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Cuando el país está indignado por la adjudicación de una licencia ambiental en la sierra de la Macarena, a 68 kilómetros de Caño Cristales, el río de los cinco colores; cuando el precio del petróleo ha golpeado fuertemente las finanzas del país, por la caída del precio del barril de casi 100 a 40 dólares. Y cuando, por cuenta de eso, el presupuesto nacional hoy tiene un déficit fiscal de más de $12 billones, que se ha ido tapando con recorte en el gasto y con el argumento de la próxima reforma tributaria, el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, piensa que la paz debe permitir sacar más petróleo de las zonas vedadas históricamente por el conflicto armado.
En un foro de la Contraloría General de la República, en el que se analizó cómo enfrentar la situación financiera del país en tiempos de crisis, así lo manifestó: “Con la paz esperaríamos tener la posibilidad de entrar a Caquetá mucho más fuerte, a Putumayo, a Catatumbo, sitios donde antes era difícil acceder. La paz nos debe permitir no solamente a Ecopetrol, sino a todas las petroleras del país, generando desarrollo en las regiones, sacar más petróleo”.
Y lo puso en términos indispensables: “O el país saca más petróleo, o aumentan los impuestos o hay menos mejoramiento de vías. Entonces, hay que proteger el petróleo y el gas porque este país fiscalmente depende del crudo”.
Apreciación que contradice lo que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha dicho en los foros de paz, donde las regiones han sido protagonistas. “La paz cada día es más importante para la economía colombiana, porque nos va a ayudar a construir la nueva economía. (…) Pasado el boom de los productos básicos, del petróleo, de los minerales, esa nueva economía va a estar cimentada sobre la agricultura, el turismo, la industria, y sectores que dependen críticamente de que logremos la paz”.
Con seguridad la controversia por la licencia ambiental en la Macarena traerá de nuevo el debate de qué pasará con los sitios inhóspitos del país, históricamente con presencia de grupos ilegales, a donde las actividades de extracción aún no ha llegado, pero al fin y al cabo lugares que aún conservan la selva virgen que otros sitios verdes ya han perdido.