Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Era invierno. Geppetto caminaba por las calles de una aldea buscando que le encargaran oficios que nadie le pedía. Entraba a una posada, le decía al dueño que podría arreglarle esa mesa tambaleante, la silla coja, la puerta dañada. Pero el posadero le decía que no y con un gesto de ternura le ofrecía un puesto en su mesa y le servía un plato de sopa. Así eran sus días. Una síntesis de hambre y bondad. Un hombre triste y una vida de carencias en una Italia pobre.
Un día cualquiera escuchó gritar a un anunciante del circo de marionetas. Vio algunas marionetas encerradas en un carruaje y se le ocurrió hacer una que fuera más bella y que le permitiera viajar por el mundo para, como lo pensó, ganarse la vida honradamente. El carpintero que tenía más pedido en la aldea le regaló a Geppetto un tronco mágico que lo había asustado. Geppetto se fue a su casa con el gran pedazo de madera y mientras hacía su marioneta, esta empezó a respirar y luego de un rato, a responderle con palabras. Esa noche, Geppetto despertó a toda la aldea gritando una y otra vez que era padre.
La historia de Pinocho y Geppetto fue escrita por Carlo Collodi y publicada por entregas a partir de 1881 en el suplemento infantil Giornale Per I Bambini. En 1883 la novela se compiló en un libro. Matteo Garrone la trasladó al cine en 2019 con una propuesta antropomorfa que con ayuda de maquillaje y vestuario complementó la apariencia de personajes como Gato y Zorro, además, en general se basó en las ilustraciones que acompañaban la versión original y que fueron revisadas por Collodi.
El primer día de escuela, Pinocho se escapa al circo. Descubre que las marionetas eran forzadas a trabajar durante largas jornadas y que se les sacrificaba para hacer el fuego para la cena del dueño del circo, que rapta a Pinocho. Un día le pregunta que su padre a qué se dedica y el niño de madera responde que a ser pobre; le cuenta que con cobijas le hizo la ropa que lleva. El hombre del circo lo libera y le da cinco monedas de oro para que regrese y se las entregue a Geppetto.
En el camino de regreso empieza la travesía de Pinocho, un antihéroe que se enfrenta a la vida, a enemigos, a riesgos y a la muerte misma. Se cruza con Gato y Zorro; los estafadores le prometen un jardín en el que podrá plantar sus monedas de oro para que germinen millones de monedas más. El grillo de la conciencia advierte a Pinocho en vano. Pero su hada lo salva, como casi siempre. Esa vez, manda a rescatarlo cuando Gato y Zorro están esperando que se muera colgado de un árbol.
Los primeros borradores de Collodi narraban que Pinocho moriría así, colgado de un árbol. Pero los lectores del entonces final del siglo XIX le pidieron a Collodi un desenlace feliz, por lo que surgió la idea de que Pinocho pudiera convertirse en un niño de verdad.
Le sugerimos leer el perfil de la escritora Yolanda Reyes, Leer: Andar la vida
El niño marioneta pasa unos días en la mansión del hada jugando, comiendo bien y escuchando cuentos. Le miente a su salvadora y su nariz crece varios centímetros. El día que regresa al pueblo, le cuentan que Geppetto se fue diciendo que cruzaría el mar y llegaría hasta las Américas para encontrar a su hijo. Le señalan en dónde queda el mar y Pinocho corre hacia allá. Llega a una aldea en la que empieza a ir a la escuela, pues el hada le promete que si es bueno podrá convertirlo en un niño de verdad. Todo va bien en la escuela, allí evidencia una inteligencia superior a los demás, hasta que se escapa a un paraíso prometido para niños: agua, toboganes, juegos, nada de tareas ni de adultos, una anarquía de infantes: así lo propuso Garrone. A la mañana siguiente del ensueño, Pinocho es un burro al que venden a un circo.
Sobre Las aventuras de Pinocho existen más de cuarenta adaptaciones audiovisuales, como la versión soviética Zolotoy klyuchik (1939), la película de Disney (1940), la serie televisiva italiana Las aventuras de Pinocho (1972), el filme alemán Pinocho y su amiga Coco (2013) y esta película en la que Roberto Benigni, a quien su padre lo apodó Pinocchietto cuando era un niño, actúa de Geppetto; además, en la versión de Benigni de 2002 el actor encarnó a Pinocho.
A comienzos de los años 2000 Francis Ford Coppola también intentó hacer su versión de Pinocho con Benigni, pero no tuvo ningún fin, lo que fue una “bendición” para Garrone. Del Toro y Fellini también desistieron de su versión de Pinocho.
Lo invitamos a leer el homenaje a Julio Daniel Chaparro: Lo que fuiste para el periodismo… y para mí
En el Bernilane de 2020, Benigni afirmó: “Es un libro maravilloso, excepcional. Cuando Matteo me contó qué quería hacer y cómo, y que deseaba hacerlo con el tono universal de Collodi, que no escribió para niños, sino para lectores de todas las edades, no tuve ninguna duda”.
Finalmente, el burro Pinocho queda cojo en una función del circo. Sus dueños lo botan al mar y en el agua vuelve a ser una marioneta. Mientras tanto, Geppetto vive en el estómago de un tiburón. Padre e hijo se encuentran. Impulsa a su padre y a un atún a salir de donde estaban. Se salvan. Salen del mar. Llegan a una casa desocupada cerca de la playa. Pinocho empieza a trabajar con un lechero y a ir a la escuela reiterando el final feliz que pedían los lectores de Collodi: se vuelve un niño de verdad.
El mar es ese espacio metafórico en el que Pinocho ya no es un burro, pero tampoco la marioneta de antes.