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A pesar del miedo, Birmania comienza a protestar contra militares golpistas

Un oficial del Ejército de Birmania crítico con el golpe de Estado anima los ciudadanos a que continúen con el movimiento de desobediencia civil como el arma más efectiva contra los militares.

Agencias AFP y EFE
05 de febrero de 2021 - 11:46 a. m.
Los birmanos comienzan a organizarse en movimientos de desobediencia a los militares que tomaron el poder en su país.
Los birmanos comienzan a organizarse en movimientos de desobediencia a los militares que tomaron el poder en su país.
Foto: Agencia AFP
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Cientos de manifestantes se congregaron el viernes ante una universidad de Rangún, en la mayor protesta registrada hasta el momento contra el golpe de Estado que depuso esta semana en Birmania al gobierno de Aung San Suu Kyi, mientras el ejército sigue arrestando a políticos y activistas.

Los manifestantes, en su mayoría profesores y alumnos, realizaron el saludo con tres dedos de la mano levantados, un gesto de resistencia, mientras cantaban una música que se hizo popular durante la revuelta de 1988, violentamente reprimida por el ejército birmano, y pedían “larga vida a la madre Suu” Kyi.

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“Mientras (los militares) conserven el poder, no vendremos a trabajar. Si todos hacemos eso, su sistema se va a derrumbar” declaró a la AFP Win Win Maw, profesor del departamento de historia.

Funcionarios de varios ministerios dejaron temporalmente de trabajar en la capital Naipyidó, y portaban una cinta roja, color del partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND), según periodistas de la AFP.

La víspera, abogados y médicos participaron en las protestas, mientras habitantes de Rangún daban bocinazos y golpeaban cacerolas por tercera noche consecutiva para “expulsar a los demonios”, los militares.

Los generales, que el lunes pusieron fin de forma abrupta a la frágil transición democrática del país, seguían deteniendo a personas, pese a las condenas internacionales. Win Htein, de 79 años, veterano de la LND, “fue detenido en el domicilio de su hija” el viernes de madrugada en Rangún, indicó el portavoz del partido.

“Sé que me van a detener, pero no me preocupa. Estamos acostumbrados a la lucha pacífica”, había declarado el miércoles a la radio francesa RFI Win Htein, que ha pasado detenido más de 20 años, cuando gobernaba la junta entre 1989 y 2010.

Cuatro días después del arresto de Aung San Suu Kyi, acusada de haber infringido una confusa norma comercial, cerca de 150 responsables políticos han sido detenidos, según datos de la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos, una oenegé basada en Rangún.

El miedo sigue muy presente en Birmania, que ya ha vivido cerca de 50 años bajo un régimen militar desde su independencia en 1948. Pero desde las últimas represiones de 1988 y de 2007, la situación ha cambiado: los birmanos se sirven ahora de internet para resistir.

En Facebook, la puerta de entrada a internet para millones de habitantes, se crearon grupos que llaman a la “desobediencia civil”.

Como respuesta, el ejército ha ordenado a los proveedores de internet del país que bloqueen el acceso a la plataforma. El viernes, sus servicios seguían presentando problemas.

El jefe del ejército, Min Aung Hlaing, que concentra la mayoría de los poderes, justificó el golpe alegando “enormes” fraudes en las legislativas de noviembre, ganadas de forma holgada por la LND.

Un militar anima la desobediencia

Un oficial del Ejército de Birmania crítico con el golpe de Estado anima los ciudadanos a que continúen con el movimiento de desobediencia civil como el arma más efectiva contra los militares, según una carta a la que ha tenido acceso a Efe.

“Todos los oficiales al cargo aquí están buscando medios para silenciar el movimiento. Saben cómo lidiar con huelgas, pero no están seguros de cómo hacerlo con el movimiento de desobediencia civil”, reza la misiva escrita a mano por el oficial que ha preferido que no se publique su nombre por cuestiones de seguridad.

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“Este movimiento es efectivo, por eso deben seguir con la desobediencia civil a largo plazo”, insiste el oficial, que asegura que los militares al cargo lo que temen es el parón del sector de la educación y la salud.

Dentro de los cuarteles se vive una situación de aislamiento ya que se han cortado las comunicaciones con el exterior, según explica la carta firmada el 4 de febrero.

“Los teléfonos y las cuentas de las redes sociales están controladas por los comandantes. Estoy mandando esta carta escrita a mano con muchas dificultades”, señala.

En este sentido, explica que hay algunos militares que “quieren luchar” por la gente pero que están sometidos a mucha presión y “es muy difícil” ya que se enfrentan a penas de cárcel si son descubiertos.

Como recomendación, el oficial crítico con el golpe dice que el movimiento de desobediencia civil debe mostrar que está formado por “ciudadanos reales” y que “es mejor que sea neutral y que no contengan banderas o colores de ningún partido”.

Por Agencias AFP y EFE

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