La reducción en las reservas petroleras del país, que sólo alcanzarían para 6,6 años si no hay nuevos descubrimientos, es la principal preocupación del viceministro de Energía, Orlando Cabrales.
Por esta razón trabajan en un programa que permita que los compromisos de exploración suscritos en las rondas de 2014, 2012 y parte de la de 2010 se concreten para sumar barriles a las reservas. Las inversiones previstas superan los US$6.000 millones.
Otra tarea será reconstruir la relación de las comunidades con las empresas petroleras y así superar los problemas que impiden el desarrollo de la operación.
En cuanto a los no convencionales, señala que el Gobierno se tomó dos años para dotar al país de un marco que permita la exploración, pero respetando el medio ambiente.
El viceministro le cuenta a El Espectador cómo será el desarrollo del sector en los próximos cuatro años.
¿Cuál es el reto en este segundo mandato del presidente Santos?
En el sector petrolero, el reto principal es que todo lo que hemos firmado en los últimos años, y sobre lo cual hay obligaciones y compromisos de exploración en firme, se pueda dar.
¿Se habla de inversiones de cuánto?
Se ha hecho un estimado y podríamos estar hablando de una inversión exploratoria de US$6.000 millones, si uno toma la ronda 2014, la 2012 y una parte de la 2010. El reto principal es hacer que esa actividad se pueda ejecutar. Poder materializar ese potencial que cree que podemos y para el cual se requiere una actividad exploratoria importante. El incumplimiento obedece a la demora en las licencias ambientales , a las protestas de las comunidades y el deterioro del orden público, problemas que el Estado debe solucionar.
¿Y qué harán para que eso se dé?
Reconstruir la alineación entre las regiones y la actividad petrolera. Eso se ha perdido. Y para los próximos años debe haber una estrategia muy fuerte, porque de lo contrario las regiones no van a sentir que la actividad las va a beneficiar directamente y por lo tanto no son dolientes. Será tarea del Gobierno que empieza a encontrar mecanismos para reconstruir esta relación.
¿La contrarreforma de regalías sería uno de los elementos a usar?
Puede haber distintos mecanismos. Uno de ellos podría ser vía presupuesto, otro, yo no diría una contrarreforma, sino un ajuste a la Ley de Regalías que genere esos incentivos para que las regiones productoras y los gobiernos locales, donde se hace la actividad, sean nuevamente dolientes del tema. Que existan unos incentivos para que esa actividad ocurra. No tenemos ese trabajo listo, pero estamos en eso y hay que hacerlo.
¿Qué van a hacer frente al deterioro de la seguridad, especialmente en el Putumayo?
Este tema no sólo pasa por medidas de defensa o seguridad, sino que también pasa por generar impacto social en las comunidades donde se opera. Obviamente pasamos la raya. Hay ocasiones en las cuales los temas son eminentemente de terrorismo y para eso hay que adoptar medidas netamente de seguridad. Pero muchas veces son temas sociales y en esto el Gobierno está trabajando en el Plan Putumayo de inversión social. En electrificación rural hay mucho por hacer. Tiene que ser una acción integral.
¿Cómo van a estrechar relaciones con las comunidades?
Se han firmado convenios de regionalización, lo que permite tener presencia en la región. A partir del próximo año tendremos oficinas regionales de la Agencia Nacional de Hidrocarburos en las principales zonas productoras: en Villavicencio, Yopal, Puerto Asís, Rioacha y Arauca. Eso nos permitirá tener una mayor cercanía con las comunidades. Y la ANLA hará lo propio.
Si bien en el país hay preocupación por la autosuficiencia petrolera, ¿el país está pensando en exportar crudo a Venezuela?
Lo que entiendo es que Venezuela necesita un crudo liviano, que sirva de diluyente de los crudos pesados. Y en esa estrategia de comercialización el crudo crudo colombiano siempre tendrá un lugar. Aunque nuestra matriz es cada vez más de crudos pesados, más del 50% es de petróleo pesado. Entonces siempre habrá una oportunidad de vender nuestro crudo en cualquier parte.
¿Hay luz verde para la exploración de los no convencionales?
Básicamente llevamos dos años preparándonos para tener un marco regulatorio adecuado que nos permita hacer la actividad de manera responsable. Aquí lo más importante, y nuestro compromiso, es que se tiene que hacer bien. Hemos realizado talleres con 24 expertos internacionales, especialmente de Norteamérica, porque es allí donde se ha realizado esta práctica. Hay vía libre al fracking, o fracturamiento de rocas, para buscar el crudo.
¿Cuáles son las diferencias con Estados Unidos?
A diferencia de Estados Unidos, en Colombia hicimos primero la reglamentación, mientras que en Estados Unidos primero exploraron y luego expidieron las normas. Aquí el agua y el aire no se van a ver afectados por esta práctica. En lo que sí hay riesgo son los procesos de inyección, pero se está trabajando en eso.