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En 2020, el sector textil tuvo que transformarse para superar la crisis que causó la pandemia del coronavirus. Con los comercios cerrados, los consumidores en casa, las empresas quebradas y la gente sin empleo, los empresarios dejaron de lado, por un tiempo, la producción de ropa de temporada y ajustaron su maquinaria para crear elementos y ropa de protección tanto para el sector médico como para el consumidor que necesitaba sentirse seguro y protegido en la calle.
Fue una salida temporal que les permitió a grandes empleadores y cientos de marcas pequeñas y emprendedores mantenerse a flote durante los meses más difíciles de la pandemia. Al tiempo que se iban alargando las medidas para contener el contagio, tuvieron que hacer el salto a lo digital para vender en línea y hubo un mayor interés de los consumidores por lo local. El comercio electrónico se disparó y se convirtió en un nuevo aliado.
“Las experiencias en tienda fueron más cuidadas y personalizadas, y se vieron casos de adaptación desde el comercio electrónico, hasta la exclusividad de un personal shopper. Se destacaron las estrategias locales de venta, un número creciente de minoristas que reconsideraron sus estrategias para vender mercadería enfocada localmente e invertir en iniciativas de contratación y desarrollo de la comunidad, oportunidades de empleo y emprendimiento. A medida que más personas enfrentan dificultades, los minoristas deben buscar nuevas formas de minimizar el desperdicio y aumentar la conexión con las comunidades locales”, explicó Rosalina Villanueva, experta en futuro de la compañía de pronosticación de tendencias WGSN.
Aunque las transformaciones y creaciones de nuevas líneas de negocio enfocadas en la bioseguridad funcionaron como salvavidas, no fueron suficientes para que el sector cerrara 2020 con buenos números.
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De acuerdo con Camilo Herrera, fundador de la firma Raddar, especializada en medir el consumo en Colombia, los hogares colombianos tuvieron que tomar decisiones: tener el clóset sin ropa o la nevera vacía. “El sector no se va a salvar este año pese a los incentivos como los días sin IVA. Se espera que el comercio recupere sus niveles de ventas de 2019, pero la categoría moda no va a recuperar esos niveles de ventas en 2021, pese a que tenga crecimiento positivo debido al decrecimiento de 2020”.
Sin embargo, la reactivación de la economía le dio esperanzas al sector textil-confección nacional. Las aperturas permitieron que los números fueran mejorando. “En abril el tamaño de mercado del sector decreció 45 % y cayó a $1,1 billones, mientras que en el mismo mes de 2019 era de $2 billones. Pero para noviembre mejoró y cerró con ventas de $2,1 billones. Sin embargo, cerrará con un decrecimiento del -13 %. Nuestra industria está jalonada por el consumo y el gasto en los hogares y luego de meses de compras de aprovisionamiento llegaron las compras por venganza”, dijo Juan Fernando Loaiza, especialista en investigación económica del Observatorio de Moda de Inexmoda.
Es decir, tras unos meses difíciles, las personas buscaron adquirir productos por gusto para satisfacer sus deseos y sentirse en la “nueva normalidad”. Así las cosas, noviembre y diciembre fueron meses claves, pues representaron el 20 % de las ventas anuales de moda durante los últimos años. Por eso fue fundamental generar confianza en el consumidor mediante una experiencia de compra segura y cumpliendo con los protocolos de bioseguridad.
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“Es importante que la gente entienda que la pandemia no se va a ir y la vacuna no va a llegar en enero ni para todos al mismo tiempo. En la nueva normalidad debemos aprender a convivir con todas las medidas de seguridad y trabajar de la mano con otras industrias para cuidarnos”, agrega Loaiza. Para 2021 se espera un crecimiento del gasto en moda del 4 %.
Además, la pandemia aceleró conversaciones que se venían dando en la industria, como la digitalización, en la que el sector creció 15 % en 2020, y la sostenibilidad en sus diferentes dimensiones: ambiental, social y económica. Estos temas seguirán dictando la agenda del sector el próximo año.
