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Margaret me pareció encantadora y con un grandioso sentido del humor. Sólo después de un rato, en pleno coctel, supimos que se había robado el anillo. Como éramos amigos de ascensor, me encargaron recuperarlo. Me asignaron un equipo conformado por James Corden (el de Carpool Karaoke) y una examiga. Nos dieron pistolas de paintball (WTF!) y de repente estábamos navegando por lo que yo supongo era el Támesis en una lancha rápida. Pronto (en minutos o segundos), avistamos a Maggie (ella me había pedido que le dijera así). En cuanto nos vio, comenzó a dispararnos. La examiga, James y yo nos atrincheramos en la cabina y respondimos el fuego con nuestras pistolas de paintball. La alcanzamos y nos lanzamos al abordaje. James, la examiga y yo esquivamos las balas con una velocidad de ensueño (obvio) y de repente habíamos acorralado y reducido a Maggie. La examiga dijo que la matáramos, pero yo dije que no, que no era necesario, sobre todo porque era una mujer con un extraordinario sentido del humor y "matarla sería perder demasiadas risas". Bastaba con que nos devolviera el anillo real. And so she did. Pero (plot twist!) resultó que James Corden y la examiga eran en realidad aliados de Maggie, y cuando ya tenía el anillo en la mano y me disponía a volver a nuestra lancha, me atacaron por la espalda, me quitaron el anillo y se lo entregaron a Margaret, que sonreía divertida. Con el anillo puesto, Maggie saltó por la borda y con sorprendente habilidad se fue nadando hasta la orilla. Combatí a James y a mi examiga (que en ese momento fue más examiga que nunca, pinche traidora) y logré reducirlos. En un descuido, James intentó lanzarme al agua, pero resistí. Enojadísimo, empecé a dispararle con intención asesina, pero era una pistola de paintball (duh!) que además ya no tenía buena presión, así que como pude lo empujé al agua. Todavía demasiado molesto por su traición, le disparé con la pistola sin presión tratando de que las bolitas le cayeran en la boca y se muriera atragantado. Pero cuando ya iba a lograrlo, me invadió una tristeza enorme, pues James, pese a su traición, había sido mi amigo. Lo dejé ir. Me giré hacia mi examiga que estaba acurrucada en un rincón y me preguntó: "¿Vas a matarme?" Muy triste le dije que no, que no tenía sentido, que pese a todo ella había sido mi amiga y que quería honrar lo que hubo. La miré largamente: estaba buscando razones para perdonarla (para perdonarme). Pensé en James. Pensé en Margaret. Respiré profundo y le sonreí resignado. Me lancé al agua.