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La campana de la iglesia de St. Rose of Lima sonó 26 veces este jueves a las 09H30 en honor a las víctimas, 20 de ellos niños de 6 y 7 años de edad.
Fue a esa hora que el 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza, un joven de 20 años, irrumpió en la escuela con un rifle de asalto Bushmaster AR-15 y dos pistolas, poco después de haber matado a su madre.
Disparó 150 balazos en los corredores y las aulas, y además de a los niños asesinó a seis integrantes del cuerpo de docentes. Luego se suicidó.
Ya había habido masacres en escuelas, como en Columbine, en 1999, o Virginia Tech, en 2007, pero esta fue la peor. El presidente Barack Obama apenas pudo hablar por la emoción cuando se dirigió a sus compatriotas desde la Casa Blanca.
Su deseo de aumentar el control sobre las ventas de armas de fuego, en particular las más peligrosas, se vio luego una vez más frustrado.
El lobby de las armas, la Asociación Nacional del Rifle, ha logrado bloquear todos los intentos en ese sentido impulsados a nivel federal desde 2013.
Enseñanzas
De todas maneras, la tragedia de Sandy Hook ha servido para que los establecimientos escolares de todo el país tomen conciencia de su vulnerabilidad.
Desde 2012 se llevan a cabo procedimientos de alerta y ejercicios de entrenamiento en las escuelas. Muchas han blindado sus puertas y ventanas y reforzado sus vínculos con las autoridades policiales.
Cada escolar estadounidense aprende actualmente la conducta que debe asumir ante un "tirador en acción", y el personal de los establecimientos recibe formación para proteger los salones de clase.
El mes pasado, en California, un desequilibrado que estaba armado como para cometer una masacre en Rancho Tehama, una escuela del norte del estado, no encontró manera de ingresar a ella. En menos de un minuto alumnos y docentes aplicaron los procedimientos que habían aprendido. El atacante baleó el edificio pero no provocó víctimas.
La masacre en Sandy Hook dio lugar además al surgimiento de múltiples organizaciones, como Moms Demand Action, fundada en diciembre de 2012 por madres de familia que luchan contra la violencia causada por las armas de fuego, responsables de 90 muertes por día en Estados Unidos.
Otra asociación, Sandy Hook Promise, se fijó el objetivo de prevenir actos de este tipo a partir de la identificación de jóvenes socialmente aislados o fascinados por ideas mórbidas. Su meta es sensibilizar a 26 millones de personas de aquí a 2026.
"Sandy Hook no se recuperará nunca", dijo no obstante la semana pasada en Washington Chris Murphy, senador demócrata de Connecticut.
"Cinco años. El mismo dolor. El sufrimiento. La ausencia. El desgarro", tuiteó Erica Lafferty, hija de la asesinada directora de Sandy Hook.