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Pocos pensaban que el desaliñado, torpe y vilipendiado Boris Johnson sería el hombre que lograría sacar al Reino Unido del atasco político que vivía desde 2016. Poco importaron sus escándalos personales o sus salidas en falso ante la prensa. Contra todos los pronósticos, el actual primer ministro terminó siendo más astuto que su antecesora, Theresa May, y su rival laborista, Jeremy Corbyn, y llevó al Partido Conservador a uno de los mayores triunfos electorales de las últimas décadas. Los tories no obtenían un resultado así desde 1987, cuando Margaret Thatcher era la premier británica.
Si bien en las elecciones estaban en juego otras cuestiones, como el sistema de salud y el desempleo, los resultados de esta semana demostraron que el Brexit era el tema más caliente. La mezcla del hartazgo por parte del electorado con un proceso que parecía no tener final y la promesa de Johnson de que con él terminará este viacrucis resultó ser todo un acierto. El Parlamento tiene 650 escaños, y la formación del primer ministro superó por 38 escaños la barrera de los 326 que se necesitaban para obtener la mayoría. Muy por detrás quedaron los laboristas, que perdieron 59 de sus sillas, quedándose en 203.
“Ejecutar el Brexit es ahora un mandato irrefutable e innegable de los británicos. Estos resultados acaban con las miserables amenazas de un segundo referendo”, dijo Johnson en el discurso de celebración de la victoria conservadora. “Triunfamos y rompimos el bloqueo. Ahora el país será capaz de ejecutar el Brexit”, sentenció.
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La victoria de Johnson allana por fin el camino para el Brexit, proceso que comenzó en el año 2016 con el referendo convocado por el entonces gobierno de David Cameron. Desde entonces, el Reino Unido ha tenido tres primeros ministros y el proceso parecía de nunca acabar. Theresa May, la primera ministra que reemplazó a Cameron, tuvo que renunciar este año luego de que rechazaran en tres ocasiones el acuerdo que había negociado con la Unión Europea. Un problema que al parecer no tendrá Johnson, pues con los conservadores en mayoría, el primer ministro tiene todo para cumplir su promesa y salir del bloque antes del 31 de enero de 2020.
“Los británicos llevan años golpeándose la cabeza contra un muro sin saber cómo ejecutar la salida. Johnson ha ofrecido un camino claro: salir el 31 de enero y negociar un acuerdo comercial exprés, aunque luego no lo sea tanto. Jeremy Corbyn, seis meses de nuevas renegociaciones con la UE y un referéndum en el que no sabe lo que votaría; prolongación del eterno día de la marmota del Brexit”, explica Carlos Carnicero Urabayen, politólogo español, a el diario El País.
La contundente victoria de Johnson significa también la desaparición de los conservadores rebeldes. Ahora, el primer ministro cuenta con un amplio margen de maniobra para negociar a su antojo, pues no solo tiene en su bolsillo a los moderados, sino también a los radicales. Para llegar hasta aquí se ha servido de manifiestas falsedades que impulsaron a la gente a votar contra el bloque comunitario.
Con la mayoría, el acuerdo alcanzado por Johnson en octubre, que fue rechazado por el Parlamento, debe ser de nuevo votado, pero con la aplastante mayoría de los conservadores en la Cámara de los Comunes será relativamente fácil que sea aprobado. El pánico lo causaba un "brexit" duro que se aventuraba como el fin del mundo. Ahora, con el respaldo al nuevo pacto, que supuestamente no enfrentará ningún escollo en la Eurocámara, las islas parecen respirar más tranquilas.
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Se espera que el gobierno vuelva a llevar al Parlamento el proyecto de Ley del Acuerdo de Retiro, la norma que establece el marco para el Brexit, la próxima semana. El objetivo es completar el proyecto de ley a tiempo para que el Brexit suceda efectivamente el 31 de enero.
Pero si el Reino Unido abandona la UE el 31 de enero, ese es solo el primer paso en un proceso muy complicado. La mayor prioridad será negociar un acuerdo comercial con la Unión Europea, que podría estar listo a finales de junio del otro año.
Sin embargo, no todo es positivo para Johnson y los conservadores. Tan fortalecido sale el primer ministro como cuestionada la integridad territorial de Reino Unido. El Partido Nacional Escocés (SNP en inglés) tuvo una jornada exitosa, rozando los 50 asientos en Westminster, según el último escrutinio, en el que sería su mejor resultado en unas elecciones generales.
Después de tres años de caos del Brexit, muchos escoceses ahora creen que el mejor camino es independizarse y volver a unirse a la Unión Europea como un Estado miembro de pleno derecho.
Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia y líder del SNP, declaró que su territorio envió “un mensaje muy claro” de que no quiere un gobierno conservador de Boris Johnson y que el primer ministro no tiene autoridad para sacar a Escocia de la Unión Europea. El resultado es también “un claro respaldo” a que Escocia tenga voz sobre su propio futuro en otro referéndum para la independencia, añadió.