Por ejemplo, se espera que los consumidores cuestionen más a las marcas: quién hizo su ropa, en dónde, en qué condiciones, cómo tratan a sus empleados, etc. Sin embargo, es importante que las personas no se dejen seducir por el boom de la sostenibilidad, pues algunas compañías se están sumando a la tendencia como estrategia de mercadeo para cautivar a los consumidores y no por un verdadero compromiso.
Desde WSGN pronostican cambios en el mercado de la moda que servirán como estrategias de resiliencia, tales como la aceleración de tecnologías integradas a las prendas y otros artículos, la longevidad de los productos y el sentido colectivo.
Por otro lado, Flavia Santoro, presidenta de Procolombia, espera que la reactivación de la industria se siga dando a escalas nacional e internacional. “El 2021 será el año de la reactivación económica, en el que organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial estiman crecimientos para Colombia entre el 4 % y el 5 %. Hay varias oportunidades para concretar en el comercio electrónico en mercados como Canadá y Estados Unidos, y en compras públicas. Así como también se debe hacer un seguimiento de la demanda de productos de bioseguridad y de protección, en el que el sector moda tiene un gran potencial”.
Desde la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, gremio que le ha pedido al Gobierno apoyo y al presidente Iván Duque cumplimiento de sus promesas de campaña, esperan implementar tres propuestas: “medidas arancelarias que beneficien a la industria nacional y al crecimiento económico del sector manufacturero, un IVA diferencial para el sector de las confecciones y continuar con la lucha contra el contrabando”, aseguró Camilo Rodríguez, presidente del gremio.
Tendencias de moda para 2021
Según explica Diana Gómez, comunicadora de moda, los tiempos de llegada de la vacuna a los países tendrán una gran influencia en las tendencias de moda porque “muchos consumidores consideran la vacunación como la oportunidad de ‘volver a la vida de antes’, es decir, retomar rutinas sociales, laborales y de ocio que se habían detenido durante las cuarentenas”.
Las categorías de moda formal, calzado y marroquinería tendrán oportunidades, pues los consumidores elegirán prendas especiales como “un gesto simbólico de nuevo comienzo”.
Gómez señaló que el hecho de que la vacunación privilegie al primer mundo y se reporten largas esperas, incluso hasta 2022 para vacunación masiva en países más pobres, “no sólo aumentará brechas socioeconómicas sino también en historias de moda”.
En el caso de Colombia, en donde permanecerán medidas como el teletrabajo y el aislamiento, las tendencias locales serán más lentas y se seguirá usando moda de confort y ropa para estar en casa, como joggers, sudaderas y sacos. Además, con una mayor actividad diaria en línea tomarán fuerza las prendas formales en la parte superior del cuerpo para las videollamadas y conferencias laborales. “Es una oportunidad para el valor agregado del diseño: tejidos en fibras frescas, que no necesiten mucho cuidado, que no requieran planchado y ofrezcan diferentes formas de uso”, aseguró Gómez.
Los expertos concuerdan en que el miedo al virus no detendrá al consumidor masivo colombiano, que va al centro comercial o a la tienda porque lo ve como una forma de entretenimiento. Incluso, la llegada tardía de la vacuna no lo detendrá. “En todo este tiempo comprobamos cómo el furor y la emoción por comprar nunca estuvo fuera del ánimo de la sociedad en los países de Latinoamérica”, añadió Villanueva.
El sector textil en 2021 se seguirá ajustando para responder a los cambios, como lo ha hecho a lo largo de la historia. Ante la posibilidad de nuevos aislamientos, tanto los hogares como los comercios estarán preparados y no serán tan agresivos como en 2020. Los gremios y expertos hacen un llamado a que las empresas cumplan con los protocolos, a que se siga innovando con textiles para generar valor y a que los colombianos continúen con el autocuidado y apoyen la industria local.