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La situación de los colombianos varados en el exterior es cada vez más complicada

A pesar de que en los últimos días han llegado nuevos vuelos humanitarios que traen colombianos en el exterior, todavía quedan cientos de ellos afuera. Testimonios desde Argentina y Australia afirman no solo que la situación humanitaria es terrible, sino que la atención consular no ha sido la mejor.

Nicolás Marín
27 de mayo de 2020 - 03:37 p. m.
Cerca de 200 colombianos se encuentran varados en un aeropuerto de Brasil.
Cerca de 200 colombianos se encuentran varados en un aeropuerto de Brasil.
Foto: Agencia AFP
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La situación de los colombianos varados en el exterior es cada vez más preocupante. Pasan los días de pandemia, el desespero crece y los recursos con los que cuentan en el exterior se acaban. En el aeropuerto internacional de Guarulhos, el mayor de Brasil, hay cerca de 200 personas esperando un vuelo humanitario, en Argentina y Australia hay grupos con cerca del mismo número reclamando ser escuchados y regresados al país. Por ahora, la gestión, según cientos de reclamos que llegan a diario, es lenta y no hay avances.

Hace unas semanas, la canciller colombiana, Claudia Blum, afirmaba a este diario: “En cuanto a los vuelos de repatriación, aunque estos son pagados por los viajeros a compañías comerciales y privadas, la programación nos exige una meticulosa coordinación con Migración Colombia, Mintransporte, Aeronáutica, autoridades sanitarias y de policía. Es un trabajo que incluye la organización de listados de pasajeros, los permisos excepcionales de carácter humanitario, los controles migratorios y sanitarios portuarios, y las verificaciones exhaustivas de las cuarentenas que deben cumplir en la ciudad de llegada”.

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Sin embargo, en Argentina la cuarentena empezó casi en simultáneo a Colombia y se está comenzando a perder la paciencia. En ese momento cerca de 300 colombianos se reunieron en grupos de Whatsapp y comenzaron a solicitar su regreso. Sin embargo, según contó a este diario Claudia Silva, una de las coordinadoras de los grupos, la comunicación con el gobierno fue vaga y esquiva desde el principio. “Estamos en una situación humanitaria muy compleja donde a nivel mental la gente está en una línea muy frágil y nos encontramos con unos funcionarios que no han tenido el interés de escuchar a las personas o por lo menos de tranquilizarlos”.

Diana Arrieta, por ejemplo, vive con su esposo en Argentina desde hace ocho años. Llegaron al país para hacer sus especializaciones (ella estudió medicina y él odontología) con el acuerdo de que una vez terminados los programas regresarían al país. El pasado febrero recibieron sus diplomas y, cuando ya habían comprado tiquetes, explotó la pandemia. “Tenemos dos hijos que nacieron acá, uno de seis, otro de cuatro meses. Yo he estado mandando mensajes a Cancillería, a consulado, una sola vez se comunicaron por la página oficial confirmando que mis datos estaban”.

En el primer vuelo que llegó de Buenos Aires no pudieron regresar. “Luego nos llamaron y nos dijeron que no podíamos subir al avión porque éramos residentes acá, a pesar de que somos un caso prioritario por nuestro hijos. No hemos recibido más información, ellos dicen que todo es a través de la página del consulado y que están hablando para ver si los que ya tenían tiquetes pueden hacer alguna especie de canje”, aseguró.

Una versión similar sobre los hechos tiene Carolina Tafur, una de las mujeres encargadas de coordinar a los colombianos varados en Australia. En charlas con este diario afirmó que en ese país hay colombianos con visas de turismo, otros con visas de estudiante vencidas y otros a los que próximamente se les vencerá y ya no tienen recursos para sostenerse.

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“Desde hace más de 50 días hemos estado intentando que el embajador nos de una visión clara de lo que está pasando. Todas las respuestas y lo comunicados, todo ha sido oficial, siempre cambian y siempre hay una excusa para no tramitar un vuelo directamente desde Australia”afirma.

“Tenemos gente con depresión, con ansiedad, la salud mental también es un tema complejo. Nosotros no hemos recibido ni una llamada del consulado. Entendemos que si es un vuelo humanitario nos toca pagar la ida y el regreso del avión solo, pero hubo aviones que llegaron desde colombia con australianos y se devolvieron solos cuando hubiera podido regresar con colombianos a bordo”, aseguró Tafur a El Espectador.

La queja general desde ambos lugares es una falta enorme de comunicación. Tanto Tafur como Silva asegura que todo sería más fácil si hubiera claridades para transmitir la información y calmar a la gente. “Lo importante y lo que nosotros queremos es que sean claros, porque el hecho de que estén manejando las cosas así nos deja como sensación que hay algo no tan transparente detrás de estos vuelos”, afirma Silva.

Sin embargo, según Silva, los tratos dentro del consulado colombiano en Argentina han sido deficientes para las necesidades de las personas: “La gente les pregunta por chat, por correo, muy angustiados porque tienen hambre y las respuestas son terribles. Hay una señora que ruega por ayuda y le responden que no suplique”.

Además, el congresista Juan David Vélez, representante por los colombianos en el exterior, afirmó hace una semana en su cuenta de Twitter: “Numerosas quejas por mala actitud y atención de la funcionaria del consulado en Buenos Aires, la señora María Clara Rubiano. Así como he solicitado respeto por parte de los ciudadanos, hago llamado a una buena atención y soluciones por parte de funcionarios de la Cancillería”.

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Casos como el de Yulieth Daniela Espitia, otra colombiana varada en Buenos Aires, refleja la difícil situación y el desespero que se puede llegar a sentir estando afuera. Llegó al país a estudiar medicina y la crisis la sorprendió en su cuarto año de carrera: “A principios de marzo mi hermano, que tiene 23 años, sufrió un accidente muy grave y no ha podido regresar. Él falleció a los tres días y no he podido regresar. Las clases ya se cancelaron, estoy completamente sola porque no tengo familiares acá en Buenos Aires”.

Además, agrega: “Tengo comprobantes psicológicos, demostrando que tenido depresión, que el tema de mi hermano me ha costado mucho, que necesito volver a estar con mi familia. Puse una tutela en Colombia y el fallo salió a mi favor y dijo que me tenían que dar respuesta para que yo pudiera viajar en un vuelo humanitario. No me han contactado y se ha vuelto muy difícil. Mi situación es muy difícil porque yo soy residente, a pesar de todo lo demás”.

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