Bolivia: entre la wiphala y la Biblia

Las protestas bolivianas pusieron en evidencia que el país nunca superó la división: hay una nación indígena y una blanca. Una que se siente representada por una bandera supuestamente incluyente y otra, por la Biblia.

- Redacción Internacional
30 de diciembre de 2019 - 01:00 a. m.
La bandera indígena ha sido usada por los seguidores del expresidente Evo Morales. / AFP
La bandera indígena ha sido usada por los seguidores del expresidente Evo Morales. / AFP

Armada con dos Biblias (no una), Jeanine Áñez asumió la Presidencia de Bolivia días después de la salida de Evo Morales, presionado por movilizaciones populares que reclamaban su renuncia por el supuesto fraude electoral en los comicios del 20 de octubre, en el que el indígena se aseguraba la Presidencia del país hasta 2025. La intervención de los militares, pidiéndole a Evo Morales renunciar, precipitaron su renuncia, que lejos de calmar los ánimos en el altiplano evidenciaron la profunda división que vive el país desde hace muchos años.

En la posesión presidencial, Áñez llevó dos Biblias y gritó: “¡Gloria a Dios!”, mientras que el líder social católico Luis Fernando, el macho Camacho, quien fue uno de los que más bolivianos movilizó en las calles, usó rosarios, catecismos e imágenes de la Virgen María para, en sus propias palabras, “sacar a la Pachamama del Palacio de Quemado, sede del gobierno, y devolverle el país a Cristo”. Encapuchados bajaron la whipala de las instituciones públicas, reclamando que a Evo lo había sacado “una batalla de fe”.

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La wiphala se convirtió en el símbolo del Estado Plurinacional de Bolivia, cuando Evo Morales llegó al poder en 2006. La bandera, un cuadrado con siete colores, representa a toda la sociedad: campesinos, indígenas, pobres, empresarios, blancos y ricos, según dice la Constitución. La wiphala en los edificios estatales y en los uniformes de los funcionarios públicos reflejaba las conquistas de esa Bolivia olvidada. De esa que cuando tuvo el poder olvidó la otra, la blanca, la que se siente representada por la Biblia.

Cuando estalló la crisis (que lleva dos meses y medio y ha dejado hasta ahora 36 muertos), aquellos que respaldaban a Morales ondeaban la wiphala, pero sectores cristianos y radicalizados la quemaban y enarbolaban la Biblia. Incluso muchos policías publicaron videos arrancando la bandera de sus uniformes y declarándose cristianos. Peras y manzanas, pues muchos indígenas ondean la wiphala y también son católicos, pero estos símbolos se convirtieron en la imagen de un país que no entiende al otro.

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Historiadores explican que la wiphala trascendió en 1970 durante movilizaciones campesinas que se organizaron para recuperar la identidad política del pueblo aymará, además como homenaje al líder indígena Zárate Willca, después de la resistencia colonial. Hoy un gran sector opositor a Morales la toma como un símbolo que debe erradicarse y repiten las palabras del macho Camacho: “Ha vuelto a entrar la Biblia al palacio”. Pero, ¿qué entró a Bolivia? Más división, pues en las calles seguidores de Morales y opositores siguen enfrentados en una lucha que, de acuerdo con investigadores, solo ha dejado sangre y dolor.

En este escenario, el Congreso se dispone a designar un nuevo Tribunal Electoral que deberá luego convocar elecciones generales. Unas elecciones que deberían hacerse sin banderas ni símbolos para no ahondar en la polarización del altiplano.

Por - Redacción Internacional

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