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El más reciente informe de perspectivas económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destaca que, aunque la economía colombiana se ha visto duramente golpeada por la pandemia, ya muestra señales de recuperación en la mayoría de los sectores.
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Sus proyecciones le apuntan a que la producción disminuya alrededor de un 8,2 % en 2020 con contracciones sustanciales en la demanda interna y externa. Para que haya una recuperación hacia el próximo año, la organización cree que será determinante el programa de inversión pública, que incluye infraestructura y viviendas con apoyo público.
Así mismo, espera que el consumo privado se recupere lentamente al principio, especialmente en los servicios. El peligro es que un nuevo aumento en las tasas de infección o retrasos en la disponibilidad de una vacuna impliquen más restricciones, “lo que provocaría que la actividad disminuya nuevamente”. Tampoco se debe olvidar que Colombia sigue siendo vulnerable a la evolución adversa de los ya bajos precios de las materias primas, especialmente el petróleo, “unas mejores perspectivas mundiales permitirían un retorno más rápido a los niveles de producción anteriores a la pandemia”.
Según el documento, en el capítulo correspondiente a Colombia, las nuevas infecciones y las muertes relacionadas con COVID-19 alcanzaron su punto máximo en julio y agosto, y desde entonces se han estabilizado en un nivel alto. Esto también permitió reemplazar un bloqueo nacional por medidas específicas y selectivas.
El organismo atribuye a esta relajación de las medidas de contención el comienzo de una recuperación paulatina. “Desde finales de mayo, una relajación limitada del bloqueo ha permitido un repunte en algunos sectores, como lo demuestran los aumentos de la actividad, las ventas minoristas y la producción industrial. Las medidas de confianza de consumidores y empresas también han mejorado”, destaca el informe.
Los sectores que continúan sometidos incluyen entretenimiento, recreación, comercio minorista, transporte y alojamiento.
Respecto al mercado laboral, la OCDE advirtió que el desempleo ya está empezando a experimentar un descenso moderado, sin embargo, se mantiene más de un 10 % por debajo del nivel de enero de este año. “Hacia adelante recomendó fomentar el empleo formal a través de impuestos sobre la nómina más bajos será clave para aumentar la productividad y hacer que el crecimiento sea más inclusivo”, destacó.
“Se necesitan mejores incentivos para promover la creación de empleo formal, incluso mediante impuestos sobre la nómina más bajos y menores costos de registro de empresas. Menos barreras comerciales y una competencia más fuerte podrían respaldar los procesos de reasignación necesarios. Esto haría que la economía fuera más resistente y promovería la productividad y la igualdad, especialmente cuando se combina con programas de formación profesional bien diseñados”.
Por estas razones, el organismo prevé que el PIB aumente un 3,5 % en 2021 y un 3,7 % en 2022, ayudado por las bajas tasas de interés y el estímulo fiscal. También cree que se contendrá la inflación gracias a la considerable capacidad disponible, a pesar de que esta sigue muy por debajo del objetivo.
Finalmente, la OCDE destacó que las políticas macroeconómicas implementadas han respondido a la crisis de manera audaz y oportuna, han amortiguado la caída de la demanda interna y están ayudando a contener las cicatrices a largo plazo de la pandemia, entre ellas la suspensión temporal de la regla fiscal para facilitar el gasto adicional en salud, el apoyo a los ingresos de los hogares, las ayudas a los trabajadores informales, los subsidios salariales y las líneas de crédito extendidas para pequeñas empresas.
Sin embargo, considera que no implementar las medidas de ingresos planificadas y aumentar la eficiencia del gasto público, incluso mediante una mejor focalización de los subsidios públicos y la eliminación de numerosas exenciones fiscales, podría poner en peligro el cumplimiento futuro de la regla fiscal y dificultar la sostenibilidad de la deuda.
“Este gasto adicional de alrededor del 3% del PIB fue posible gracias a una suspensión temporal de la regla fiscal para 2020 y 2021, y el apoyo significativo a la política fiscal continuará en 2021. La deuda pública aumentará sustancialmente en casi 15 puntos porcentuales a más del 60 % del PIB para 2022, pero seguirá siendo manejable según los planes de las autoridades, que incluyen mayores ingresos y recortes de gastos. Las autoridades monetarias redujeron las tasas a mínimos históricos en 250 puntos básicos y proporcionaron una liquidez adicional sustancial en moneda nacional y extranjera”, concluyó.