Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Miles de personas se reunieron en Río el 15 de marzo para recordar y protestar por el asesinato de Marielle Franco, concejala y activista de izquierda, la noche anterior.
La concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) fue asesinada a balazos el 14 de marzo mientras viajaba en un coche con su conductor y su asesora. El vehículo recibió nueve impactos de bala que mataron al chofer y dejaron a su asistente con heridas de poca gravedad.
El ataque fue efectuado por pistoleros en otro vehículo que dispararon indiscriminadamente sin hacer ninguna advertencia ni robar nada, según la Policía Civil de Río de Janeiro.
Varios movimientos sociales han convocado movilizaciones en memoria de Franco en diferentes ciudades a lo largo de Brasil.
La activista venía de participar en un evento para el fortalecimiento de las mujeres negras, y era reconocida por su trabajo en este sector.
El asesinato ha provocado indignación y conmoción en Brasil. En las redes sociales, el público rende homenaje con el hashtag #MariellePresente.
Activista respetada
Marielle Franco fue la quinta concejala más votada en las elecciones de 2016 cuando entró en la Cámara Municipal de Río.
Era una política pionera, una mujer negra que superó su crianza en uno de los barrios más violentos de la ciudad, las favelas de Maré. Se graduó en Sociología y realizó una maestría en Administración Pública.
Feminista, lesbiana y madre de una joven de 19 años, concentró su paso por la política en la defensa de los derechos de las mujeres, especialmente de las negras y que vivían en las favelas.
Juruma Werneck, directora de Amnistía Internacional en Brasil, alabó a la concejala: “Como miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Río de Janeiro, Marielle trabajó incansablemente para defender los derechos de mujeres negras, jóvenes en las favelas y otras comunidades marginadas”.
Franco era “una de las principales voces de defensa de los derechos humanos en la ciudad” según las oficinas de Naciones Unidas en Brasil, quienes expresaron su “consternación” por su muerte.
En febrero, el presidente Michel Temer impuso la presencia militar en las favelas, en donde la ola de violencia es incontenible desde el final de los Juegos Olímpicos pero que llegó a un punto más alto durante el pasado carnaval.
Hace dos semanas, Franco fue nombrada relatora de una comisión especial creada por el Consejo de la ciudad para vigilar esta intervención federal en Río, algo sin precedentes desde el retorno de la democracia en 1985.
La concejala había denunciado este incremento de violencia policial además de oponerse a la presencia militar introducida por Temer.
El 10 de marzo, la concejala denunció en las redes sociales una operación policial en la favela de Acarí. "El 41 Batallón de la Policía Militar está aterrorizando y violentando a los habitantes de Acarí (...) Es algo que ocurre desde siempre y con la intervención es peor", escribió.
Un día antes de que se la asesinaran, Franco publicó un nuevo mensaje en Twitter: “Otro homicidio de un joven que puede entrar en la cuenta de la Policía. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia. ¿Cuántos más tienen que morir para que esta guerra acabe?”
Amnistía Internacional señaló en un comunicado: "El Estado debe garantizar una investigación inmediata, rigurosa e imparcial del trágico asesinato”, para que “no queden dudas sobre el contexto, la motivación y la autoría”.
La muerte de un personaje tan respetado como Marielle Franco aumentará la polémica sobre asesinatos de activistas y políticos en Río, donde las elecciones locales de 2016 estuvieron marcadas por cerca de veinte asesinatos de candidatos a alcaldes o concejales.
Esta ola de matanzas está aparentemente ligada a disputas entre milicias y narcotraficantes que luchan por el control de las favelas, donde viven cerca de 1,5 millones de personas.
*Con información de AFP