Esta semana ha sido una de buenas noticias para el sector de los moteles, uno de los tantos que acumula pérdidas durante estos cinco meses de restricciones para mitigar la expansión del COVID-19.
A nivel nacional se confirmó la reapertura controlada de estos establecimientos en Barranquilla, Cali, Itagüí y Bucaramanga. En Bogotá, los moteles ya se encuentran en el proceso de habilitar pilotos de reapertura en, por lo menos, 10 establecimientos que se han inscrito para esta iniciativa.
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Las autoridades de la capital se encuentran realizando las verificaciones de los protocolos de bioseguridad de estos establecimientos y “si todo sale bien, estaríamos abriendo el 1 de septiembre”, de acuerdo con John Alexander Alvarado, presidente de Inhotelcol, gremio de los moteles a nivel nacional.
En Colombia, de acuerdo con cifras de Confecámaras, hay alrededor de 3.155 establecimientos registrados bajo la actividad de alojamiento por horas, incluyendo moteles, residencias y amoblados.
Alvarado asegura que este sector responde por unos 75.000 empleos directos en todo el país y por unos 25.000 en Bogotá, en donde hay más de 500 establecimientos de este tipo.
Al igual que como sucede con otros sectores que dependen exclusivamente de la presencia de los clientes, este renglón de la economía ha acumulado pérdidas sin parar en estos meses. Para finales de mayo, las propias cifras de Inhotelcol daban cuenta que casi 30 % de los moteles de Bogotá estaba yéndose a la quiebra.
En Cali, por ejemplo, la Secretaría de Desarrollo Económico de la ciudad estima que la reapertura de este sector significará el regreso al trabajo de más de 6.000 personas. “Si bien es cierto que no es un sector muy grande, es importante porque genera muchos empleos para las madres cabeza de hogar y mujeres adultas por encima de los 50 años”, agregó Argemiro Cortés, titular de esta cartera.
Según voceros del sector de los moteles en esta ciudad, estos establecimientos llevan más de dos meses negociando la reapertura de sus negocios. “En nuestros establecimientos estamos cumpliendo con todo para brindarles un espacio seguro”, afirmó Nelson Lourido, presidente de la Asociación de Apartahoteles, Moteles, Amoblados y Residencias del Valle del Cauca.
“Tenemos en pie una serie de protocolos para proveedores, empleados, áreas comunes y huéspedes”, cuenta Alvarado. Y añade que, para los huéspedes, algunas de las medidas incluyen “desinfección a la entrada, control de temperatura, además de todo lo que ya se hacía con el manejo sábanas y toallas; los moteles siempre han tenido unos estándares de limpieza muy altos. También se han instalado códigos QR para limitar la interacción física de los usuarios al pagar u ordenar algo de los menús. No pueden entrar más de dos personas por habitación”.
Alvarado asegura que una vez la habitación es desocupada ésta permanecerá vacía durante 12 horas, como parte de los protocolos de manejo adoptados en medio de la pandemia por el COVID-19.
Antes de tener en el panorama la reapertura mediante pilotos, algunos establecimientos habían adoptado técnicas ingeniosas para resistir los meses más estrictos del aislamiento. En algunos lugares se estaban ofreciendo paquetes con productos de boutiques eróticas o bonos con un 30 % de descuento para redimir cuando se reabran los establecimientos.
Alvarado cuenta que espera que los establecimientos puedan operar 24 horas, de la misma forma que lo hacen los hoteles, por ejemplo. “Somos una cadena de valor económico muy grande. Y recibimos estas noticias con mucha felicidad”.