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El programa “Ser pilo paga” que lleva a cabo el Gobierno nacional promueve el acceso a la educación superior y de esa forma es un incentivo a la movilidad social y a la elevación del capital humano en Colombia. Además, el programa manda señales muy positivas al sistema de educación superior del país. (Vea: ¿Qué opinan los candidatos a la rectoría de la U. Nacional sobre la educación superior en el país?
En primer lugar, solo pueden participar instituciones con acreditación institucional, y por esta razón sólo 26 de las universidades, cuatro instituciones tecnológicas y sólo una institución universitaria estarían en condiciones de participar. Este es un poderoso incentivo social para el mejoramiento de las instituciones sin acreditación.
En segundo lugar, rectores y profesores de colegios de educación pública a lo largo y ancho del país, y padres de familia, ahora afianzarán más sus proyectos de mejoramiento educativo por las oportunidades que se abren. Si bien sólo son 10.000 becas, en el imaginario ahora sí hay posibilidades. El tema de exigencia y de calidad educativa hace ahora parte de las conversaciones frecuentes de las familias colombianas.
Aquellos estudiantes de colegios privados de muy alta calidad ahora reciben un mensaje directo: el puntaje de admisión en las universidades privadas se eleva automáticamente, lo que hace más competitivo el ingreso a la educación superior del país.
Podríamos también hablar de un renacer de las ingenierías, que venían rezagándose y ahora captaron un 47% de los “pilos”. Esto es renovador para esta área del conocimiento.
Miremos ahora lo perfectible desde las universidades públicas. Habría que comenzar diciendo que “el ser pilo paga” ha sido parte del quehacer de las universidades públicas desde sus comienzos. Estas instituciones reciben constantemente estudiantes con altos méritos académicos y les ofrecen una educación de alta calidad, procurando su movilidad social.
Ahora, de 10.080 becas del 2015 del programa “Ser pilo paga”, apenas llegaron a las públicas 1.354, es decir el 13,4%. Esto si se tiene que superar. De 13 instituciones con origen público y con acreditación institucional, sólo participaron seis: Nacional, con 406 estudiantes; Antioquia (128); UIS (187); U Cartagena (330); U. Cauca (71); UTP (232 estudiantes). Números muy por debajo de sus posibilidades, y siete instituciones públicas con acreditación institucional se quedaron por fuera.
Las universidades públicas deben revisar sus calendarios, sus procesos, su examen de admisión para lograr una mayor sincronía con este esfuerzo del Gobierno nacional. Además, la UN tiene una larga trayectoria en programas de bienestar universitario y de apoyo a las poblaciones especiales para prevenir la deserción estudiantil. Por esto afirmamos que el programa “Ser pilo paga” no debe privilegiar sólo la educación superior privada.
De pronto cabe un acuerdo económico con el Ministerio de Educación Nacional que ofrezca reales incentivos económicos a las públicas para participar, que les reconozca el costo estándar por estudiante y que tales recursos se destinen exclusivamente a ampliación de cobertura y bienestar. Este último punto ha sido también planteado por Fabián Sanabria.
Ahora bien, sobra decir que las universidades públicas requieren un financiamiento real y suficiente que permita alcanzar sus tareas misionales. Dicho esto, no hay una razón para quedarse por fuera de del programa “Ser pilo paga”. Más bien, es un nuevo desafío para las públicas, que deben asumir.