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La semana del pasado 29 de julio un enfrentamiento entre un policía de tránsito colombiano y dos migrantes venezolanos generó un pico de xenofobia en las redes sociales. En los días que siguieron al evento las palabras Tocancipá y Policía fueron dos de las más referidas a la categoría de xenofobia. “Uno de los tuits que más me marcó preguntaba: ¿Los policías que le dispararon a los venecos son sus héroes? Porque son los míos, respondan. En la encuesta 1.100 personas respondieron que sí”, afirma a este diario Alejandro Daly, coordinador nacional de El Derecho a no Obedecer.
Este flujo de datos fue registrado gracias al Barómetro de xenofobia, del cual Daly también es coordinador. El proyecto busca sistematizar, analizar, y difundir, como información pública, el análisis de datos recopilados en Twitter, páginas web y medios de comunicación sobre la población migrante en Colombia. “Nos causa preocupación el alto nivel de polarización política que generan las conversaciones públicas sobre la migración y los migrantes en Colombia en las redes sociales, en particular por las repercusiones que pueden traer consigo para las personas en condición de movilidad humana en Colombia, particularmente los ciudadanos venezolanos”, aseguró Saruy Tolosa, Coordinador de proyectos de la fundación Friedrich-Ebert en Colombia.
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El tema de los discursos de odio en redes sociales no es nuevo. Es un largo y espinoso debate difícil de abordar desde cualquier ámbito, sea político, social, cultural o económico. Lo cierto es que este proyecto, que viene andando desde hace cerca de un año, y que surge como una alianza entre El Derecho a No Obedecer, proyecto de la Corporación Otraparte, el Observatorio sobre Racismo, Xenofobia y Odio de la Fundación Interpreta, el Observatorio de Migraciones de la Universidad Externado de Colombia, Chile, la Friedrich-Ebert-Stiftung en Colombia y Save The Children, es de las primeras herramientas para cuantificar la xenofobia contra el migrante venezolano en Colombia.
En los resultados de su primer informe se procesaron 92 mil mensajes, entre el 15 de junio y el 24 de julio, y lo que se encontró es que la conversación sobre crimen fue de lo que más se habló sobre migración, con un total del 55 % de la información. Así fue en las grandes ciudades tenidas en cuenta (Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali). “A medida que avanza el proyecto va a ir de la mano de estructurar mesas de trabajo intersectoriales entre gobiernos locales, organismos de cooperación para sentar a los diferentes actores para mostrarles lo que está pasando en la ciudad y ver qué se puede hacer”, afirma Daly.
La conversación se categorizó en cuatro dimensiones de interés de política pública: educación, crimen, salud y xenofobia. En Cúcuta, por ejemplo, los temas de los que más se hablaron fueron los de educación y salud. En estos temas la conversación “se centró en torno a la necesidad de convalidar los títulos universitarios de profesionales migrantes para facilitar su ingreso al mercado laboral y en la dificultad de hacer el trámite”.
Lo que se ha visto desde el Observatorio de migraciones de la Universidad de El Externado, es que las redes sociales terminan incidiendo en la violencia contra la población migrante. “Básicamente el problema radica en que a través de los estereotipos, la discriminación, se terminan naturalizando y legitimando formas de violencia. Los procesos de violencia son justamente eso, donde en pequeños actos se termina considerando que es normal discriminar, incitar a la violencia. Esto puede llegar incluso a convertirse en un catalizador mucho más grande de acciones xenófobas que pueden transformarse en eventos de violencia a gran escala”, agrega Irene Cabrera, coodirectora del observatorio y docente investigadora de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la universidad.
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Justamente la intención del Barómetro de xenofobia, además de recopilar información, es contrarrestar los discursos de odio que se mueven en las redes sociales. “Vamos a estructurar en el futuro un kit antixenofobia en línea. La mayoría de este proyecto se va a traducir en un proceso de fortalecimiento de capacidades en organizaciones de migrantes, en cómo identificar y combatir la xenofobia en línea. Esto quiere decir cómo se denuncia un comentario de odio, qué es odio, qué palabras pueden generar odio, violencia, o incitar a esta”, afirmó a El Espectador Daly.
Tolosa, por su parte, agrega: “Pensamos que el barómetro puede ser una herramienta muy eficiente en la prevención de dinámicas negativas contra los migrantes, como la xenofobia, los discursos de odio, o la estigmatización, y esperamos que se convierta en una herramienta de ayuda para las instituciones en la posible identificación y georeferenciación de tendencias que atenten contra la dignidad e integridad de estas personas”.
A mediano plazo el informa intentará poner en el debate la influencia que tienen declaraciones de políticos y medios de comunicación, dos agentes importantes y responsables del fenómeno. “Sabemos que hay declaraciones de ciertas personas en Bogotá que han sido xenófobas y desafortunadas. Esas declaraciones no entraron en este informe, por el periodo de tiempo, pero estamos analizando esos comentarios. No hacemos público quién dijo qué, pero sí lo queremos hacer en las mesas de trabajo. Nosotros a esas personas los llamamos los influenciadores negativos o influenciadores positivos”, afirma Daly.
Cabrera, por su parte aseguró: La idea es darse cuenta de cómo necesitamos también unos procesos de periodismo que partan de un análisis y una aproximación reflexiva de la migración. A través del barómetro lo que queremos es justamente empezar identificar qué información es parcializada, o cuál termina desacreditando o generando de pronto un imaginario negativo que rápidamente se multiplica en las redes y hace que se pierdan de vista otras dimensiones importantes que están ocurriendo alrededor de las personas en movilidad humana. Por ejemplo, hay muy pocas noticias que muestran cómo los inmigrantes son víctimas de robo o secuestros, extorsiones, homicidios, amenazas, de reclutamiento”.
Si bien la idea no es invisibilizar lo que ocurre con los migrantes, es importante que los medios se sumen a la tarea de ser responsables en el trato de la información, en balancear las noticias, sin desconocer los hechos. Por último, el informe encontró “que la conversación con mensajes xenófobos solía crecer con noticias o eventos que involucraban a inmigrantes venezolanos en crímenes.
Esto ocurrió tanto a nivel nacional, con el enfrentamiento en Tocancipá antes descrito, como a nivel local con un video de un migrante venezolano robando en el metro de Medellín”.