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El 14 de junio de 2015, después 21 meses de intensas negociaciones ocurrió un evento sin precedentes en para la diplomacia. Irán, junto a cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido) y Alemania le pusieron fin a una crisis que llevaba 12 años en ciernes.
El acuerdo sobre el programa nuclear iraní prevé un levantamiento gradual y condicional de las sanciones internacionales impuestas a Irán a cambio de la garantía de que Teherán destinará su programa nuclear a fines energéticos y que, bajo ninguna circunstancia, desarrollará armas atómicas.
El viernes, el presidente Donald Trump, quien en varias ocasiones ha manifestado su inconformidad con el acuerdo, confirmó la suspensión de las sanciones económicas levantadas en el marco de este acuerdo. Sin embargo, la Casa Blanca advirtió que se trataba "de la última suspensión que va a firmar"."Es la última oportunidad", declaró Donald Trump, y exigió un "acuerdo" con los europeos para remediar lo que él considera “las terribles lagunas" del texto.
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Cada 90 días, el presidente estadounidense está obligado a presentar un informe en el que avala o no el cumplimento de las obligaciones del gobierno iraní. En octubre del año pasado, Trump se negó a "certificar" que Teherán respetaba sus compromisos, aunque aseguró que su país no se retiraba del acuerdo por el momento.
- Reducción de la capacidad nuclear –
Desde la firma del acuerdo, Irán redujo el número de centrifugadoras autorizadas a enriquecer uranio a 5.060 (contra 10.200 en el momento de la firma del acuerdo) y se comprometió a no superarlo durante un período de 10 años.Según los términos del acuerdo, estas medidas aumentaron a un año lo que los especialistas llaman el "breakout time": el tiempo que necesitaría Teherán para fabricar una bomba atómica. En el momento de la firma del acuerdo, se consideraba que era de dos o tres meses.
- Control -
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) está encargada de controlar regularmente todas las instalaciones nucleares iraníes y, gracias al acuerdo, desde 2015 cuenta con un "acceso limitado" a las plantas nucleares iraníes.En un informe publicado a finales de agosto de 2017, la AIEA certificó principalmente que Teherán no enriqueció uranio a niveles prohibidos, ni constituyó existencias ilegales de uranio débilmente enriquecido o de agua pesada, ni "continuó" la construcción de su reactor de agua pesada de Arak.
El 13 de noviembre, la AIEA indicó que Irán seguía firme en respetar sus compromisos.
- Levantamiento de las sanciones -
El acuerdo, validado por el Consejo de Seguridad de la ONU el 20 de julio de 2015, entró en vigor el 16 de enero de 2016, abriendo la vía a un levantamiento parcial de las sanciones internacionales contra Irán.Los embargos de la ONU sobre las armas convencionales y los misiles balísticos se mantienen hasta 2020 y 2023, respectivamente. Sin embargo, el Consejo de Seguridad puede acordar excepciones en casos particulares.
Desde entonces se han levantado numerosas sanciones internacionales, lo que abrió la puerta a la inversión extranjera.
-Instalaciones secretas: una posibilidad remota-
Una de las mayores preocupaciones de quienes se oponen al acuerdo es la posibilidad de que Irán desarrolle armas nucleares en secreto. Sin embargo, esa la probabilidad de que esa preocupación se convierta en un escenario real es escasa.El acuerdo permite las medidas de verificación más intrusivas hasta la fecha, lo que facilita el trabajo de las agencias de inteligencia de países como EE.UU. Con las puertas abiertas para la verificación, los países encargados del trabajo de auditoría también tienen un acceso privilegiado a información sobre el programa nuclear iraní lo que bajo otras circunstancias habría implicado una mayor inversión de recursos.
-Un retiro estratégico-
El acuerdo se vence en doce años. Durante ese periodo, al menos en teoría, países como EE.UU., Arabia Saudita e Israel, que acusan a Irán de patrocinar organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah, tienen la oportunidad de dedicarle más esfuerzos a contrarrestar esas amenazas. En el plano internacional, atacar el acuerdo también podría ser contraproducente para las relaciones de EE.UU. con países como Rusia y China, que se han mantenido en su respaldo al acuerdo.