El 24 de julio, a través de Youtube, los interesados van a poder acceder a la charla.
La convocatoria Yo soy conciencia ambiental, vigente hasta el 14 de agosto, invita a jóvenes estudiantes de diseño, moda, y arte, al igual que a los interesados en temas de sostenibilidad, a presentar una propuesta para la elaboración de un traje o un accesorio en plástico reciclado. Este proyecto es una iniciativa de los artistas Mauricio Mayorga Zamora y Ana Lucía Forero Morantes, y cuenta con el respaldo del Centro de Información de las Naciones Unidas para Colombia, Ecuador, Venezuela; por el Pacto Global Red Colombia; así como por el Centro Cultural Bauprés, “Locura del Plástico”, Organizaciones Mundial de Artistas Integrados, Arte sin Fronteras Por La Paz de Colombia, Kabiros Taller de Forja, y Fundación y la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior CUN.
Según cuenta María del Pilar Muñoz, directora del Museo, “este alberga en sus salas la historia de Colombia. Su salas muestran el atuendo de las comunidades prehispánicas, el europeo que llegó con los españoles, el de las comunidades afro que llegaron para el trabajo de las minas, el del mestizaje, y el de las comunidades indígenas vivas”. Todo esto, en un intento por usar el traje como símbolo nacional y como medio para reflexionar sobre la historia misma del país.