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Después de 13 movilizaciones, diez encuentros oficiales con el Ministerio de Educación y dos meses de cese de actividades académicas por fin había consensos importantes en el tema fundamental: dinero para financiar las 32 universidades públicas del país.
De acuerdo con los representantes estudiantiles que tienen un asiento en la mesa de diálogo, en la reunión de ayer se consolidaron varios acuerdos mínimos en torno a la situación tributaria de los maestros, a la inversión del dinero de las regalías y a la reforma del Icetex. Sin embargo, hasta el cierre de este artículo las diferencias persistían en cuanto al porcentaje de la base presupuestal para las instituciones de educación superior públicas.
Frente a los impuestos para los profesores, la mesa de diálogo acordó que en la Ley de Financiamiento quedará explícito un mecanismo para volver al régimen impositivo que tenían los docentes antes de la reforma tributaria de 2016. En concreto, esta decisión implicaría que los maestros dejaran de pagar tres salarios al año en impuestos y volvieran a pagar solo uno.
Otro acuerdo interesante que ha permitido avanzar en el diálogo fue la decisión unánime de establecer unas comisiones de discusión para seguir definiendo el rumbo de la política educativa una vez se termine el paro nacional universitario. El objetivo de estas comisiones es seguir proponiendo alternativas reales para ir saldando, poco a poco, la deuda histórica de $18 billones que tiene el Estado con las universidades públicas.
Mientras los representantes estudiantiles y el Gobierno Nacional discutían, los jóvenes de la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (Unees) salieron de nuevo a las calles para hacer presión y protestar por el asesinato sistemático de líderes sociales en Colombia.
En Bogotá, las marchas comenzaron al mediodía con un picnic en la plaza Che Guevara de la Universidad Nacional y terminaron en el Parque de los Periodistas. Los jóvenes caminaron de forma pacífica por la calle 45, cogieron la avenida Caracas, después la calle 32 y, finalmente, la carrera 7ª. En Cali y Medellín, los estudiantes recibieron el apoyo de las centrales obreras y terminaron los recorridos sin altercados con la Fuerza Pública.