Publicidad

Brasil: democracia frágil

En Brasil, la sociedad se ha sentido frustrada una y otra vez con las elecciones presidenciales durante décadas. No hay nada peor que la desesperanza de tener que dar el lugar a los radicales y oportunistas de cualquier ideología. Análisis.

Ricardo Viveiros*
23 de julio de 2020 - 07:00 p. m.
Brasil lleva años viendo cómo sus esperanzas son destrozadas; las reformas prometidas ha sido postergadas una y otra vez.
Brasil lleva años viendo cómo sus esperanzas son destrozadas; las reformas prometidas ha sido postergadas una y otra vez.
Foto: Agencia AFP
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Quienes hayan visto La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht y Kurt Weill pueden sentir un paralelismo entre “La República de Weimar” en la Alemania de los años veinte y la actual democracia brasileña: ambas frágiles y dominadas por grupos rebeldes. En Alemania había monárquicos, nacionalistas, comunistas, demócratas y oportunistas de turno que, aprovechando la agitación causada por los otros, corrompieron el país que contrastaba la miseria de muchos con la riqueza de unos pocos.

Ver más: Sobrevivir en un país en donde el Presidente niega la pandemia

En Brasil, la sociedad se ha sentido frustrada una y otra vez con las elecciones presidenciales durante décadas. No hay nada peor que la desesperanza de tener que dar el lugar a los radicales y oportunistas de cualquier ideología. Irónicamente, desde la fundación de la República Brasileña hace 130 años, lo menos que se ha tenido son gobernantes republicanos. Las desilusiones con los "Salvadores de la Patria" fueron sucesivas: Getúlio Vargas; Jânio Quadros; Fernando Collor de Mello y Luís Inácio Lula da Silva.

Una serie de esperanzas destrozadas. Las siempre prometidas reformas fueron repetidamente postergadas. Las expectativas justas nunca se han cumplido completamente. ¿Qué es lo que los brasileños han tenido a cambio? Corrupción, mala gestión, nepotismo, inseguridad política y social. Muchos problemas que han comprometido el desarrollo.

Jair Bolsonaro era la esperanza más reciente para las generaciones de brasileños que no conocen la democracia plena, porque cuando faltan los derechos básicos, la libertad por sí sola no constituye un Estado democrático legítimo. Aunque relevante, no es el único deber del presidente prevenir la corrupción, incluso si sus predecesores no cumplieron con esta tarea. ¿Y adónde quedan los otros compromisos? La cultura, por ejemplo, que tampoco ha recibido de este gobierno los cuidados que requiere como garantía de libertad y progreso.

El nuevo "Salvador de la Patria" utiliza eslóganes similares a los del nazismo: Deutschland über alles, ("Alemania sobre todo"). O, como Adolf Hitler declaró en su libro Mein Kampf (Mi lucha): "Lo que la mayoría quiere es la victoria del más fuerte y la aniquilación o la captura incondicional del más débil", de lo que Bolsonaro replica: "Hagamos un Brasil para las mayorías; las minorías deben inclinarse ante las mayorías. Las leyes deben existir para defender a las mayorías; las minorías se adaptan o, simplemente, desaparecen...".

Ver más: Brasil, el presidente tiene coronavirus y el país sigue sin remedio

No debemos dejar que Brasil caiga en el oscuro radicalismo de cualquier ideología. El presidente parece buscar una salida honorable a un desafío para el que no se encuentra preparado. Es la oposición de sí mismo, buscando ser víctima de un juicio político para dejar el poder como un "héroe".

Por lo que sabemos, tenía un plan para ser el presidente “Jânio Quadros” que sí funcionó. Renunciar, volver a los brazos del pueblo, cumplir el sueño de ser el “dueño” del país. Gobernar sin las otras esferas de poder que él no respeta, ya que apoya las manifestaciones en contra de ellas desafiando así la Constitución.

En Brasil, las consecuencias de la epidemia de COVID-19 contribuyen a las crisis política y económica de un país dividido: los opositores, los partidarios y los oportunistas. Sabiendo que Alemania terminó muy mal con la destrucción de la democracia durante la República de Weimar, como la historia nos lo recuerda, los brasileños anhelan un país con paz, unidad, respeto y trabajo. Como dijo el legendario publicista brasileño Carlito Maia: “No necesitamos muchas cosas, sólo del uno al otro. ¡Despierta y progresa!”.

*Ricardo Viveiros es periodista, profesor y escritor brasileño. Escribe para revistas y periódicos desde hace 50 años. Viveiros tiene Doctorado en Educación, Arte e Historia de la Cultura de la Universidad Presbiteriana Mackenzie. Es autor de 48 libros en diferentes géneros, en su mayoría de historia, reportaje y biografía.

Por Ricardo Viveiros*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar